Abstención y renovación: ¿sorpresiva?
Autor | Jorge Ramirez R. - Antonia Vinagre G. |
Cargo | Cientista Político de la Pontificia Universidad Católica de Chile - Cientista Político de la Universidad del Desarrollo. Ayudante de Investigación del Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo |
Páginas | 10-10 |
Serie Informe Sociedad y Política 157 10
omo sealamos con anterioridad a la eleccin,
los datos de opinin pblica hacan prever niveles
elevados de abstencin electoral. Por lo dems, la
eleccin se situ temporalmente en pleno perodo
de crisis de conanza, a lo que se agrega una tendencia
global que ratica un declive en los niveles de participacin
como patrn transnacional. Sin ir ms lejos, en pases
de caractersticas similares a Chile como Costa Rica y
Colombia (tanto por institucionalidad poltica, cultura
poltica y diseo institucional de votacin voluntaria) los
nmeros de participacin se acercan al experimentado en
el plano local. A pesar de lo anterior, el debate acerca de la
abstencin debe ser abordado desde dos planos.
Un primer nivel de anlisis debe apuntar a los fundamentos
de la abstencin, que curiosamente tiende a ser tratada
como si fuera un fenmeno uniforme, en circunstancias
que esconde mltiples dimensiones, de diversa raigambre.
Cuando hablamos de abstencin debemos distinguir si se
trata de abstencin por desafeccin hacia la democracia,
si se trata de abstencin por castigo hacia la gestin
particular de un sector poltico o gobierno, si se trata de
abstencin por falta de ofertas atractivas desde el punto
de vista programtico dentro del abanico de alternativas,
o si se trata de abstencin forzada por impedimentos
polticos/institucionales y tcnicos2 que inciden tambin en
la estructura de incentivos a la que el elector se enfrenta el
día de la elección.
La Experiencia Comparada
Pero un paso previo debe remitirnos a la pregunta respecto
de cmo se sita Chile en el marco internacional de
participacin de elecciones locales con voto voluntario. La
mirada internacional muestra un escenario variopinto. En
este sentido, hay pases con sistema de voto voluntario con
una tradicin de altos niveles de participacin como Suecia
y Dinamarca. Al respecto, los niveles de participacin en
cdichos pases se empinan por sobre el 65%, llegando incluso
a niveles en torno al 80%. Se trata de culturas escandinavas,
con niveles de cultura cvica muy elevados y donde el
tejido democrtico es lo sucientemente denso como para
sustentar procesos democrticos voluntarios con esos
niveles de participacin.
Luego, encontramos un segundo conjunto de pases como
Francia, Espaa, Portugal e Italia, con caractersticas
institucionales (sistema de partidos) y culturales ms
homologables a la situacin chilena. En este grupo de
pases la participacin oscila entre el 50% y el 65%.
Con un esquema de voto voluntario bien ejecutado e
implementado, es per fectamente posible alcanzar esos
niveles de participacin, que constituyen el estndar de las
democracias robustas centro europeas.
Interesante parece ser el caso de Costa Rica, un pas que
tradicionalmente ha sido considerado, junto con Uruguay
y Chile, como uno de los ms estables y desarrollados de
la regin, con una densa clase media, con bajos niveles de
corrupcin poltica y con solidez institucional, pero que en
las elecciones locales slo participa un 37% de la poblacin.
Es un buen ejemplo que el fenmeno de la desafeccin
experimenta un auge global y que no necesariamente slo
se hace presente en democracias frgiles. Un caso contrario
es Venezuela, donde los elevados niveles de participacin
electoral no son reflejo de una democracia robusta, sino
ms bien, lo contrario: la expresin de polarizacin y
tensin social acompaada de una severa crisis poltico-
institucional. Escenario que complejiza la relacin de vinculo
no causal entre niveles de participacin electoral y calidad de
la democracia. Adicionalmente, tambin parece importante
resaltar el hecho que la abstencin es un acto que devela
una dimensin de la democracia donde esquemas como el
de voto voluntario no permiten capturarlo.
Finalmente est el caso colombiano, con ciertas similitudes
al chileno y donde los niveles de participacin han ido
descendiendo gradualmente en todos los niveles, hasta
llegar al conocido 37% de votacin para el referndum por
el proceso de paz.
3. ABSTENCIN Y RENOVACIN:
¿SORPRESIVA?
Al respecto, una lnea de investigacin reciente vincula el efecto de las
tecnologas de la informacin en la capacidad de movilizacin electoral,
vase Gemenis, K and Rosema, M. (2014). Voting Advice Applications and
electoral turnout. En Electoral Studies, N° 36, pp. 281-289.
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