El debilitamiento de lo urbano en Santiago, Chile. - Vol. 42 Núm. 125, Enero - Enero 2016 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 632388505

El debilitamiento de lo urbano en Santiago, Chile.

AutorRodr
CargoEnsayo

Introducción

Santiago es el producto de políticas urbanas que han logrado construir un espacio urbano diferenciado (De Ramón, 1985; 1990; Hidalgo, 2007), en el cual se traducen y manifiestan distancias sociales entre grupos de mayores y menores ingresos (Schatan, 2005; Larragaña, 2001; Organisation for Economic Co-operation and Development [OECD], 2013) (2). Estas distancias son la expresión y producto de una subdivision territorial y administrativa del territorio de la ciudad en sectores uniformes, homogéneos, organizados en jerarquías (Bourdieu, 1999; Ducci, 2002; Ducci & Gonzalez, 2006; Hardy, 2009). Los procesos señalados se expresan en que en un municipio determinado, de todos los que componen Santiago (3), tan solo el 1,9% de sus habitantes esté bajo la línea de pobreza; tal es el caso, por ejemplo, del municipio de Vitacura, uno de los de mayores ingresos de Santiago y del país. Por el contrario, otro municipio puede tener más del 20% de sus habitantes bajo la línea de pobreza; es lo que ocurre en La Pintana, con un porcentaje de personas bajo la línea de la pobreza que se eleva por sobre el porcentaje total en el país, de acuerdo con cifras del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2005). Esta estratificación del espacio ha implicado a la vez producción de periferia (Morales & Rojas, 2009; Rodríguez & Icaza, 1993; Rodríguez & Rodríguez, 2009). Se trata de territorios sensibles, dislocados, que también son una manifestación de "la disgregación de la vida mental y social" (Lefebvre, 1983, p. 181), en los cuales se relega a una gran cantidad de personas y se les niega centralidad. El resultado ha sido el debilitamiento de lo urbano.

En este contexto, se plantea una pregunta por los ámbitos subjetivos en el debilitamiento de lo urbano en Santiago. Este cuestionamiento es importante, porque lo subjetivo hace referencia a un "complejo que abarca valores y creencias, disposiciones mentales y conocimientos prácticos, normas y pasiones, experiencias y expectativas" (Lechner, 2002, p. 43). Se debe recordar que Lechner insistió en desechar la diferencia entre objetivo y subjetivo. Según Heller (2004), esta escisión, que es el signo de nuestra época, se ha visto reforzada por distintas teorías positivistas y ha provocado "una objetivación de lo social a la vez que una dessubjetivación de la reflexión" (Lechner, 2002, p. 16), lo que debe ser revertido.

En la primera sección de este artículo se revisan algunos conceptos de la teoría del espacio lefebvriana; asimismo, se repasan los niveles de las dimensiones del espacio propuestas por Lefebvre, profundizando en la dimensión subjetiva. Para ahondar en esta, se recurre a un encuadre multidisciplinar, a partir de Heller (2004), Lechner (1986, 2002), Soja (1996) y Foucault (2006, 2007). Así, se examina cómo se ha destrozado lo urbano en Santiago y cómo se han incrementado las distancias sociales en la ciudad; con este fin, se cita un corpus de autores chilenos, quienes han estudiado tales procesos, el que también se cita en el siguiente capítulo.

En la segunda sección se enfatiza en la dimensión subjetiva de la destrucción de lo urbano. Se parte indicando el incremento de la trama urbana y la producción de espacio urbano inequitativo. Se indica que la participación en la producción de este espacio ha sido desigual: existen algunos grupos sobrerrepresentados, como el Estado, mientras que otros se encuentran subrepresentados, como las personas que habitan en la periferia. Se sugiere que también se debería revisar lo que ha sucedido con estos últimos sectores. A partir de la exposición de algunos de los resultados de una investigación realizada entre 2011 y 2013, se profundiza en las experiencias de pobladores de La Victoria, El Castillo y San Gregorio. Se habla de sus traslados por una ciudad desigual y de cómo se han visto expuestos a tratos denigrantes por portar marcas del demérito (Wacquant, 2012); asimismo, de las soluciones que han encontrado.

En la última sección, se concluye que el debilitamiento de lo urbano se relaciona con la jerarquización y diferenciación del espacio urbano, lo que se manifiesta en el espacio urbano (territorio y relaciones sociales). En ámbitos subjetivos, esta jerarquización también puede ser comprendida como una valoración positiva de la desigualdad, la cual puede violentar a las personas de menores ingresos. Estas, por ejemplo, para circular con cierta libertad por los municipios de mayores ingresos, deben generar normas que si bien pueden ser comprendidas como contraconductas, también implican una grave lesión a su derecho a disfrutar de la vida urbana.

Lo urbano y lo subjetivo

Para Lefebvre (1983, p. 122), lo urbano se define a partir de la noción de centralidad, la cual se comprende como un movimiento dialéctico de construcción/destrucción. La centralidad, señala el autor, hace referencia a la creación de la situación urbana, "en la cual las cosas diferentes influyen, unas en otras, y no existen distintivamente, sino según las diferencias" (p. 123, destacados en el original).

Esta afirmación permite profundizar en dos puntos: i) lo urbano es entendido como una "realidad social compuesta por relaciones a concebir, a construir o reconstruir" (Lefebvre, 1983, p. 67); y ii) que la tendencia de lo urbano es ser centro, centralidad, lo que no se refiere al punto cero de las ciudades (el centro), porque cualquier punto de la ciudad puede ser centralidad y cualquiera, periferia.

Lefebvre (1978) define lo urbano como el nivel de las relaciones: "La familia, el vecindario, los oficios y corporaciones, la división del trabajo entre los oficios" (p. 70). Para el mismo Lefebvre (1983, p. 125), lo urbano se puntualiza a partir de lógicas de forma (operaciones y disposiciones formales) y dialécticas de contenidos (diferencias y contradicciones) y está ligado a las matemáticas (lo calculable, cuantificable, valorable), la geometría (lo cuadrado, lo circular, etcétera), la recurrencia y la legibilidad. Se trata de una forma, no un sistema, una posibilidad y una tendencia, lo que involucra la idea de proceso, construcción. Lo urbano es la morfología social. Se refiere a la posibilidad de que se produzca la situación urbana.

La ciudad, por otra parte, es el sustrato objetivo que permite y articula lo urbano. Así, por ejemplo, siguiendo siempre a Lefebvre (1983, 2013), en la democracia urbana, lo urbano se presentaría como forma utópica, articulada en una ciudad incluyente, que se produce en torno a la justicia, a la posibilidad de producir espacio con valor de uso por sobre el valor de cambio; esta sería la ciudad donde se cumple el derecho a la producción del espacio, no la búsqueda del plusvalor, del lucro. Lo anterior, además, porque lo urbano está fundado sobre el valor de uso. Por el contrario, el debilitamiento de lo urbano produciría la ciudad desigual, que expulsa a las personas de menores ingresos de la centralidad y que está articulada en torno a la jerarquía de las diferencias, con primacía del valor de cambio.

En la ciudad se reúne, se centraliza gran cantidad de relaciones, estructuras y funciones (Lefebvre, 1983, p. 123). Esta es su característica, la concentración y la poli(multi)centralidad, y es lo que que necesita lo urbano. Pero también es lo que se opone a la segregación, la cual disgrega, separa personas y relaciones, elude las contradicciones y niega los conflictos.

Por segregación comprendemos, siguiendo a Lefebvre (1983), la imposición de una formación totalitaria que apunta a desgarrar lo urbano y su complejidad mediante la ruptura de relaciones y el cese de información (p. 139). Ahora bien, lo opuesto a segregación no es la unidad ni la armonía, sino el lugar de las expresiones, del deseo, "el lugar de enfrentamientos y confrontaciones, como unidad de las contradicciones" (p. 181). Es por esto que, en este artículo, se utilizarán términos como disgregación, separación, diferenciación y jerarquización, para hacer referencia a aquello que destruye lo urbano.

Las dimensiones del espacio lefebvrianas que permiten conocer el debilitamiento de lo urbano

A fin de conocer lo subjetivo en el debilitamiento de lo urbano en la periferia de Santiago de Chile, se escogió el eje sincrónico, de las dimensiones del espacio, que desarrolla Lefebvre (1983, 2013). En este eje se distinguen tres niveles: Global, Mixto y P. (4)

El primer nivel, G, el espacio de lo global, incluye los espacios de carácter público (como templos, edificios políticos y administrativos, entre otros). Este nivel acoge las relaciones más abstractas (mercados de capital y políticas de espacio), se proyecta en el espacio sin construir y se concreta en construcciones, estructura vial y tejido urbano. Es el nivel del Estado, del poder y de la ideología.

El segundo nivel es el M, el de los espacios mixtos, que hace referencia a los espacios intermedios (como arterias, áreas de transición, plazas). Es el espacio de la ciudad, el conjunto específicamente urbano (formas, funciones, estructuras). Las estructuras pueden ser de dos tipos: morfológicas (por ejemplo, calles, plazas, barrios, edificios) y sociológicas (por ejemplo, edades, sexos, dirigentes, dirigidos).

El tercer nivel, P, es el nivel del habitar. Para comprender la importancia de este nivel, recordemos que lo urbano es definido por Lefebvre (1983, p. 96) como la unidad de los tres niveles, pero con el nivel P en relación de predominio por sobre los otros dos (G y M). El nivel P no puede ser definido como microsocial en oposición a macrosocial. No se refiere al hábitat; tampoco es el lugar de la economía a menor escala o de los agentes, como la familia, los vecinos, y de las relaciones primarias. En el nivel P, Lefebvre incluye claramente lo subjetivo. El nivel P es el habitar, mediante lo cual las personas se reapropian y producen un espacio de intercambios, basado en el valor de uso.

El nivel P, el que hace referencia a la vida de las personas, a "su relación con lo posible y con lo...

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