Una aproximación a la cuantificación y caracterización del capital social: una variable relevante en el desarrollo de la provincia de Teruel, España. - Vol. 41 Núm. 123, Mayo 2015 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 636788113

Una aproximación a la cuantificación y caracterización del capital social: una variable relevante en el desarrollo de la provincia de Teruel, España.

AutorSaz-Gil, María Isabel

RESUMEN | El capital social tiene la capacidad efectiva de movilizar productivamente los recursos que radican en las distintas redes sociales a las que tienen acceso los miembros de una comunidad. Su presencia se relaciona con un amplio abanico de beneficios para individuos y sociedades; de la misma forma, su carencia puede implicar un freno al desarrollo. El objetivo de este trabajo es analizar y caracterizar el capital social en la provincia de Teruel (España), un territorio en el que predomina la vida rural y una economía altamente desarticulada. El método incluye la medición de los grados de confianza social existente y la estimación de la densidad asociativa, a través del análisis de fuentes secundarias. Los resultados ofrecen información sobre la solidez de las redes intracomunitarias y, simultáneamente, la precariedad de las redes extracomunitarias. Tales aspectos son necesarios de tener en cuenta en el diseño de medidas que generen mayor capital social, un factor determinante para que la provincia consiga salir del círculo vicioso en el que se encuentra anclada.

PALABRAS CLAVE | redes, desarrollo territorial, desarrollo regional y local, capital social, confianza social, densidad asociativa.

ABSTRACT | Social capital has the capacity to mobilize the resources embedded in the social networks of the members of a community. The presence of this capital is related to a range of benefits to individuals and societies, while a lack of such capital may imply hampered develop-ment. The aim of this paper is to analyze and characterize the social capital of the province of Teruel (Spain), a rural territory characterized by a fragmented economy. The research methodology includes measuring the levels of social trust and estimating associational density through secondary sources analysis. The results provide information on the strength of intra-community networks and, simultaneously, the precariousness of extra-community networks. These aspects must be considered when designing policies aimed at generating social capital, a cru-cial elementfor aiding the province in breaking the vicious cycle in which it is embroiled.

KEYWORDS | networks, territorial development, regional and local development, social capital, social trust, associational density.

Introducción

En general, se acepta la tesis de que en todo proceso de desarrollo es necesario utilizar de forma imaginativa, racional, equilibrada y dinámica todas las formas de capital y bienes patrimoniales, ya sean estos monetarios, humanos, naturales, culturales, sociales o territoriales (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 1992). El concepto de capital social cobra fuerza en esta perspectiva, puesto que en una economía global, donde la mayoría de los recursos tienen gran movilidad, aquellos que están arraigados en el territorio, como el capital social o el medioambiental, constituyen la principal ventaja competitiva de las zonas en que ejercen su influencia (Bryden, 1998; Malecki, 2011).

Camagni (2008) conceptualiza la idea de "capital territorial", cuya función económica es reforzar la eficiencia y la productividad de las actividades locales, y hacerlo de un modo diferenciado según los distintos espacios de que se trate. El autor divide las capacidades territoriales en diferentes familias de capitales y, con el fin de proporcionar una clasificación exhaustiva de todas las fuentes potenciales de lo que podría ser "el capital territorial", establece una matriz de tres por tres, construida sobre dos dimensiones principales: de un lado, el nivel de materialidad de los bienes; y del otro, el grado de rivalidad entre ellos. En esa clasificación se encuentra el capital social al lado de los bienes intangibles y con carácter de bien colectivo. Tal como indica Camagni (2008), existe una gran herencia teórica en torno al desarrollo endógeno y a sus factores específicos e intangibles, que muchas veces han sido reinterpretados en forma de capital social (Putnam, 1993). Con estos planteamientos se han desarrollado investigaciones sobre distritos industriales (Sforzi, 2002), sistemas productivos locales (Garofoli, 1992) y medios innovadores (Maillat, 1995).

El capital social permite a las regiones iniciar una espiral dinámica de desarrollo (Sweeney, 2001). Desde esta perspectiva, se relaciona con un amplio abanico de beneficios y posibilidades para individuos y sociedades en aspectos como el logro educativo y ocupacional, la salud física y mental, la reducción de las tasas de delincuencia, el acceso al mercado o la movilidad y logro laboral, etcétera (Coleman, 1988; 1990; Fukuyama, 1995; Putnam, 1993; 1995). Puede ser entendido, así, como las características de la vida social--redes sociales, normas y confianza--que permiten a los participantes en ella actuar asociados de una forma más efectiva para conseguir objetivos compartidos (Putnam, 1993). Como indican Woolcock y Narayan (2000), si el individuo entra en contacto con sus vecinos, y estos con nuevos vecinos, se producirá una acumulación de capital social que puede satisfacer sus necesidades sociales y producir nuevas posibilidades para mejorar las condiciones de vida de toda la comunidad. Así considerado, el capital social viene a convertirse en un bien público que se debe promocionar, mientras la carencia del mismo puede implicar un freno al desarrollo.

La densidad de las relaciones entre diversos agentes económicos y sociales basadas en la confianza mutua y la capacidad de cooperación es lo que contribuye a establecer las ventajas comparativas de que goza un área rural concreta. La red de relaciones sociales existentes en un contexto social configura la manera en que el aprendizaje colectivo y la innovación tienen lugar (Falk & Kilpatrick, 2000; Westlund, 2006). El trabajo de Putnam (1993) puso el capital social en el centro de la discusión académica al explorar el rol de la sociedad civil en la determinación de los desequilibrios en el desarrollo regional. En este sentido, Camagni (2003) analiza los múltiples canales a través de los cuales las diferentes categorías de capital social pueden tener influencia en el desarrollo local. De hecho, se puede utilizar el concepto de capital social con un fin instrumental, como parte de políticas que persiguen la puesta en marcha de proyectos de desarrollo y contra la pobreza, según lo han hecho organismos como el Banco Mundial. También se puede analizar su formación a través de la intervención pública mediante la promoción y creación de redes de participación ciudadana (Skocpol, 1997).

El objetivo de este trabajo es analizar y caracterizar el capital social en la provincia de Teruel en España. Este estudio pretende arrojar luz sobre las formas de relación social, de articulación de los recursos sociales y de los niveles de confianza en virtud de los cuales la región pueda fortalecer su espiral de desarrollo. El documento se ha organizado de la siguiente forma. Tras la Introducción, el apartado segundo se ocupa de ilustrar el marco conceptual y profundizar en la confianza y en el ámbito asociativo como indicadores del capital social. En el apartado tercero se plantean los rasgos caracterizadores de la provincia de Teruel. El cuarto apartado presenta la metodología seguida. Los apartados quinto y sexto se ocupan respectivamente de analizar la confianza social y las organizaciones asociativas en la provincia de Teruel. Por último, se resumen los principales hallazgos y conclusiones.

Marco conceptual del capital social

El estudio del capital social ha dado lugar a dos corrientes que entienden el concepto de modo distinto, según su respectiva visión de las dimensiones o categorías de fenómenos que le atribuyen (Ostrom, 1999; Uphoff, 2000). La corriente estructuralista, que se sitúa fundamentalmente en el marco de la sociología y la economía--principalmente los trabajos de Bourdieu (1985) y Coleman (1990)--, lo define como un conjunto de recursos disponibles para el individuo, derivados de su participación en redes sociales. La otra corriente, desarrollada por los estudios realizados desde la ciencia política (Torcal & Montero, 2000), es denominada enfoque culturalista. Ello obedece a que se centra en las normas, reglas y valores sociales (básicamente confianza, reciprocidad y civismo) compartidos por los miembros de una comunidad. Son aspectos de carácter más subjetivo que los considerados por la aproximación estructuralista, y que en general facilitan las relaciones.

Bourdieu (1980) señala que el capital social es el conjunto de los recursos actuales o potenciales vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento e interreconocimiento; o, dicho de otro modo, vinculados a la pertenencia a un grupo en tanto en cuanto conjunto de agentes que no solo poseen propiedades comunes, sino que también están unidos por lazos permanentes y útiles. Coleman (1988) destaca tres aspectos relevantes del capital social: (i) el contexto de obligaciones, expectativas y confianza de los actores; (ii) la calidad de la información a la que acceden; y (iii) la disponibilidad de normas y sanciones efectivas para marcar las relaciones. Su trabajo, sin embargo, subraya en particular el caracter eminentemente relacional del capital social. Para este autor, un individuo posee un capital si, y solo si, el interlocutor reconoce y acepta el valor de cambio de ese capital; en este caso tiene que darse un elemento mínimo de reconocimiento y de relación válida; por tanto, de significados socialmente compartidos. Abundando en esta idea, Sobel (2002) reitera que el capital social hace referencia a esas condiciones y circunstancias en las cuales los individuos pueden recurrir a su pertenencia a grupos y redes para asegurarse beneficios. De esta forma, el capital social tiene un carácter relacional, pero una utilidad particular. Se trata de algo construido y creado de manera circunstancial por la integración en grupos...

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