La arcada es mi ojo repleto. - Núm. 42, Marzo 2007 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 634504097

La arcada es mi ojo repleto.

AutorSaldaño, Marcela

Ex libris live

Ex libris, ex vida, ex brazo, ex boca, ex pecho ex libris, ex lengua, ex trozo el llanto de las mariposas ex libris, los árboles ex lengua deseo.

Una nube como bala en la boca

Sería fácil pronunciar asuntos y verte sobrevolando lo irremediable admitir la soledad en un lagar de lluvia que atraviesa citas acabar con mis ganas y esa convención de asuntos fácil ese tacto rojo de los sueños desprecio por lo inevitable y evito otra vez por efectos del azar y la bebida habitaciones rojas en presencia de extraños necesito un caminar lentito y que nadie me hable de lo que está más allá del tacto allí los eternos nudos escuchan historias de viejos patéticos asuntos poco célebres en medio de la bruma traviesa y distante conversaré con lo inevitable con la vida en medio de estos designios de moda y cordura algo extraviada

he vivido del temor necesito atraer metafísicas extrañas para no dejar nunca de leer lo obtuso para no dejar ni dejarme en ciertas ocasiones la cordura es el grado cero del encierro y el hambre creo que no puedo creo que la belleza es algo inalcanzable algo in visible lo que va detrás lo que de pronto puede encontrarse en un viaje en la cópula sagrada debajo de la mesa la cópula tu noción de encierro bajo mi falda tu noción una nación deforme en medio del paisaje.

El ojo en la arcada precisa

convivo con el crimen la corrupción asuntos exquisitos el hastío naturaleza miserable y terrible la conjunción cierto matiz taxativo difunde lo que serás después de la asfixia como si dependiera de algo así la fuga un juego de lilas arrancadas de una plaza pública, porque cuando llegan a casa solo los parásitos han sobrevivido y se vuelve al mismo rito de los domingos todo adquiere posición sarcástica y no queda otra que pensar en aquel o aquella de la otra noche o masturbarse pensando en un día cualquiera o pensar en andar desnudos dentro de un centro comercial conversando con los maniquíes si se quiere con un príncipe que huele a noche si se quiere con lo que en ajenas almohadas se besa como principio definitivo aumentando los gritos de la plaza o el parque ya no puedo cuelgo el teléfono apago el gas y convivo frente a frente con el limbo aterrizando en un pozo cerca de mis aves

cerca del ojo del camello la aguja es un silbo incendiario una nube una bala en la boca

II

el placer de mi carne dentro de ella en su espejo promesa y obscenidad guardada como buena cazadora el placer de mi texto dentro de él es el cambio de vista el pubis como cerca sagrada complemento ad portas demostración cerca de un lugar afuera frontera y mi fotografía fosfórica esta lengua que se limpia como un gato en su ventana la comodidad de los satélites el vestido roto el joven dentro de mi texto

o en las parejas de mil novecientos ochenta y uno treinta uno trece diez piernas herida loba mágico reloj a ciencia cierta néctar hule centro ahora abajo adentro risa sonido trampa caída ocultamiento pánico belleza enclaustrada sin fin de reconocimientos sin depósito palmo a palmo bocas en forma de círculos la esfera y el error convertido en goce la manifestación suele convertirse roja en los sueños el hartazgo y el deseo a lo prohibido categorías de movimientos trágicos reminiscencias y espéculos en forma de muñecas

la otra vez estuve cerca y mi ojo evitó nada fui materia encerrada en el abuso reí y no pude dejar de suavemente quitarme y quitar todo de mi vista suave rompimiento cuando la vista se hace silbo y cruce se pueden atraer a ello y dejar de fingir lo infranqueable todo lo llamado poesía ha sido poseído en su debido momento el juego de interiores es una cifra demasiado molesta una conversación de alrededores y llanto porque tus hijos estarán siempre en la clandestinidad del primer momento yo encerrado errada superioridad del fin sin fin sin marco reflejo adúltero y tardío amenazado por el triste traje de mí hueso en cruz de mi carne sin carne ni núcleo matriz pequeña y prohibida pubis fortaleza del horror y la sombra aterrizada, me cae detrás un frío una luz sube a mi cabeza y no quiero esperar nada más que suplica obscenidad y tráfico, niño bestia traje, completa lo triste la palabra terrible e inhumana es tiempo trece cuerdas alrededor de la sala alrededor del fin sobre los maniquíes sucesión temblor a eso de las cinco como objeto encerrado en la dureza de una bala creo que es cierto y la matanza es lo mejor que nos puede suceder porque no falta quien nos tome como a una azucena sin saber que solo parásitos llegarán a casa no faltará quien abra la descendencia en la flor donde el deseo se escapa muere permanece en un beso parecido a un asalto una noche sin derecho a sueño tendrán que pasar muchas noches así espero convivir en un sueño que pasea como serpiente huye la última línea de algo que concluye por falta de sentido no así por falta de contacto, solo los parásitos llegarán a casa. la canción deja de sonar no obstante cualquier día quedará una bala en la boca un espejo que no habla y todo lo dice todo lo ve excepto a nosotros distantes excepto a nosotros a quienes ni los buitres ni las sombras logran separar esta boca.

La arcada como pequeño maleficio

Siempre hay cosas parecidas a otra cosa te miro y no entiendo creo que no puedo salir sin querer quedarme afuera del blanco al negro solo hay una intensidad de la flor al fruto otro paso algo macabro y la vida es demasiado brillante y simple demasiado simple lo sigo repitiendo y no me convenzo.

El nudo eterno en la prevalecencia del cabello por sobre cualquier instrumento.

Siento los pliegues en mi silueta, en mi boca, en mi mano y en mis botas, en lo oscuro y en lo claro, en este cielo no cielo que nunca llamo noche, esta oscuridad día tras día regurgitada en medio de las calles, los valles, los escenarios, solo quiero aparecerme un octubre cualquiera y romper las pantallas y los viajes. Romper aquello que abre la boca. Romper la miseria, romper los ronquidos las voces y las habladurías, romper la noche y el día, pensar en la madrugada como un eje simultáneo entre carnicería y tiempo. Acariciar a mi gato lo más suave del mundo. Mientras rompo las gargantas de las viejas encerradas en el mundo de la mano, mientras me enredo en historias, mientras viene el martillo del olvido y rompe mi cabeza.

Las orquídeas en el fondo tienen veneno

El misterio se alcanza cuando las trisas se vuelven en contra. El llanto las llamadas, oscuras fauces del trucado príncipe. Dormí con orquídeas a las cuatro de la tarde.

Dormí con orquídeas y froté mi cuerpo que es en parte flor y en parte carnicería, en parte amor y en parte pestilencia, solo quiero una afrenta un signo en los árboles fuera de mi casa, solo quiero dejar a todos fuera de mí, no quiero ver nunca más a la gente de este maldito vecindario.

Froté mi cuerpo y...

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