El ejercicio de derechos y acciones judiciales como constitutivo del vicio de violencia.
| Autor | José Joaquín Ugarte Godoy |
| Cargo del Autor | Profesor de Derecho Civil y de Filosofía del Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. |
| Páginas | 319-335 |
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La violencia, para que vicie el consentimiento, ha de ser injusta.
Surge entonces la siguiente cuestión: ¿puede el ejercicio de un
derecho o de una acción judicial, o la amenaza de realizarlo, cons-
tituir el vicio de violencia? Las notas que siguen intentan dilucidar
este problema, y dar cuenta de la interesante jurisprudencia que
se ha producido en Chile sobre el particular.
a) El requisito de ser injusta la fuerza para que vicie el consenti-
miento
1. En general los textos legales modernos no señalan ex-
presamente que la fuerza haya de ser injusta para que pueda
ser considerada como vicio del consentimiento. El Digesto, en
cambio, establecía expresamente este requisito:
“Entendemos por violencia –decía– la muy grave y que se hace
contra las buenas costumbres (adversus bonos mores), no la que el
magistrado justamente ejercita, es decir, por derecho y en razón
del cargo que ejerce”.1
Sin embargo, los autores son unánimes en declarar que la
fuerza debe ser injusta para que se la tenga como vicio del consen-
timiento: la razón es que, cuando se usan medios legales y aquel
contra quien se emplean realiza un acto jurídico para satisfacer
una obligación y eludir así los efectos desfavorables de aquellos
recursos, la que lo coacciona es la propia ley.
* Profesor de Derecho Civil y de Filosofía del Derecho en la Pontificia Uni-
versidad Católica de Chile.
1 Ulpiano, 11 ed., Digesto, Libro IV, Tít. II, Ley 3,1.
EL EJERCICIO DE DERECHOS Y ACCIONES
JUDICIALES COMO CONSTITUTIVO DEL VICIO
DE VIOLENCIA
José Joaquín Ugarte Godoy*
ESTUDIOS DE D ERECHO PRI VADO
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b) El abuso de los derechos y vías legales
2. Pero el ejercicio de derechos y de acciones judiciales plantea
el siguiente problema: ¿qué ocurre cuando se ejercitan dichos
derechos –o se amenaza con su ejercicio– no para llegar a la sa-
tisfacción de los mismos, sino como medio de obtener del sujeto
pasivo algo que él no debe, algo ajeno a la respectiva relación
jurídica? ¿Qué ocurre, por ejemplo, si amenazando a un cajero que
ha cometido una estafa con la correspondiente acción criminal,
se le hace entregar una suma varias veces superior a la que tomó?
¿Qué ocurre si un gobierno de inspiración socialista amenaza a
un particular con una querella tributaria para que le venda sus
acciones de un banco que quiere controlar?
3. Evidentemente en las hipótesis propuesta se produce vicio
del consentimiento, porque se coacciona la voluntad para que
adhiera a lo que no quiere por el temor de un mal más grande;
y ya no puede decirse que sea la ley la que coacciona, por cuanto
no se trata de obtener algo debido, la satisfacción de un derecho,
sino algo a lo que no se tiene derecho alguno. Se dan, entonces,
los dos elementos esenciales del vicio de violencia, a saber: el
temor, y su uso para obtener un consentimiento que el sujeto
pasivo no está obligado a prestar. En el caso en examen, se da a
un derecho un uso que no es el suyo: hay un abuso de derecho.
c) Las leyes romanas
4. Para los efectos de este estudio nos limitaremos a las normas
contenidas en el Corpus Iuris Civilis. El título II del libro IV del
Digesto está precisamente dedicado al vicio de violencia en los
actos jurídicos, y su epígrafe es el siguiente “Cuando se hubiere
actuado por intimidación”.
5. El Digesto, según se señaló más arriba, establece que se
considera violencia la que es: 1º) muy grave, y 2º) contraria a las
buenas costumbres. Esto solo bastaría para estimar como de violencia
ilegítima las hipótesis de abuso del derecho, ya que sin duda la
fuerza que en ellas se hace es contraria a las buenas costumbres.
Pero este cuerpo de leyes plantea y resuelve, a continuación, varios
casos de abuso o mal uso de vías legales, reputándolos como de
violencia. Ellos son:
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