Sistema global del arte: museos de arte contemporaneo, bienales y ferias como mecanismos de posicionamiento urbano en los circuitos globales de intercambio. - Vol. 35 Núm. 106, Diciembre 2009 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 74593761

Sistema global del arte: museos de arte contemporaneo, bienales y ferias como mecanismos de posicionamiento urbano en los circuitos globales de intercambio.

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Resumen

El presente ensayo tiene por objetivo indagar y analizar las estrategias de marketing urbano asociadas al sistema de promoción, difusión y comercialización de la producción artística contemporánea a nivel global, a través de tres de sus más reconocidas instituciones: Museos de Arte Contemporáneo, Bienales de Arre y Ferias de Arte. Mediante la presentación de algunos casos se busca explicitar los mecanismos de promoción de la competitividad urbana y de reforzamiento de la identidad localizada (city marketing, branding) a la luz de los conceptos de ciudad global y de circuitos globales, así como sus implicancias sobre la gestión del desarrollo de las áreas metropolitanas bajo el paradigma de la Planificación Urbana Estratégica (PUE) y la gobernanza (governance).

Se describirán los mecanismos de instalación y validación de estas instituciones, ya sean éstas impulsadas desde corporaciones público-privadas localizadas en ciudades específicas (tales como las Bienales de Venecia y Sao Paulo, Documenta en Kassel, la feria de ArtBasel, ParisPhoto o ArteBa) o iniciativas privadas (tales como Saatchi en Londres) que funcionan como galeristas, publicistas y mecenas de nuevos artistas y tendencias, que alimentan la proliferación de circuitos artísticos en red, los cuales son asumidos por los gobiernos locales, metropolitanos o nacionales como nuevo eje de acción económica y política.

Una bienal no puede salvar una ciudad. Más bien, acompaña y refuerza simbólicamente un momento ascendente (...) El punto es que pensar una bienal es pensar un proyecto de desarrollo allí donde hay posibilidades de conducir la aceleración informativa y las transferencias del arre contemporáneo. (Justo Pastor Mellado: 2009)

La investigación se sostiene en la hipótesis de que las dinámicas de funcionamiento del sistema de difusión y comercialización de la producción artística contemporánea actúan trans-nacionalmente buscando posiciones privilegiadas en las jerarquías globales en términos económicos, políticos y culturales, al mismo tiempo que las autoridades metropolitanas buscan mejorar su posición relativa en los circuitos de intercambio internacionales, utilizando estos dispositivos tanto como fórmula de dinamización de la producción de las escenas locales, como de entrada a nuevos mercados potencialmente rentables.

  1. Procesos económicos globales

    Desde la segunda mitad del siglo XX, coincidente con el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la sociedad occidental han venido gestándose cambios radicales en la organización del sistema económico y los términos de intercambio globales. La instauración del nuevo régimen de modernización capitalista, que era abierta con los acuerdos de Bretton Woods y la creación del Banco Mundial (WB) y el Fondo Monetario Internacional (IMF), trajo consigo modificaciones sustanciales al mercado financiero, las cuales vinieron a acentuarse luego, tras la crisis del petróleo de los años setenta y la emergencia de la nueva derecha impulsora del neoliberalismo económico (Barton: 2006), con la pérdida de preeminencia del capital industrial y el simultáneo predominio global progresivo del capital mercantil financiero de alta circulación. Es desde aquí que se sientan las bases para la circulación libre del capital financiero, la desregulación a las barreras arancelarias y la consiguiente apertura de mercados globales, la deslocalización de los procesos productivos a través de la externalización de servicios, la aparición de nuevas figuras empresariales y organizacionales tales como las alianzas estratégicas (joint ventures), las franquicias o la subcontratación de procesos y servicios, y la reorganización de los mercados de trabajo.

    El proceso de fortalecimiento del sistema financiero global liderado desde el Hemisferio Norte, ocurrido desde mediados de la década de los setenta, se desarrolló a través de políticas de liberalización económica que facilitaron el desplazamiento de la inversión entre distintos mercados, mediante la incorporación de tecnologías de información y comunicación (TIC) que sirvieron para la consolidación de la acción en red, fortaleciendo así una trama global de ciudades transfronterizas (De Mattos, 2001).

    Esta nueva organización de la economía, basada en los intercambios globales, ha producido una serie de modificaciones a la geografía del poder político, económico y cultural, trayendo consigo fenómenos que pueden ser considerados tanto localizaciones de lo global, como entidades nacionales que han sido desnacionalizadas (Sassen, 2007). Según Sassen, los procesos de globalización construyen entramados institucionales que se vuelven crecientemente complejos, en función a la amplia gama de interpretaciones y debates que suscita la puesta en práctica de procesos transnacionales en contextos urbanos particulares, así como el modo en que esas ciudades, así como los Estados-Nación, se adaptan y/o proponen nuevas condiciones (legislaciones específicas, condiciones de negociación, modelos de negocios, culturas de trabajo, etc.) a estas entidades globales. Tal como señalara Appadurai hace algunos años refiriéndose a la supuesta homogeneización cultural que vivía el mundo a comienzos de los noventa, el poder de las metrópolis para aclimatar, domesticar y nacionalizara los diversos bienes culturales hacía difícil pensar que la heterogeneidad cultural de las distintas sociedades podría llegar a perderse por las condicionantes impuestas por el mercado (Appadurai, 2001, p. 44-45).

    Bajo el paradigma de la acción en red, en un contexto de apertura global de mercados y de mayor velocidad de circulación de los capitales, las ciudades y regiones han tendido a tomar cada vez con mayor consideración dentro de su planificación las oportunidades y amenazas que potencialmente las vuelven más o menos competitivas (Begg, 1999). Los alcances y complejidades mayores de las decisiones han obligado progresivamente a los Estados-Nación a volver reflexivos sus procesos de decisión, abriendo un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo de control jerárquico y caracterizado por un mayor grado de cooperación y por la interacción entre el Estado y los actores no estatales al interior de redes decisionales mixtas entre lo público y lo privado (Sánchez, 2005). En estas características está contenida la noción de gobernanza, concepto que apela a los nuevos modos de coordinación y regulación provocados por la adaptación de lo local a lo global, así como a la formas de control y gestión adoptadas tras la transformación de las centralidades típicas del espacio fordista por actividades de producción y comercialización en espacios regionales intensamente policéntricos y reticulares (Klein y Fontan, 2005). La gobernanza, entendida en esos términos, viene a reemplazar a la planificación urbana normativa que predominó alo largo del siglo XX por una acción pública estratégica, preocupada por estimular el rol del mercado y del capital privado en la configuración, desarrollo y gestión de lo urbano (De Mattos, 2002). Tal como afirma De Mattos, esta nueva dinámica de acción y coordinación incorpora la noción de plusvalía urbana a los criterios urbanísticos básicos.

    Las transformaciones del sistema económico global no encontraron cabida solamente en el ámbito de lo nacional, sino que las ciudades adquirieron relevancia dentro de la planificación, en cuanto se las comenzó a reconocer como máquinas de producir riqueza (Fiori Arantes, 2000a, p. 14). Para afirmar esto, Fiori Arantes toma la idea de Peter Hall de la aparición de la ciudad-empresa, nacida desde las cenizas del consenso keynesiano, lo cual se ejemplifica con los proyectos de transformación del puerto de Baltimore y de los Docklands en Londres, durante el thatcherismo, en donde el modelo buscaba utilizar un volumen relativamente modesto de dinero público para generar --o, usando un verbo típicamente norteamericano, para leverage (hacer de palanca y mover)-- una cantidad mucho mayor de capital privado (Hall, 1996, p. 368).

    Si bien los procesos transnacionales se encuentran con realidades localizadas particulares que modifican su comportamiento prototípico --si es que esto existe--, la multiplicidad de lugares que son objeto de impactos económicos globales (inversiones extranjeras directas, instalación de empresas transnacionales, externalización de servicios, segmentación de mercados del trabajo, etc.) se encuentran en un sistema en el cual deben competir por la llegada de recursos e inversiones extranjeras. Los estándares de competitividad que imponen las fuerzas de mercado exigen que las autoridades y empresarios de las respectivas ciudades sean capaces de aplicar estrategias de oferta de espacio (Klein y Fontan, 2005). A través de ellas se busca entregar incentivos a la localización de parte de los procesos productivos, el acuerdo entre inversores extranjeros y empresas nacionales para la prestación de servicios, la posibilidad de negociaciones e intercambios económicos privilegiados, etc. Es así como se ha masificado dentro de la gestión urbana la fórmula mágica de los grandes eventos, con sus megaproyectos, para atraer turistas e inversionistas hacia sus respectivas ciudades (Fiori Arantes, 2000a, p. 12).

    Para poder ser capaces de ofrecer esta serie de posibilidades y servicios, las ciudades deben convertirse en competitivas a partir de la incorporación de una gama de atributos valorados por el mercado internacional de capitales: marco legal y político estable --reglas del juego--, estabilidad económica, facilidad para hacer negocios, posibilidad de circulación de capitales, centros de negocios consolidados, disponibilidad de información, capital humano avanzado, calidad de vida para ejecutivos, etc. (MCWW, 2008, p. 4). La frenética búsqueda por aparecer en los mejores puestos posibles dentro de los rankings de competitividad urbana da cuenta de la tenencia de estos atributos, tras lo que algunos autores llaman una espesura cualitativa que había perdido (la...

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