Desarrollo historico del contrato de promesa - Desarrollo historico del contrato de promesa - De la promesa de venta - De la Compraventa y de la Promesa de Venta. Tomo II. Volumen 2 - Libros y Revistas - VLEX 328026895

Desarrollo historico del contrato de promesa

AutorArturo Alessandri Rodríguez
Páginas829-834
829
1º DESARROLLO HISTORICO DEL CONTRATO DE PROMESA
2061. Los romanos no conocieron el contrato de promesa, pero esto no
quita que en Roma no hubiera ciertos contratos tales como los pactos y la
estipulación que fueron, por decirlo así, el antecedente histórico de la
promesa, tal como la concibe la ciencia jurídica moderna. Cuando las ne-
cesidades del mundo antiguo aumentaron y el comercio adquirió un in-
tenso desarrollo, se notaron los inconvenientes que ofrecían en la práctica
los contratos strictis juris, los contratos del derecho civil, a causa del formu-
lismo riguroso a que estaba sujeta su celebración. Estos contratos eran los
únicos que producían acción para exigir su cumplimiento. Pero si en ellos
se omitían las formalidades legales, el contrato dejaba a las partes en situa-
ción de no poder exigir aquél por la vía judicial. De ahí que diga Cuq, con
tanta razón, que la libertad de los contratos no estaba asegurada en Roma
sino de un modo indirecto.
El comercio y los negocios, como se ha dicho, encontraban estrecho el
marco de fierro puesto por la ley a las convenciones, porque cada día
nacían relaciones de índole diversa, cuyo cumplimiento quedaba a la bue-
na fe de las partes, ya que carecían de acción para obligar a la otra al
cumplimiento de lo pactado. Estas estipulaciones no sancionadas por la
ley y que sólo producían una obligación natural fueron los pactos, que
vinieron a colocarse al frente de los contratos strictis juris y a suplir necesi-
dades que éstos no llenaban.
Pronto la jurisprudencia y, en especial, los pretores comprendieron
que era contrario al interés general negar acción a los pactos y como pri-
mera providencia atribuyeron acción civil a aquellos que las partes agrega-
ban como accesorios de los contratos de buena fe. Tales pactos, dice Maynz,
podían ser considerados como partes del mismo contrato, puesto que cons-
tituían una condición del consentimiento recíproco. Desde este punto de
vista no era necesario crear una acción especial para perseguir su ejecu-
ción, ya que la misma acción del contrato podía servir para este objeto.1
CAPITULO DUODECIMO
DE LA PROMESA DE VENTA
1 Tomo II, pág. 370.

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