Los sectores populares dentro de los discursos presidenciales de Salvador Allende. - Núm. 44, Marzo 2008 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429597

Los sectores populares dentro de los discursos presidenciales de Salvador Allende.

AutorQuinteros Mancilla, Rodrigo

Introducción.

Hoy en día, cuando el desencanto frente a los metarelatos de liberación cunde dentro y fuera de la Academia distribuyéndose la valides de los discurso a partir de un nuevo sentido etnocéntrico propio de un discurso apolítico, corremos el riesgo de que los ideales de vida queden restringidos a un individualismo centrado en satisfacer y satisfacerse en y desde el mercado. Siendo común dentro de esta operación de aparente democracia del consumo no ver hombres sino que clientes que compiten, pero cuidado sin considerar la lucha de clases debido a que el pensamiento político contemporáneo la considera como superada, desviando con un fuerte imán hacia una "cultura del supermercado", en que todo se ofrece, pero no se da nada si no se cuenta con el capital suficiente, reproduciéndose así una sociedad de carácter piramidal. Este es nuestro Chile actual.

Producto de lo anterior, no se conoce ni aquello que piensan o esperan "los otros" de la sociedad y menos se asumen compromisos reales más allá de la autocomplaciente caridad y de un tipo de inclusión que más que nada está planteada desde la subalternización encubierta del discurso del otro. Esto se debe a que no se apunta hacia a una praxis de transformación psicosocial del entorno, convirtiéndose en parte activa de las variadas exclusiones en que la acción de una ciudadanía maleable deja de lado la importancia de un actitud por la lucha social (posible de encontrar en la obra y acción de Antonio Gramsci).

Dichas dificultades no salen de la nada, siendo en muchas ocasiones la escuela, debido a su dispar calidad, una reproductora eficaz de las inequidades existentes, reafirmadas por historias de vida familiar que enfatizan lo "peligroso" que significaría buscar la solución de problemáticas estructurales de la sociedad, instalando la idea de que quien reclama mucho, molesta al poder y este generalmente responde violentamente, excluye, pero principalmente censura a través de lo que Althusser denomina como los aparatos ideológicos del Estado, en que se incluye la Iglesia, que para el caso nacional es la jerarquía católica, como organización conservadora de la relaciones históricas de poder.

Por tanto, detenerse y reflexionar sobre la Unidad Popular (UP), se hace más necesario que nunca, en especial cuando el Golpe militar puso fin al período democrático- liberal presente en Chile entre 1920 a 1973 [1] que se caracterizó generalmente por un Estado que se hacia responsable de la construcción de un modelo de desarrollo económico-social en que era fundamental la centralización y la planificación de las políticas públicas, dando cabida a proyectos, como el de sustitución de importaciones o a lemas de fuerte contenidos de apariencia benéfica como gobernar es educar.

Sin embargo, la vieja frase de que los revolucionarios de ayer son los conservadores de hoy parece replicar con fuerza debido a que antiguos defensores del poder popular hoy son defensores del libre mercado y de sus beneficios individualistas.

Además la Unidad Popular, interrumpida violentamente por un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, hasta nuestros días destaca y es parte de la memoria de un número importante de chilenos por su capacidad de pensar otra sociedad, pero corre el constante riesgo de convertirse en una postal o un monumento más cercano a un tipo de naturaleza muerta que en un ejemplo significativo que pueda orientar la necesaria praxis para transformar el entorno de las estructuras de dominación que en su mayoría no han sido removidas, sino que al contrario se han profundizado.

El objetivo central de este trabajo es mostrar la manera en que Salvador Allende incluye dentro de su lugar de enunciación y, por consiguiente, en sus discursos las necesidades y sueños (entendiendo esto como utopías posible o mitos movilizadores en el sentido Mariáteguiano) de los Sectores Populares, a quienes se piensan y se requieren activamente a partir del reconocimiento de éstos como los principales actores del proceso revolucionario chileno.

Problemas históricos relacionados con los Sectores Populares abordados en los discursos presidenciales de Salvador Allende.

"Heredamos una sociedad lacerada por las desigualdades sociales. Una sociedad dividida en clases antagónicas de explotadores y explotados. Una sociedad en que la violencia está incorporada a las instituciones mismas, y que condena a los hombres a la codicia insaciable, a las más inhumanas formas de crueldad e indiferencia frente al sufrimiento ajeno". [2]

El reconocimiento histórico del Presidente Salvador Allende en relación a los Sectores Populares y, por consiguiente, su ordenamiento axiológico en la memoria como proceso al cual se apela para establecer la legitimidad de la lucha de clases desde el Estado, posee directa relación con la forma en que se posesionan los variados desafíos asumidos en torno a las constantes tensiones acumuladas por siglos de desigualdad, que dentro de la continuidad histórica alimentada por procesos dinámicos entiende la construcción de una nueva sociedad en aquellos aspectos que son materializados como problemas a enfrentar y solucionar a partir del ascenso al poder por parte de la UP.

Asimismo el Presidente Allende asume que: "... Nuestra herencia es una sociedad frustrada en sus aspiraciones más hondas de desarrollo autónomo. Una sociedad dividida, en que se niega a la mayoría de las familias los derechos fundamentales al trabajo, a la educación, a la salud, a la recreación, y hasta a la misma esperanza de un futuro mejor". [3]

De esta forma, temas como: la desigualdad social, la intolerancia frente a los pueblos originarios y hasta los variados hitos que mostrarían la forma en que el capitalismo podía ser vencido por el socialismo son tópicos que fortalecen un discurso en que se busca apelar al compromiso y obligatoriedad del pueblo chileno, quien es instalado en el lugar del sufrimiento histórico, por asumir una lucha de liberación en el presente y el futuro, capaz de generar la reacción frente a la explotación capitalista y dependiente que habría forjado producto de sus contradicciones: "... una sociedad crudamente desigualitaria, estratificada en clases antagónicas, deformada por la injusticia social y degradada por el deterioro de las bases mismas de la solidaridad humana [4] ... El capitalismo, como sistema económico y social, en su impotencia de atender las necesidades más vitales y de abrir horizontes más optimistas, autogenera las condiciones para que los estallidos violentos aparezcan como medios de solución de los problemas". [5]

Por su parte, los pueblos originarios, son apreciados por Salvador Allende como uno de los principales artífices de los antecedentes de la lucha revolucionaria en el continente, por haberse levantado críticamente frente a la dominación hispana. Pero su ejemplo, se mantendría hasta el presente debido a su importancia como pueblos que aún luchan por su libertad. Elemento que habría forjado una identidad latinoamericana a partir de la oposición frente a un invasor externo, en que sus líderes son vistos como sujetos heroicos, capaces de guiar a través del ejemplo y su entrega a la población que debían defender, incluyéndose al campesinado. Entre estos héroes Salvador Allende destaca a Lautaro, Caupolicán, Cuachtemoc y Tupac Amaru, quien en el siglo XVIII habría señalado a los indios levantados con él: "El patrón no comerá más de tú hambre".

Por su parte, para Allende la Independencia es presentada como el punto de partida del proceso para pensar Latinoamérica a partir de un nacionalismo continental. Labor que habría sido enfrentada por hombres y mujeres de distintas latitudes en que: "Los próceres señeros de este continente, como Bolivar, San Martín, Sucre, Morelos y OHiggins, el Padre de mi Patria, impulsaron la lucha de nuestros pueblos contra los grupos oligárquicos, que se aliaron a las fuerzas foráneas y a los capitales extranjeros".[6] Tema interesante para poder ser debatido con mayor profundidad en un siguiente trabajo.

Así, el Presidente Allende incentiva la idea de unir a los pueblos latinoamericanos por medio de la historia y no separarlos como generalmente se hace, remplazando los conflictos históricos existentes entre los variados Estado nación, por ideales que ya habían seguido, dentro de su discurso, los próceres americanos. Punto de partida para facilitar una verdadera libertad de los sujetos que permitiera vencer incluso las barreras ideológicas posibilitándose el surgimiento de: "... una sola y gran voz continental". [7] Aspecto que, según su opinión, había sido evitado por la constante acción de los grupos poseedores...

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