Las definiciones de monopolio - Libre Competencia y Monopolio - Libros y Revistas - VLEX 275274331

Las definiciones de monopolio

AutorDomingo Valdés Prieto
Cargo del AutorProfesor de Derecho de la Libre Competencia del MBL, Universidad Adolfo Ibáñez
Páginas29-65
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2.1. HACIA UNA NUEVA LECTURA DE LA DEFINICIÓN
NOMINAL DE MONOPOLIO
Conviene antes de adentrarnos en las descripciones y definiciones que
la Economía y el Derecho han desarrollado del concepto de mono-
polio, intentar fijar una definición nominal de este término. Las de-
finiciones nominales no buscan capturar la esencia o la precisa
descripción del objeto definido, sino más bien analizar la semántica
o la capacidad de expresión del término empleado para convocar lo
definido. El plantear definiciones nominales no supone ni rechazar
otras formas de definición ni adherir a la escuela nominalista que, a
partir de la Edad Media, negó la existencia de los universales. La de-
finición nominal ha sido también llamada lexicológica por algunos au-
tores, que han visto en ella una forma de historia de la significación
de las palabras.
El estudio de una definición nominal de monopolio, que podría
parecer ocioso o conducente a logomaquias, se muestra de utilidad
cuando se aplica a voces que se encuentran roídas por multitud de
usos contradictorios, abusivos o serviles de retóricas de conveniencia.
Es éste, precisamente, el caso del término monopolio, cargado de si-
glos de repudio y proscripción, pero también asociado al aura de ha-
ber contribuido a relevantes desarrollos tecnológicos que presuponían
enormes unidades de producción y grandes cantidades de capital, todo
lo cual se ha amalgamado en una difícil polisemia, aparentemente re-
fractaria a toda sistematización.
A lo largo de este capítulo nos valdremos de los principales re-
cursos de la definición nominal, cuales son el estudio etimológico
del vocablo que nos ocupa y el análisis sinonímico de esa voz y cier-
tos afines.
2. L AS DEFINICIONES DE MONOPOLIO
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LIBRE COMPETENCIA Y MONOPOLIO
2.1.1. ETIMOLOGÍA DEL VOCABLO MONOPOLIO
El término monopolio arrancó del griego “monópolion”, el cual se
componía de las partículas “mónos” (uno) y “poleum” o “polein” (ven-
der); la sumatoria de tales partículas ha sido tradicionalmente leída
como “un solo vendedor”. La voz griega “monópolion” fue translite-
rada al latín como “monopolium” y ésta empleada por vez primera
–según tenemos conocimiento– por Tiberio, emperador romano, en
un discurso que presentó ante el Senado, cerca del año 30 d. de C.
El vocablo “monopolium” fue traducido al idioma castellano como
“monopolio”, perdurando hasta nuestros días bajo esa forma.1 Sin em-
bargo, cabe observar que dicha voz hispánica sufrió una alteración, dan-
do origen a un nuevo término de reducido empleo: el de “monipodio”.
Si bien monopolio y “monipodio” parecen haber sido originalmente
sinónimos, en algún punto de la historia semántica de este vocablo
–por lo menos a fines del siglo XVI–, “monipodio” devino en un con-
cepto diferente: un convenio entre personas que se asocian y confabu-
lan para fines mercantiles ilícitos. Así, bajo ciertos contextos de la
práctica mercantil, “monipodio” quedó recogido como una particular
modalidad de monopolio,2 que hoy denominaríamos colusión mono-
pólica y que, en el evento de exhibir substancia ante el Derecho Penal,
podría dar lugar a lo que modernamente llamamos conspiración.
2.1.2. ANÁLISIS SINONÍMICO DEL VOCABLO MONOPOLIO
El análisis sinonímico y de afines de la voz monopolio lo comenzare-
mos atendiendo al primer texto disponible en que se emplea este tér-
mino.
1 El primero en emplear la voz “monopolio” –y también “oligopolio”– en la len-
gua inglesa fue Santo Tomás Moro, en su famosa obra Utopía (1516), al afirmar: “La
venta de las lanas, aunque no está monopolizada, es decir, concentrada en manos de
uno solo, está por lo menos oligopolizada, acaparada por un pequeño grupo de per-
sonas...”, pp. 86-87, Editorial Apolo, Barcelona, España, 1937. Cabe recordar que Moro
fue un gran humanista y extraordinario conocedor del griego y del latín.
2 MERCADO, Tomás de, Suma de tratos y contratos (1571), p. 177, Editorial Nacional,
Madrid, 1975.
Asimismo, CARRANZA, Bartolomé, Tratado sobre la virtud de la justicia (1540), pp. 246
y 456, Ediciones Eunsa, Pamplona, 2003. Obsérvese que Carranza escribió su obra en
latín y no obstante ello prefirió emplear en el original el término “monipodio” antes
que el de “monopolium”. Lo anterior se debe a que probablemente Carranza era cons-
ciente de que “monopolium” y “monipodio” no eran sinónimos y que este último vo-
cablo en su acepción específica carecía de correlato en latín.
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LAS DEFINICIONES DE MONOPOLIO
El texto más antiguo que conocemos, donde se menciona y explica
el término monopolio, es el pasaje de La Política3 en el cual Aristóteles
relata el origen de la fortuna de Tales de Mileto. Cuenta el Estagirita
que se hallaba Tales agobiado de escuchar cómo sus coterráneos vitupe-
raban la pobreza en que él se encontraba sumido, achacándola a la in-
utilidad de la Filosofía; lo que le motivó a desarrollar un monopolio.
Consistió éste en que Tales de Mileto previendo, gracias a sus conoci-
mientos astronómicos –hoy diríamos climatológicos–, que al verano si-
guiente habría una abundante cosecha de olivos, procedió a alquilar para
sí todos los molinos de aceite existentes en Mileto y Quíos. Cuando lle-
gó el esperado verano, Tales subarrendó en un alto precio los molinos
antes alquilados, gracias a que se había producido un fuerte incremen-
to en la demanda por los mismos; dicho incremento en la demanda se
debía al interés por procesar la enorme cosecha de olivos obtenida en
Mileto y Quíos. Así, Tales de Mileto demostró a sus coterráneos su sabi-
duría y, junto a ello, la peculiar utilidad de explotar un monopolio.
Aunque La Política no lo diga explícitamente, es de asumir que la
explotación del monopolio de subarriendo de molinos de aceite que
efectuó Tales fue realizada por la vía de fijar un precio supracompeti-
tivo o monopólico por concepto de tal subarriendo.
El relato que nos brinda Aristóteles exhibe gran interés, puesto
que nos permite confrontar la etimología de la voz monopolio con el
uso que efectivamente asignó a este vocablo el pasaje que narra la in-
ventiva de Tales de Mileto. Mientras la etimología de monopolio, en
su lectura tradicional, alude a un solo vendedor, observamos que Ta-
les no actuó como tal, sino que este filósofo se limitó a alquilar o arren-
dar molinos en ciertas localidades con el ánimo de transformarse en
el único subarrendador de los mismos en dicho sector. Esta precisión
de orden jurídico podría indicar que o bien Aristóteles empleó im-
propiamente el vocablo monopolio desde la perspectiva de su etimo-
logía, o bien que ésta no ha sido captada en su apropiada extensión
bajo la interpretación tradicional. Nos inclinamos por la segunda al-
ternativa, según pasamos a exponer.
2.1.3. UNA NUEVA LECTURA DE LA DEFINICIÓN
NOMINAL DE MONOPOLIO
Nadie podría dudar de que la etimología explicada arranca del térmi-
no griego antes transcrito y que las partículas que lo componen son
3 ARISTÓTELES, La Política, Libro I, 1258 b, p. 77, Editorial Gredos, Madrid, 2ª re-
impresión, 1999.

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