Estrategias territoriales recientes en Venezuela: ?reordenacion viable de los sistemas territoriales o ensayos de laboratorio? - Vol. 35 Núm. 104, Abril 2009 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 60443035

Estrategias territoriales recientes en Venezuela: ?reordenacion viable de los sistemas territoriales o ensayos de laboratorio?

AutorRojas L

RESUMEN El modelo territorial conformado históricamente en Venezuela, ha sido criticado desde la década de los años sesenta del siglo pasado por las diferentes administraciones nacionales, debido a que se le atribuye la principal responsabilidad por las desigualdades sociales.

Basado en esas críticas, el actual gobierno venezolano ha retomado antiguos proyectos y formulado nuevas propuestas territoriales, orientadas a redistribuir la población y las actividades económicas en el espacio nacional. Dada su escasa fundamentación conceptual y metodológica, sesgo político y poco realismo económico, resulta válido preguntarse si son propuestas viables o ensayos de laboratorio. Más que respuestas, este trabajo constituye una reflexión respecto a la validez de esas propuestas, pues pretenden controles territoriales centralizados a pesar del estatuto federal y descentralizado del Estado consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

PALABRAS CLAVE: ordenación territorial, equilibrio territorial, geometría del poder

ABSTRACT The historical formation of Venezuela's land use model has been criticized by different national government administrations since the 1960s, given that this model is held responsible for generating social inequalities. In response to these criticisms, the current Venezuelan government has taken up old projects and formulated new land use proposals in order to redistribute the population as well as economic activity within the national space. Given their limited methodological and conceptual foundations, political bias and lack of economic realism, it is appropriate to ask whether the proposals are viable or simply laboratory trials. The paper provides a reflection on the validity of these proposals, since they constitute centralized land use controls in spite of the federal and decentralized statutes founded in the Constitution of the Bolivarian Republic of Venezuela.

KEYWORDS: land use planning, territorial equilibrium, power geometry

Introducción

La diversidad y diferenciación del espacio ha sido un tema central del pensamiento geográfico, desde las antiguas tradiciones corográficas hasta los recientes pensamientos críticos y humanistas (Ortega, 2000). En consecuencia, la geodiversidad acepta varias lecturas, algunas veces encadenadas, las cuales pueden clasificarse en cinco categorías: heterogeneidad natural, diversidad geocultural, sistemismo estructural, regionalización geográfica y nueva territorialidad. Lugares, regiones, paisajes, complejos territoriales, sistemas espaciales y zonas geográficas, a diferentes escalas espacio-temporales, forman parte del glosario de la disciplina (James, 1972).

En términos de políticas públicas territoriales, la mayor atención se le ha dedicado al problema del desarrollo desigual de las regiones y a la necesidad de reducir dichas desigualdades, con el propósito de mejorar el grado de equidad socioeconómica de los países. Especialmente la economía se ha preocupado por descifrar por qué el desarrollo económico se manifiesta espacialmente de manera desigual. Disponibilidad y movilidad de los factores de producción, dotación de recursos naturales y demanda externa, economías de localización y aglomeración, son los factores que prevalecen en la mayoría de las explicaciones, las cuales, en todo caso, sostienen implícita o explícitamente que en el largo plazo las mismas fuerzas económicas y las regulaciones directas del Estado propenderían a disminuir las diferencias regionales. Es decir, el desarrollo regional podría equilibrarse mediante una corrección de los mecanismos de mercado, que optimice la movilidad territorial del capital y el trabajo, o a través de una participación directa del Estado, que evite la profundización de las brechas regionales (Lloyd y Dicken, 1972; Rózga, 1994). En líneas generales, los equilibrios espaciales de la población y la economía son aceptados como condiciones deseables de los procesos de desarrollo, aunque son menos consistentes fuera del ámbito teórico, dada la conformación y perdurabilidad histórica de la heterogeneidad territorial.

Recientemente, el Estado venezolano ha promovido dos estrategias centrales orientadas a revertir las desigualdades sociales atribuidas al actual modelo territorial. En efecto, a partir de 1999, se hacen intentos por actualizar los diseños de ejes territoriales y zonas de desarrollo y, al mismo tiempo, establecer nuevas formas de redistribución espacial del poder, los cuales han generado intensos debates académicos y políticos. ¿Son propuestas viables o son ensayos de laboratorio animados por la extraordinaria renta petrolera y la actual visión centralizadora del Estado? Para dar respuesta a esta interrogante, se revisa brevemente la base geohistórica de la estructura que se pretende cambiar y los lineamientos generales de las estrategias territoriales del Estado. Finalmente, se presentan algunas reflexiones sobre los procesos de concentración y descentralización que intentan demostrar la inviabilidad de esas propuestas. La imposibilidad de disponer de evidencias empíricas, dada la inexistencia o inaccesibilidad de información sobre los efectos socioterritoriales de la intervención del Estado, determina que las respuestas buscadas queden más en el orden argumental que en el demostrativo.

El nuevo papel de los territorios

Las fuerzas contemporáneas de la globalización, la urbanización y la modernización, subrayan nuevas aproximaciones a las dinámicas territoriales, de notable interés para las políticas públicas y la sociedad civil. Una idea central es que las acciones de los actores globales y locales se entrelazan de múltiples formas en los territorios subnacionales para producir resultados específicos, de modo tal que la heterogeneidad territorial sería el producto de una compleja articulación entre diferentes sistemas de producción que actúan a diferentes escalas (Cuervo, 2000). En palabras de Santos, la multiplicidad de tiempos espaciales y las rugosidades del espacio geográfico hacen que las diferenciaciones territoriales siempre estén presentes como subespacios, de estructuras y comportamientos particulares, insertos en una organización más general. De acuerdo con el geógrafo brasileño, el orden global busca imponer en los lugares su racionalidad organizacional, mientras que los lugares responden según su propia racionalidad, que es, por el contrario, orgánica (Santos, 2000).

Las tendencias globalizadoras y descentralizadoras han dado paso, pues, a una redefinición de las funciones territoriales y a nuevos enfoques del desarrollo que intentan amortiguar los impactos globales y asegurar la emergencia de las capacidades endógenas, con distintos grados de certidumbre. El desarrollo local, por ejemplo, supone una estrategia de carácter pluridimensional dinamizadora de los principales actores socioeconómicos, políticos e institucionales, alrededor de un proyecto endógeno y descentralizado (Camargo, 2006) que, sin embargo, no disipa las dudas acerca de las posibilidades de crecimiento endógeno en los territorios más pobres, dadas las adversas condiciones acumuladas que poseen para la reproducción de la inversión productiva (De Mattos, 1999).

Si bien los modelos de crecimiento endógeno reconocen la competencia imperfecta y las economías externas, que a la final podrían favorecer a las regiones más aventajadas, implícitamente el objetivo continúa siendo propiciar condiciones de crecimiento que lleven a la convergencia regional. En este sentido, se ha señalado que el territorio puede alcanzar un nuevo protagonismo, si se entiende como un conjunto de actores capaces de construir la plataforma necesaria para desencadenar procesos de crecimiento y acumulación. Por tanto, todo territorio estaría dotado de potenciales variables, cuya especificidad puede jugar un rol significativo en las políticas regionales, en la medida en que se aleje de una visión localista del desarrollo (Boisier, 2004; Dematteis y Governa, 2005).

En términos más espaciales que territoriales, los postulados de la nueva geografía económica, o mejor de la economía geográfica, son recogidos por el Banco Mundial (2008) en una especie de "Triple D": densidad, distancia y división, que, técnicamente, sintetizan la vía de promover el acceso de las regiones a las aglomeraciones de mercado. Expresa la necesidad de generar una adecuada concentración demográfica y económica, promover la convergencia de los niveles de vida, reducir los efectos de la distancia en la movilidad del capital y la mano de obra, y aumentar la permeabilidad de las divisiones fronterizas internacionales: "la prosperidad no llega a todos los lugares a la vez, pero ningún lugar debe quedar condenado a la pobreza. Con políticas acertadas, la concentración de la actividad económica y la convergencia de los niveles de vida pueden producirse a la vez. El desafío que se presenta a los gobiernos es permitir --e incluso alentar- un crecimiento económico 'desequilibrado' y, al mismo tiempo, garantizar un desarrollo incluyente" (p. 20).

Abrir las puertas a las corrientes de la aglomeración, a la movilidad de la fuerza de trabajo y al comercio externo, sería, entonces, la mejor garantía del crecimiento económico por concentración, y de la equidad social por convergencia. En América Latina quizás sean pocos los que estén de acuerdo con liberar súbitamente los mercados de tierra, trabajo y productos de consumo masivo, pero es un tema abierto al debate de las políticas de desarrollo territorial.

Las nuevas teorías espaciales, sin embargo, parecen dejar de lado un viejo problema: las condiciones en las cuales operaron los factores de la concentración originaria, puesto que las fuerzas económicas actuales no actúan en vacíos geohistóricos. Esas condiciones intervienen tanto en la génesis, como en el desarrollo de la estructura regional de los países. O, lo que es lo mismo, actúan facilitando o retardando las fuerzas concentradoras de la población y la...

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