Corte Suprema de Justicia. Año judicial 1996. Audiencia pública de iniciación de funciones de la Corte Suprema del día viernes 1º de marzo. - Núm. 1-1996, Enero 1996 - Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales - Libros y Revistas - VLEX 228594237

Corte Suprema de Justicia. Año judicial 1996. Audiencia pública de iniciación de funciones de la Corte Suprema del día viernes 1º de marzo.

AutorDon Servando Jordan Lopez
CargoPresidente de la Corte Suprema de Justicia
PáginasI-XXI

Sra. Ministra de Justicia, doña Soledad Alvear Valenzuela

Señores Ministros y Fiscal Subrogante de la Corte Suprema

Señora y Señores Ministros del Tribunal Constitucional

Señores Miembros del Tribunal Calificador de Elecciones

Señor Subsecretario de Justicia

Señores Abogados Integrantes de la Corte Suprema

Señor Presidente del Consejo de Defensa del Estado

Señor Auditor General del Ejército

Señores Ex Ministros de la Corte Suprema

Presidentes de las Cortes de Apelaciones de Santiago, de San Miguel y de la Corte Marcial

Ministros y Fiscales de las Cortes de Apelaciones de Santiago, San Miguel y Regiones

Relatores de la Corte Suprema

Srta. Secretaria Subrogante de la Corte Suprema

Señor Director de la Corporación Administrativa del Poder Judicial

Señoras y Señores Magistrados

Señores Decanos de las Facultades de Derecho

Señor Presidente del Colegio de Abogados

Señoras y Señores Abogados

Señoras y Señores:

En cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 102 del Código Orgánico de Tribunales, el primer día hábil del mes de marzo de cada año -luego del feriado judicial anual- la Corte Suprema debe reiniciar sus funciones en audiencia pública. En esta solemne oportunidad su Presidente debe dar cuenta del trabajo efectuado por el Tribunal durante el año judicial anterior; del que haya quedado pendiente para el año que se inicia; de los datos o informaciones estadísticas que se le hayan remitido por las Cortes de Apelaciones de conformidad al Nº 9 del artículo 90 de ese mismo cuerpo legal; y de las medidas que fuere necesario adoptar para mejorar la administración de justicia y, finalmente, de las dudas y dificultades que hayan ocurrido a la Corte Suprema y a las Cortes de Apelaciones en la inteligente aplicación de las leyes como de los vacíos que se noten en ellas.

I Introducción

Esta audiencia pública tiene por finalidad como se ha hecho prácticamente desde los inicios del Poder Judicial dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 102 del Código Orgánico de Tribunales, e iniciar las funciones de la Corte Suprema.

Se hace un deber expresar, en primer término, el sentimiento que en todos los círculos judiciales se experimentó al recibir la noticia del fallecimiento, en estos últimos días, del Relator de esta Corte don Nelson Mariangel Toledo y de su señora, ocurrido en un accidente automovilístico.

El Presidente que habla concurrió a los funerales en donde destacó los méritos del funcionario que así nos deja, lo que constituye una pérdida para nuestras labores y, asimismo, un entrar en conciencia de la impermanencia de nuestro transcurso.

En el año pasado falleció, después de 30 años de pertenecer a esta Corte como abogado integrante, don Luis Cousiño Mac Iver, insigne jurista que entregó grandes aportes a este Tribunal, y cuya sensible pérdida a todos nos conmociona.

Se han alejado de las Cortes de Apelaciones de Santiago y San Miguel, después de un largo desempeño, los Ministros señorita Marta Ossa, don Arnoldo Dreyse y doña Ariaselva Ruz, quienes se han acogido a jubilación y a los cuales hago llegar el reconocimiento de este tribunal por la permanente y absoluta dedicación que entregaron, incluso a costa de su salud; y para reiterarles el cariño que sentimos hacia ellos.

Destaco, también, la preocupación que nos embarga por la situación que vive nuestro colega don Lionel Béraud Poblete, quien ha regresado a sus funciones con la misma entereza que le ha caracterizado siempre, demostrando con ello el temple de su carácter.

Propongo, asimismo, recordar en estos momentos a nuestro colega don Eleodoro Ortiz Sepúlveda, que actualmente se recupera de una cruenta dolencia, para que pronto regrese a esta Corte en donde se hacen necesarias su inteligencia, preparación y bonhomía.

Antes de entrar al fondo de esta cuenta, haré algunos alcances que considero necesarios en cuanto a factores circunstanciales y a la objetividad que debe revestir la misma, lo que me trae a la memoria las expresiones del célebre magistrado de la Corte Suprema Federal de los Estados Unidos, John Marshall, cuando dijo "Si los jueces quieren predicar que se dirijan al púlpito, si quieren ser modela-dores de la legislación, su lugar está en el Congreso".

Asumí la Presidencia el seis de enero último, y no he hecho uso de la facultad de designar a un Ministro para que me reemplace durante el feriado de vacaciones, por diversas situaciones contingentes que demandaba mi presencia en el Tribunal.

Advierto que la multiplicidad de obligaciones que corresponden al Presidente, implican, en evidencia, tomar cabal conocimiento de las mismas, de todo lo contingente en el año pasado en el plano de Convenciones judiciales internacionales, reuniones con los Presidentes de las Cortes de Apelaciones del País, el Consejo de Seguridad Nacional, lo relativo a los vínculos conceptuales con la Sra. Ministro de Justicia aquí presente, la forma en que se ha ido cursando la labor del Consejo de la Academia Judicial y cómo se han interpretado los preceptos de la Ley respectiva; introducirse en el trabajo de la Secretaría de esta Corte para los efectos de su mayor eficacia y ordenamiento, etc. Toda esta esfera de servicio personal requiere una compenetración no de días, sino de un lapso que condiga con su importancia y gravitación, en el pensamiento determinante del que habla de no asumir simplemente un cargo de jerarquía, sino en la concepción, que siempre he tenido, de entregar lo mejor de sí mismo por una vocación instintiva de servicio, de atención máxima a los problemas, inquietudes y dolor de los demás.

Como llegué a esta Corte en el año 1985, he estado presente en la cuenta de los diversos Presidentes que lo han sido hasta la actualidad y, para comprender más aún sus alcances, he leído las exposiciones de los anteriores, de todo lo cual va quedando, entre otros aspectos relevantes, un acervo de respeto y reconocimiento para quienes entregaron lo mejor y señero de sus vidas al cumplimiento de aquello que las motivó de manera determinante; máxime cuando surgen en claridad de esas exposiciones la experiencia, ponderación, sutileza y sabiduría que sólo proporcionan la entrega total y permanente a un ideal.

En esas cuentas hay conceptos que las marcan prácticamente a todas, como son la independencia del Poder Judicial, en lo cual se insiste, pese a estar consagrada en el Texto Fundamental como pilar primero del sistema, y ello por factores que ha recogido la historia de nuestro país; en la misión de los jueces, la preceptiva que los abarca y un verdadero decálogo de humanismo del cual deben ser comprensivos, como lo dijo don Rafael Retamal; y del acelerado y creciente aumento de los asuntos de conflicto que llegan a estrados, extremo que, en lo contemporáneo, adquiere cada día mayor connotación ante la proliferación de habitantes y todos los procesos inherentes al mundo moderno, con sus incentivaciones en lo económico proyectadas hacia el consumo, y en el afán de obtener rápidamente y como sea, una vida mejor, lo que en mucho condice con la jurisdicción penal, especialmente entre los jóvenes provenientes de sectores marginales. La televisión, que penetra en todos los hogares, por modestos que sean, se incluye en el panorama señalado, como quiera que exhibe directamente a los que tienen menos cómo cursan la existencia los que tienen más.

Por último, en esas cuentas se pone de relieve junto con lo cuantitativo, la lentitud que se atribuye al curso de tramitación de los expedientes y procesos, que, precisamente, proviene en gran medida de las motivaciones antes señaladas y de la precariedad, en esos respectivos tiempos, de una infraestructura en materia de número de tribunales y del estado de los mismos, deficiencias que de ser satisfechas, o, a lo menos en parte, conduciría tanto a una mejor consideración de la función judicial, cuanto a su más eficiente desempeño, como debiera ser.

He traído a esta cuenta las advertencias y recuerdos del pasado, esas inquietudes, porque nada valioso se construye intempestivamente, lo importante es construir respetando los valores sobre los cuales se cimenta la vida de la República, y es por ello que no puede menos de satisfacer lo que se ha hecho en el cometido de los dos últimos gobiernos en materia de infraestructura, de priorizar, en una política en-derezada al progreso del país, al bien común, la dictación de leyes mediante las cuales se han creado numerosos tribunales y se han construido sedes para otros, que si bien no llenan en su integridad la deficiencia antes advertida, significan un gran y significativo progreso que, aun cuando sea inoficioso decirlo, debe aquietar no sólo a los que estamos presentes y a la comunidad toda, sino que a la preocupación y casi dolorosa advertencia de inolvidables Presidentes anteriores, hoy desaparecidos.

Este mérito de recoger y construir respetando aquello que proviene del pasado, me presiona moralmente para destacar lo escrito por un notable filósofo y sociólogo, José Ingenieros, cuando dice en su obra Las fuerzas morales: "El mérito está en ser y no en aparecer, en la cosa y no en la sombra. Construir una doctrina, arar un campo, crear una industria, escribir un poema, son obras cuajadas de mérito, nimban de luz la frente y en ellas encienden una chispa de personalidad: nebulosa, astro, estrella".

Estadistica

Ha sido preocupación constante de los Presidentes de esta Corte Suprema el diseño y análisis de una información estadística adecuada para diagnosticar con certeza la situación de la justicia en el país; ello con el objeto de adoptar las medidas...

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