Chile 1900-1935: Una Economía Exportadora xportadoraxportadora de Materiasaterias Primas - Chile y su desarrollo económico en el Siglo XX - Libros y Revistas - VLEX 330099707

Chile 1900-1935: Una Economía Exportadora xportadoraxportadora de Materiasaterias Primas

AutorErik Haindl R.
Páginas35-73
35
1. PERÍODO 1900-1905: LA ERA DORADA
DEL SALITRE
Este período comienza bajo la presidencia de
don Federico Errázuriz Echaurren (1896-1901).
En el año 1900 el país contaba con una pobla-
ción aproximada de 2 millones 902 mil habi-
tantes, de los cuales más del 57% habitaba en
localidades rurales. Santiago, la capital del país,
contaba con alrededor de 300 mil habitantes y
Valparaíso, la capital económica de Chile en ese
entonces, además de ser el principal puerto del
Pacífico, con alrededor de 140 mil.
El Producto Interno Bruto de 1900 alcan-
zaba una cifra aproximada de 325 millones de
dólares de aquella época, lo que significa un
producto per cápita de US$ 112/persona al
año (véase Cuadro 5). El aporte de la agricul-
tura superaba el 18% del PIB. La agricultura
dominaba entonces la vida económica y po-
lítica de Chile. Probablemente sobre el 38%
de la fuerza de trabajo total laboraba en la
agricultura y más de la mitad de la población
total dependía directamente de ésta, para su
sustento. La minería aportaba alrededor de
un 7,6% del PIB y más del 91,2% de las divisas
generadas a través de las exportaciones. Las ex-
portaciones mineras más importantes estaban
constituidas por el salitre (65,6% del total de
ellas), cobre (11,9% del total exportado), oro
y plata (13,7% del total). Las exportaciones de
salitre alcanzaron en 1900 a 1 millón 466 mil
toneladas, lo que constituyó el récord histórico
a esa fecha. Las dos décadas anteriores habían
visto florecer decenas de oficinas salitreras en
pleno desierto. Hacia 1900, laboraban alre-
C A P Í TU L O 2
CHILE 1900-1935: UNA ECONOMÍA EXPORTADORA DE
MATERIAS PRIMAS
dedor de 20.000 trabajadores (de los cuales
2.000 eran empleados) en 51 oficinas salitreras
(Carlos Hurtado, 1966, pág. 89), que sumado
a aquellos que dependían indirectamente del
salitre más sus familias, constituían la parte más
significativa de la población total del norte del
país21. En el norte de Chile, el salitre era el rey.
Para el resto de Chile, el salitre era el recurso
que proveía de las divisas para financiar las im-
portaciones y de los impuestos para financiar al
Estado. La industria manufacturera generaba
alrededor del 12,7% del valor agregado total
de la economía.
Las políticas económicas más significativas,
en cuanto a su influencia sobre el desarrollo,
aplicadas en este período o en los años inme-
diatamente anteriores se refieren a la política
monetaria y cambiaria, la política arancelaria
y la política tributaria.
En la política monetaria y cambiaria, la dis-
cusión estuvo centrada fundamentalmente en
los intentos de volver a la conversión metálica
y al encarnizado debate entre los partidarios
de un patrón oro (“oreros”) y los contrarios a
dicho sistema (“papeleros”)22. En noviembre
21
El Norte Grande contaba en ese entonces con una
población total aproximada de 174 mil personas.
22 Así se tiene que para Agustín Ross, un insigne orero de la
época, la vuelta al patrón oro representaba la panacea y “simultá-
neamente simbolizaba un Chile rescatado de todos sus dolores,
no sólo económicos sino también sociales y aun morales; resca-
tado de esa sensación inasible pero abrumadora –la sensación
de estancamiento– ... Por el contrario, el billete inconvertible
representaba para Ross el Chile en decadencia, la descomposi-
ción ética corroyendo todas las clases y particularmente la clase
gobernante”. Gonzalo Vial (1981), tomo IV, pág. 713.
Posteriormente, Julio Zegers ironizaría sobre Ross: “Una
especie de Pedro el Ermitaño había venido a Santiago a pre-
dicar la cruzada de la conversión: el patrón de oro y el peso
de 24 peniques ... Nuestro Pedro el Ermitaño, rico, honrado,
CHILE Y SU DESARROLLO ECONÓMICO EN EL SIGLO XX
36
de 1892, encontrándose el tipo de cambio a
18 peniques por peso, se estableció una ley
que a partir de diciembre de 1895 el billete
fiscal sería convertido en oro a 24 peniques.
El tipo de cambio de 24 peniques fue elegido
por consideraciones históricas –era el nivel
que tenía previo a la declaración de inconver-
tibilidad en 1878, y por razones sentimentales
se asociaba este cambio a una época dorada– y
no por razones económicas. No existía con-
ciencia que al fijar el precio del oro se estaba
simultáneamente fijando el tipo de cambio. Al
pasar de 18 peniques por peso a 24 peniques,
se revaluaba el peso en un 25%, con lo cual se
obligaba a la economía a soportar una severa
deflación a fin de estabilizar el cambio desea-
do. Para lograr lo anterior se rescataron billetes
fiscales, reduciéndose la emisión para 1895 a
las dos terceras partes de la existente a fines de
1892. La tasa de interés subió, pero el tipo de
cambio había caído a 12 peniques hacia 1894.
Esto provocó un agitado debate, y se revisó la
paridad deseada al nivel de 18 peniques. El 1
de junio de 1895 se realizó la conversión a 18
peniques. La moneda chilena se revaluaba casi
en un tercio con respecto al año anterior. El
resultado fue la ruina para los exportadores,
los agricultores y todos quienes tenían deudas
pendientes23. Se produjo una deflación en el
nivel de precios y numerosas quiebras. Ello
originó que los papeleros ganaran fuerza y se
desarrollara un movimiento creciente en con-
tra de la convertibilidad24. En julio de 1898, se
profundamente convencido de que traía en sus manos la pros-
peridad del país, recorría calles y plazas predicando su tesis,
y era oráculo en La Moneda ...
Los hombres de gobierno,
los estadistas, todo lo que pasa por serio y grave en este país,
siguieron al Ermitaño gritando: ¡a la conversión, a la conver-
sión!”. Gonzalo Vial (1981), tomo IV, pág. 724.
23 “La situación que se creó fue crítica. De siete bancos
constituidos en sociedades anónimas, cuatro se vieron obligados
a cerrar sus puertas durante esta crisis. Las dificultades de los
hombres de negocios pueden imaginarse cuando se descubre
que muchas personas habían tomado deudas hipotecarias a
un cambio de 11 a 16 peniques. A éstas hay que agregar los
endeudados en el corto plazo que probablemente estaban
peor”. Carlos Hurtado (1981), pág. 29.
24 Frank W. Fetter (1937) atribuye un papel decisivo en
la oposición a la conversión, a la existencia de una oligarquía
terrateniente endeudada.
suspendió la conversión a raíz de una corrida
bancaria en contra del Banco de Chile. El tipo
de cambio cayó a menos de 12 peniques hacia
fines de 1899, lo que trajo beneficiosos efectos
sobre las exportaciones. Hacia fines de 1899 el
tipo de cambio había subido a más de 17 pe-
niques debido a un aumento en los precios de
las exportaciones. Pero la caída del patrón oro
no significó una vuelta atrás. Se trazó un plan
cambiario en que estaría siempre presente la
idea de volver algún día al oro. En 1902, fecha
en que correspondía volver a la conversión
a 18 peniques, el tipo de cambio estaba a 16
peniques. Ante la mala experiencia anterior,
se decidió mantener el sistema vigente, y pos-
tergar la conversión hasta enero de 1905. Pero
en 1904 se decidió postergar nuevamente la
conversión, esta vez hasta enero de 1910. Con
el fin de lograr la conversión deseada, entre
1898 hasta 1904, el país no emitió un solo peso
adicional. Durante todo este período la política
monetaria se caracterizó por mantener la emi-
sión constante25.
La política arancelaria fue influenciada por
los acontecimientos anteriores. En 1897, con
la economía ajustándose al régimen de patrón
oro a un cambio de 18 peniques, se aprobó una
modificación arancelaria, con el fin de prote-
ger a la industria manufacturera26, sustituir
algunas importaciones y así poder afirmar el
tipo de cambio. Bajo la Ley Nº 980 de 1897 la
tarifa nominal máxima se incrementó de 35%
a 60% para algunos bienes de consumo final
que se producían en Chile. La tarifa general
para la mayoría de los bienes se mantuvo en
25%. Los bienes de capital y las materias primas
quedaron liberados de derechos de aduana. En
cuanto a los productos exportados se estableció
la liberación de derechos de exportación para
25 Ver Carlos Hurtado (1981) para una brillante expo-
sición de estos acontecimientos, así como mas detalles sobre
la polémica entre oreros y papeleros.
26 Comenta Carlos Hurtado (1981): “Entretanto, lo que
nadie ha notado, es que fue durante la crisis comercial pro-
vocada por la vuelta al patrón oro cuando finalmente se logra
la aspiración de la Sociedad de Fomento Fabril del arancel
proteccionista. Los agricultores deudores quedaron con toda
la lacra histórica. Los industriales entretanto obtuvieron un
beneficio permanente y de largo alcance que incluso poste-
riormente se consideraría insuficiente”, pág. 33.
CHILE 1900-1935: UNA ECONOMÍA EXPORTADORA DE MATERIAS PRIMAS 37
todos los bienes, con la excepción del salitre y el
yodo (ver Cuadro 6). La Sociedad de Fomento
Fabril fue determinante en este incremento de
aranceles que recogía un proyecto elaborado
por Hermógenes Pérez de Arce, Ministro de
Hacienda del Presidente Santa María e imple-
mentado efímeramente en 188727.
Cuadro 6. Chile: Derechos de importación y
exportación en 1897
Tasa Arancelaria Tipos de Bienes
Derechos de Importación
Libres Maquinaria en general, repuestos,
herramientas, acero, hierro, mate-
rias primas, artefactos telefónicos y
telegráficos
5% Coches para ferrocarriles, bencina,
joyas de oro y plata
15% Ampolletas, cadenas, utensilios de
uso doméstico
25% Tarifa general (todo lo demás)
35% Tejidos de lana y seda, madera,
artículos de uso personal
60% Zapatos, ropa, pieles, carruajes,
muebles, comestibles
Específicos Azúcar, harina, sal, aceite, te, café,
licores, tabacos
Derechos de exportación
Específicos Salitre
16 $ oro de 38 d por tonelada
Específicos Yodo
600 $ oro de 38 d por tonelada
FUENTE: Elaboraci ón datos Humud (1968).
La nueva ley tarifaria de 1897 significó un
arancel modal de 25% y un arancel promedio
ponderado por importaciones de 22,5% en el
período 1900-190528. Por otro lado, el impues-
to promedio recaudado por exportaciones en
el mismo período alcanzó a 23,9%. Natural-
mente, tanto el impuesto a las importaciones
como el impuesto a las exportaciones consti-
tuían en definitiva impuestos al comercio. El
efecto probable de estos impuestos fue el de
27 “Decidido ‘orero’, Pérez de Arce pensó que la con-
versión fracasaría si no la complementaba un estímulo a la
industria nacional. Ésta, sustituyendo importaciones, aflojaría
la presión sobre la balanza de pagos.” Gonzalo Vial (1981),
tomo V, pág. 835.
28 Este concepto corresponde a la “Fuerza de la Tarifa”,
que se calcula dividiendo los derechos pagados por el nivel
de importaciones.
proteger a la industria nacional, incentivando
la sustitución de importaciones, y el de des-
proteger a los sectores exportadores: minería
y agricultura. La desprotección fue mayor,
sin duda, para el salitre y el yodo, que debían
pagar derechos de exportación.
En cuanto a la política tributaria, hacia
1900, los únicos impuestos que existían eran
los derechos de importación y exportación
mencionados anteriormente y el impuesto al
papel sellado, timbres y estampillas29. En 1900,
la recaudación por las tarifas de importación
cubrían el 27,7% de las ingresos fiscales ordi-
narios, los derechos de exportación el 48,9%,
y los impuestos de papel sellado, timbres y es-
tampillas el 0,5%. Los ingresos fiscales restantes
provenían en mayor medida de la explotación
de los Ferrocarriles en poder del Estado, y en
menor medida, de Correos y Telégrafos y de
la Casa de Moneda30. En dicho año, la recau-
dación total de impuestos puede estimarse en
alrededor de 8,8% del PIB y el total de ingresos
ordinarios en 11,4% del PIB, aproximadamente.
En 1902 se creó un impuesto sobre alcoholes y
en 1905 un impuesto sobre las compañías de
seguros. En todo el período desde 1900 hasta
1905, el sector público operó con superávit.
Este superávit permitió acumular oro a fin de
apoyar la vuelta a la conversión de la moneda,
así como también la construcción de nuevas vías
férreas, caminos, puentes, edificios, instalacio-
nes de agua potable, alcantarillado, canales y
obras de puertos. Resulta extraordinario pensar
que en aquella época los ingresos provenientes
del salitre eran tan cuantiosos, que los chilenos
estuvieron de hecho exentos de impuesto a la
renta así como del impuesto a la compraventa
de bienes y servicios. Por el lado tributario, los
incentivos a la creación de riqueza debieron ser
los mayores posibles de concebir.
29 En 1891 se traspasó a las municipalidades los impues-
tos a los haberes mobiliarios, las herencias y donaciones, las
patentes comerciales y profesionales, y el impuesto agrícola.
Estos impuestos no figuran en las memorias de ingresos ge-
nerales de la nación. Probablemente la recaudación de estos
impuestos fuera de poca significación y permitiera cubrir
solamente gastos municipales.
30 Para mayores detalles véase Humud (1968).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR