Desigualdad, desarrollo humano y la consolidaci - Vol. 38 Núm. 115, Septiembre 2012 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 411861346

Desigualdad, desarrollo humano y la consolidaci

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RESUMEN | En este artículo se explora la asociación espacial entre el desarrollo humano, la consolidación urbana y la desigualdad en la distribución del ingreso en México. Dicha asociación se mide tanto de manera no paramétrica ([lambda]) como mediante un modelo de regresión geográficamente ponderada. Los resultados comprueban una mayor correlación entre la urbanización y la generación de condiciones de menor desigualdad que entre esta última y el desarrollo humano. Asimismo, muestran una influencia significativa del factor espacial (la distribución regional de la urbanización y el desarrollo humano) sobre los niveles de desigualdad municipal.

PALABRAS CLAVE | Desigualdad social, pobreza, urbanización

ABSTRACT | The article explores the spatial association between the Human Development Index, the Gini coefficient and the level of urbanization in Mexico. We determine the association between the three indexes with a non-parametric measure ([lambda]) as well as with a geographically weighted regression model. We find a negative association between urbanization and inequality, but mostly, our analysis suggests a strong importance of space (the regional distribution of the urban condition) in the local measures of inequality.

KEY WORDS | Social inequality, poverty, urbanization

Introducción

El objetivo de este artículo es analizar la relación entre los patrones espaciales de la distribución de la desigualdad, el desarrollo humano y la urbanización en México, bajo el supuesto de que este último factor es el que más incide en la distribución de satisfactores clave para el consumo, el empleo y el ingreso, así como en la capacidad para acceder a ellos. En particular, se busca conocer hasta qué punto existe una asociación significativa entre los patrones de distribución de la desigualdad en el ingreso y las características del espacio geográfico. Para ello se compara el comportamiento espacial de tres indicadores asociados con el desarrollo social: el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el índice de Gini con base en el ingreso, y el Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR).

El Índice de Desarrollo Humano mide el logro promedio de un colectivo en tres dimensiones básicas del desarrollo social: la salud (esperanza de vida al nacer), la educación, y el ingreso como indicador de la privación de un estándar de vida aceptable (producto interno bruto per cápita) (United Nations Development Programme [UNDP] 2007, p. 355). Para la medición de la desigualdad se emplea un coeficiente de Gini territorial que mide la disparidad en el ingreso medio per cápita para cada territorio (Economic Commission for Latin America and the Caribbean [ECLAC], 2010, p. 126). Finalmente, para medir el grado de urbanización, utilizamos el Índice de Consolidación Urbano-Regional (ICUR) propuesto por Delgado, Larralde y Ansaldo (1999) y revisado por Galindo (2007) y Delgado, Galindo y Ricárdez (2008).

A partir de la descripción de la distribución nacional de esos índices, medimos la autocorrelación espacial entre ellos mediante la I de Moran (Moran, 1950) e identificamos la formación de conglomerados espaciales de cada uno mediante la I de Moran local (Anselin, 1995). Esos conglomerados se comparan mediante tablas de contingencia. Por último, corremos dos análisis de regresión para identificar la influencia del espacio geográfico sobre la desigualdad en la distribución del ingreso. Los parámetros de un primer modelo lineal, cuyos residuos muestran autocorrelación espacial, se comparan con un segundo modelo de regresión geográficamente ponderada. Esta comparación permite identificar la influencia parcial del espacio regional y el grado de consolidación urbana en la desigual distribución del ingreso.

El resultado muestra que, como indicador global de consolidación urbana, el ICUR explica dos veces más la variación en la distribución del ingreso que el IDH como indicador general de desarrollo humano. Ello demuestra una asociación positiva entre la urbanización y la generación de condiciones de menor desigualdad. El hecho de que el modelo econométrico-espacial sea más robusto que el modelo de regresión simple sugiere una importancia significativa de la espacialidad en la distribución de la desigualdad y la necesidad de caracterizarla no solo a partir del comportamiento de los hogares e individuos en una determinada unidad territorial, sino a partir de las asociaciones espaciales entre esas unidades con relación a su contexto regional.

El artículo está dividido en cinco secciones. En la primera se identifica y discute la literatura relevante para comprender el problema en estudio. En la segunda se presenta la distribución geográfica de los diferentes índices y se muestran características socioeconómicas, agregadas para el país y para grupos de municipios, con diferentes niveles de pobreza y desigualdad. La tercera sección explica, en detalle, la metodología empleada. La cuarta muestra los resultados de los diversos análisis y da paso a una quinta sección de conclusiones.

Revisión de la literatura

Las discusiones sobre desigualdad y territorio en México se han centrado, casi exclusivamente, en mostrar la distribución espacial de las características de los hogares y de ciertas condiciones clave para el desarrollo humano.

En las propuestas más conocidas se relacionan el ingreso, educación, condiciones de la vivienda y tipo de ocupación, por medio de índices como el de marginación (Consejo Nacional de Población [Conapo], 2006) o el de rezago social (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [Coneval], 2007). Por su parte, Székely, López-Calva, Meléndez, Rascón y Rodríguez-Chamussy (2007), al analizar la relación entre pobreza y desigualdad con su distribución territorial, correlacionaron indicadores de pobreza (la línea de ingreso que marca el nivel de pobreza alimentaria) y desigualdad en el ingreso (Índice de Theil). En términos espaciales, los autores enfatizaron el peso de la desigualdad (al interior de las unidades territoriales, de estados y municipios) sobre la determinación de la desigualdad nacional (por encima de las diferencias entre unidades territoriales). A partir de ahí, discutieron la importancia de reducir las desigualdades de ingreso a nivel local como una estrategia de intervención en políticas públicas, sin abordar la dimensión regional del problema.

En general, las mediciones multidimensionales de la pobreza (1) en México han combinado la medición de desigualdad y pobreza de forma complementaria, pero no han incluido explícitamente el componente espacial, excepto en términos de la condición administrativa urbana o rural de los estados y municipios.

La interrogante que surge es: ¿cuáles son los factores que determinan la dinámica espacial de la desigualdad, más allá de la distribución municipal y regional de los indicadores? Para responderla es necesario espacializar la explicación del porqué se generan dichas desigualdades. Si bien la desigualdad ha sido estudiada y discutida ampliamente desde puntos de vista tanto económicos como sociológicos (Atkinson, 1970; Sen, 1992; Kanbur, 2005), la discusión teórico-metodológica de la espacialidad y la distribución de la desigualdad en unidades espaciales ha sido menos explorada. (2) Más limitado aún ha sido el estudio del papel del espacio en las condiciones que generan los procesos de desigualdad. (3)

En los años noventa se publicaron numerosos trabajos en economía abocados a estudiar los procesos de convergencia regional, (4) que mostrarían las condiciones necesarias para que un conjunto de unidades territoriales tuviera un comportamiento similar en dimensiones específicas, por ejemplo, en cuanto al ingreso (Quah, 1996; Sala-i-Martin, 1996; Rey & Montouri, 1999). Sin embargo, era evidente la necesidad de considerar también dimensiones como la polarización, concentración y estratificación social, o los problemas de agregación de datos, para interpretar y validar mejor las múltiples inferencias respecto de las desigualdades regionales (Alasia, 2002; Rey & Janikas, 2005; Sastré-Gutiérrez & Rey, 2008).

En ese sentido, la mayoría de los métodos de medición se ha centrado en la desigualdad entre individuos, y entre y al interior de grupos o clases (Cortés, 2002). Sin embargo, aún no se han resuelto las distintas interrogantes sobre la causalidad de las diferencias entre unidades espaciales o entre individuos distribuidos en un mismo espacio. En particular, una de las preguntas más importantes es saber si la variación del ingreso se explica mayormente por la distribución espacial de sus miembros en distintas unidades territoriales o si responde a la desigualdad individual o entre grupos sociales (casta, etnia, clase). Siendo así, su distribución espacial sería una expresión secundaria, pero no una explicación significativa. En términos de política social, la respuesta que demos a ello es fundamental para reducir la desigualdad y la pobreza, al decidir hacia dónde y a quiénes dirigir mayores recursos para el desarrollo social (Seth, 2009, p. 2).

Al debatir sobre el peso de la dimensión espacial como factor explicativo de la desigualdad, Kanbur y Venables (2005) han argumentado que la "mayor parte de las variaciones entre individuos se da dentro de las unidades espaciales, no entre individuos de distintas unidades espaciales, aun para desagregados muy finos" (p. 9). Según sus estimaciones, "el determinante clave del bienestar de los hogares en una región, por encima y ante las características específicas de los hogares, es la cantidad y calidad de la infraestructura de una región" (Kanbur & Venables, 2005, p. 9; véase también Escobal & Torero, 2005, p. 106).

A partir de esta premisa, es necesario explorar cuáles son los factores espaciales que generan la desigualdad, en el entendido de que esta no se deriva exclusivamente de las condiciones socioeconómicas individuales o de los hogares. Es decir, la descripción de la desigualdad de su distribución, a distintas...

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