De los pequeños condominios a la ciudad vallada: las urbanizaciones cerradas y la nueva geografía social en Santiago de Chile (1990-2000) **. - Vol. 30 Núm. 91, Diciembre 2004 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 56650475

De los pequeños condominios a la ciudad vallada: las urbanizaciones cerradas y la nueva geografía social en Santiago de Chile (1990-2000) **.

AutorHidalgo, Rodrigo

Resumen

A través del estudio de la localización de las urbanizaciones cerradas en el Àrea Metropolitana de Santiago de Chile, se analiza el avance de estos conjuntos de vivienda y sus efectos sobre la distribución espacial de los diferentes grupos socioeconómicos que componen la sociedad santiaguina. En la década de los '90, los condominios, en sus diferentes modalidades, presentaron una evolución que estuvo marcada por el aumento de su tamaño y del número de viviendas construidas, situación que tuvo efectos directos en la geografía social de las comunas donde se concentraron.

Palabras clave: urbanizacioncs cortadas, trasformaciones socio-espaciales, Santiago de Chile.

Abstract

Through the examination of enclosed urbanizations within the Metropolitan Region of Santiago, Chile, the spatial distribution of this type of development and its effects on the social landscape of Santiago are examined During the 1990's, the construction of different types of condominiums showed an evolution marked by an increase in the size and number of housing units, situation that had a direct effect on the social geography of the municipalities involved.

Keywords: enclosed urbanizations, socio-spatial transformations, Santiago de Chile.

  1. Introducción

    Las áreas metropolitanas de las ciudades de América Latina son el escenario actual de una serie de cambios que representan un particular momento de la historia de los países de la región. Son precisamente dichos espacios los que mejor expresan las transformaciones territoriales asociadas al proceso de globalización de la economía e implantación de las políticas de desarrollo neoliberal (De Mattos, 2002).

    Aunque las ciudades crecen asociadas a las distintas funciones urbanas, comerciales, industriales, de servicio, entre otras, las áreas residenciales son las que generan un mayor consumo de suelo e informan de las estrategias que despliegan los diferentes agentes inmobiliarios involucrados con el negocio de la vivienda (Capel, 2002).

    Algunos estudios recientes dejan de manifiesto que durante la década de los '90 el Área Metropolitana de Santiago (1) continuó aumentando significativamente su superficie, pasando de 50.000 hectáreas aproximadamente en 1990 a cerca de 62.000 en el año 2000, crecimiento que en un 40% estuvo vinculado a la expansión de los espacios residenciales (Ducci, 2002).

    Los sistemas predominantes de producción de la vivienda se encuentran asociados en Chile a dos modalidades preferentes. La primera dice relación con aquellas unidades que generan los promotores privados, las que generalmente son diseñadas bajo la modalidad de urbanizaciones cerradas o condominios (2). Una segunda alternativa corresponde a las residencias que construye el Estado para los grupos socioeconómicos medios bajos y bajos, que no pueden acceder por sus propios medios a la oferta del mercado.

    Ambas modalidades responden a causas diferenciadas y expresan una serie de procesos que han transformado de manera notable el paisaje urbano. Condominios y viviendas sociales son los ejes modificadores a través de los cuales se construye la actual geografía social de las ciudades chilenas, y en especial de las grandes áreas metropolitanas. Son estas intervenciones ofrecidas por los agentes inmobiliarios a diferentes estratos sociales, las que dan contenido a una parte cada vez mayor de nuestras áreas urbanas.

    El progresivo enclaustramiento vivido por las áreas residenciales es uno de los símbolos que expresa con mayor claridad las formas actuales de habitar en la ciudad. Cabe hacer notar que no son sólo los grupos sociales de mayores ingresos los que optan por esta tipología de viviendas, sino que también los sectores medios emergentes y medios bajos acuden a los condominios en búsqueda de vivienda.

    La construcción de áreas residenciales cerradas es también posible de ser observada en el resto de las grandes aglomeraciones urbanas de América Latina, donde desde mediados de la década de 1980 se comienzan a edificar grandes conjuntos de viviendas, cuyos accesos son controlarlos y restringidos sólo a quienes habitan en ellas (Cabrales, 2003 y Borsdorf, 2003). Particularmente en Argentina y Brasil la edificación de dichos espacios cobra importancia en términos de viviendas construidas y despierta un notable interés por parte de la comunidad de investigadores. Es en estos países donde se producen las primeras aproximaciones para interpretar los efectos sociales y espaciales de los barrios amurallados (Caldeira, 2001 ; Torres, 1998; Svampa, 2001, entre otros).

    En el caso chileno el proceso de enclaustramiento residencial tiene especial significación en el Área Metropolitana de Santiago, y por extensión también se comienza a observar en las metrópolis regionales. En la capital del país es posible distinguir agrupaciones residenciales de este tipo que se construyen en distintas localizaciones, tanto de viviendas unifamiliares como de edificios de departamentos, en las áreas consolidadas de la ciudad y en los espacios de la periferia o borde urbano. Además se llevan a cabo proyectos inmobiliarios fuera de los límites de las ciudades, que ocupan suelo rústico en comunas ajenas a dicho perímetro. Cada una de estas modalidades de urbanizaciones cerradas tienen expresiones diferenciadas en el espacio urbano residencial; algunas comprometen el crecimiento del área urbana, involucrando la extensión de las redes de infraestructura y servicios, y otras aprovechan y densifican los espacios existentes al interior de la ciudad.

    Parte del análisis espacial del proceso de localización de los nuevos espacios residenciales cerrados es enfocado desde los efectos que estos proyectos inmobiliario-residenciales tienen sobre la distribución zonal de los diferentes grupos socioeconómicos en Santiago (Sabatini y Cáceres, 2004). Así como se destaca que ellos contribuyen a fragmentas aún más el espacio social de la ciudad, también se pone en relieve el cambio en el patrón tradicional de segregación provocado por las urbanizaciones cerradas y condominios en general. Lo anterior se manifiesta en que muchas de las urbanizaciones amuralladas de gran escala se edifican en municipios tradicionalmente habitados por población de bajos ingresos, y cuyo espacio residencial tiene un origen asociado a la vivienda social y a la autoconstrucción. Esta situación ha llevado a algunos investigadores a plantear cómo el mosaico social de la ciudad comienza a transformarse y mostrar formas de agrupamiento que rompen de alguna forma la tendencia de acumular en determinadas áreas a estratos socioeconómicos similares. En este sentido, se señala grupos medios y altos fuera de su área tradicional de concentración, es tal vez el cambio más notorio y generalizado que está afectando a la estructura interna de las ciudades chilenas y latinoamericanas" (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001).

    Esta situación no sólo es propia del caso de Santiago, sino que también es válida para Buenos Aires, donde por ejemplo el Municipio del Pilar, tradicionalmente poblado por personas de bajos ingresos, es uno de los lugares donde existe mayor concentración de urbanizaciones amuralladas (Vidal Koopmann, 2003). Lo anterior expresa una nueva forma de segregación social, que Caldeira (2002), basada en el caso de Sao Paulo, define como "enclave fortificado", el que corresponde a un nuevo estadio en la forma en que los diferentes grupos sociales ubican sus residencias en las ciudades. Lo anterior se manifiesta en la aparición de nuevas modalidades de fragmentación del espacio urbano, en el cual los diferentes grupos están muchas veces más próximos, pero separados por muros y tecnologías de seguridad.

    En el caso de la capital chilena, en la década de los '90 comenzaron a aparecer proyectos inmobiliarios cerrados que se localizaron en comunas populares, como Huechuraba, Peñalolén y Puente Alto, entre las más representativas. Las operaciones desplegadas tuvieron un inusitado auge y comenzaron a convertirse en destino de grupos medios y medios altos que optaron por localizaciones fuera del área tradicional de altos ingresos, aludida como el "cono" o "cuña" del sector oriente, representada por Providencia, Las Condes, incluido Vitacura y Lo Barnechea, Ñuñoa y La Reina. Aunque las cifras de edificación de conjuntos acogidos a la leyes de copropiedad inmobiliaria asociadas a los espacios residenciales cerrados muestran que la mayoría de los conjuntos se ubican precisamente en dichas comunas, existen también otros proyectos que, en una proporción menor, se concentran fuera del área económicamente más privilegiada de la ciudad.

    En este sentido, una primera hipótesis de este artículo postula que los efectos socio-espaciales de la edificación de condominios es diferenciada en d área metropolitana de Santiago. Por una parte ella refuerza considerablemente el patrón clásico de distribución de los sectores de mayores ingresos, a través de una significativa concentración de condominios de viviendas unifamiliares y de edificios de departamento, en las comunas donde tradicionalmente se han ubicado los estratos más altos. Por otra parte, se consolidan importantes proyectos en comunas cuya matriz social es inferior a los residentes que llegan a vivir a ellos, situación postulada ya hacia la mitad de los '90 por Sabatini (2000). Ello, sin embargo, por su magnitud aún no es capaz de modificar significativamente la estructura socio-espacial del área metropolitana de Santiago y abrir el abanico de concentración del sector oriente de la ciudad hacia otros territorios.

    En paralelo, una segunda hipótesis afirma que en la década de los '90 se pasó de proyectos de un número reducido de viviendas, pequeños condominios, ubicados en espacios consolidados de la ciudad, a conjuntos de gran escala, ciudad vallada, en la periferia del área metropolitana de Santiago. Ello se explica principalmente por el aumento de las ganancias que provoca en los promotores el acceso a suelo de menor valor, situación que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR