Mi anima en carrera de salvacion. Imagenes, imaginarios y representaciones en testamentos de mujeres. Chile Siglo XVII. - Núm. 39, Junio 2006 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56845767

Mi anima en carrera de salvacion. Imagenes, imaginarios y representaciones en testamentos de mujeres. Chile Siglo XVII.

AutorSalda
CargoTextos

Entre el alma y el cuerpo, entre la razón y el sentimiento, elegí seguir la emergencia de la razón de las mujeres, de identificar establecer el reconocimiento definitivo de su alma que piensa.[1]

Es con esta frase que Genevieve Fraisse explica su dedicación a la filosofía y a la historia de las mujeres, dos aspectos indisolubles en su trayecto de historiadora y filosofa.

Tratar de historizar las prácticas de las mujeres en la historia, es un largo camino que ha dado frutos incuestionables en los últimos veinte y cinco años, desde la primera aparición de la historia de las mujeres en occidente coordinada por M. Perrot y G. Duby o las las mujeres una historia propia, también en occidente firmada por Anderson y ZInsser.

Mi Ánima o Alma en carrera de salvación, era la frase que se introducía en los testamentos del siglo XVII después de la identificación de la testadora o el testador, como declaración de principio que aseguraba el cumplimiento del deber frente al bien morir para optar a la buena muerte.

No me referiré en esta ponencia a la historia del testamento como fuente documental para mejor entender las actitudes frente a la vida desde hace ya unas tres décadas por pioneros como Philippe Aries o Michel Vovelle en Europa central, ni al largo camino realizado desde entonces por investigadoras e investigadores tanto en Europa como en América, especialmente de habla hispana o portuguesa. Me interesa resaltar el camino más reciente de estos documentos notariales que han permitido rehistorizar a las mujeres en las sociedades colonizadas de América hispánica y especificamente en la formación de la sociedad colonial en Chile.

Desde la década de los noventa, en que Igor Goicovic y René Salinas proponen el estudio social y de mentalidades a través de testamentos para los siglo XVIII y XIX, así como mis propios trabajos en torno a la posibilidad de entender el mundo de las mujeres coloniales a través de sus testamentos relacionándolos con su entorno, a la manera de una micro historia propuesta por Carlo Ginzburg en el Queso y los gusanos, y las posteriores investigaciones Ilevadas a cabo con María Eugenia Horvitz en torno a la fundación de obras pías como capellanias en el Chile colonial, o de los testamentos de mujeres durante el siglo XVII con Lucía Invernizzi, XimenA Azua y Raissa Kordic, o de la publicación de testamentos de indios, hombres y mujeres, por Julio Retamal, se ha avanzado en la ampliación del conocimiento histórico y las prácticas de las mujeres en la época colonial y también se han introducido para los siglos XIX y XX, como las investigaciones que lleva a cabo Alejandra Brito para las mujeres de Concepción.

Como lo ha expresado Lucía Invernizzi es su artículo Imágenes de mujeres en los testamentos chilenos del siglo XVII la representación de la sociedad colonial chilena que se realiza en el espacio textual del corpus testamentario, las mujeres se muestran en diversidad de situaciones y tipos que rompen toda imagen estereotipada: ni fatalmente víctimas ni excepcionalmente heroínas, trabajando "por mil medios distintos para ser sujetos de la historia", ya sea dentro de los límites de lo que ella denomina el jardín cerrado en que las sitúa el sistema patriarcal o haciendo de él el reino de su dominio, recluidas en confinados espacios conventuales o domésticos o rompiendo esos cercados para proyectarse en ámbitos más amplios y abiertos que en algo se asemejan a los de la liberación o la libertad. [2]

Para poder trabajar las imágenes, la formación de imaginarios y las representaciones sociales a través de los testamentos parto de la presunción que a través del testamento se puede entender la escritura de una práctica, tomando prestado el término de un libro de Chartier donde plantea la pregunta de ¿cómo pensar las relaciones que mantienen las prácticas discursivas y las prácticas sociales? Como sabemos R. Chartier es una especialista de las prácticas de las culturas escritas en las sociedades de la primera modernidad en Europa, entre los siglos XVI y XVIII. Y siguiendo la propuesta de Michel Foucault sobre el orden del discurso que instaura divisiones y dominaciones, que según Chartier y Bordieu es el instrumento de la violencia simbólica y, por su fuerza, hace ser a lo que designa poniendo simultáneamente en acción los lugares de su ejercicio y las reglas que los contienen, cuestiones determinadas históricamente y socialmente diferenciadas. Es en este sentido que toman vida, lugar y realidad mujeres que hasta hace unos veinte años, la historiografía chilena sólo las representaba como secundarias en los relatos históricos. Este orden del discurso entendido desde estas perspectivas nos permite comprender los sistemas de representaciones y categorías intelectuales, las formas retóricas que, de maneras diversas y desiguales, determinan la potencia discursiva de cada comunidad. Los sistemas de representación a su vez nos permiten ver la distancia que existe entre los mecanismos que apuntan a controlar y someter y, por...

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