La ciudad y la vida urbana a traves de los imaginarios urbanos. - Vol. 33 Núm. 99, Agosto - Agosto 2007 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 56955998

La ciudad y la vida urbana a traves de los imaginarios urbanos.

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El interés creciente por abordar la realidad social desde las dimensiones simbólicas, culturales, no tangibles, parece un sello característico de las ciencias sociales en las últimas dos décadas. Esto es parte de un giro subjetivista que se viene desarrollando en las ciencias sociales, y que en América Latina ya tiene casi dos décadas, aunque en la última ha tomado mayor impulso. Este devenir ha generado numerosos desembarcos. Uno de ellos es el de los imaginarios sociales, temática que en buena medida --y a través de los estudios culturales-- fue aterrizando en la noción de imaginarios urbanos. Tal vez sería más preciso plantear que los estudios culturales (en sentido amplio), de tanto analizar lo cultural en circunstancias localizadas en las ciudades, se fueron encontrando con la ciudad misma como cristalización de la cultura.

Los estudios urbanos también han ido realizando ese giro hacia los imaginarios urbanos. En este caso conviene recordar que los estudios urbanos constituyen un campo marcado durante largos años --sobre todo en América Latina-- por enfoques que han dado preeminencia a las componentes materiales en términos del espacio construido y también a lo socio-económico y lo socio-político desde la perspectiva del territorio. Sin embargo, y sobre todo a partir de los años noventa, se va evidenciando que en ese devenir han quedado relegadas del análisis, ciertas dimensiones que son parte fundante del fenómeno urbano. En ese olvido precisamente se aloja la clave de buena parte de todo lo que no logran descifrar estas miradas acerca de la ciudad y la vida urbana. Básicamente, se trata de las componentes socio-culturales asociadas al espacio urbano. Esto --aunado a la interdisciplinariedad y multidisciplinariedad que han sido propias del campo-- permitió ir construyendo abordajes urbanos que incluyeran estas dimensiones socio-simbólicas, o bien miradas que articularan lo socio-económico y material, con lo socio-simbólico. En este camino, los imaginarios y la subjetividad social ofrecieron una posibilidad de renovación del campo de los estudios urbanos, en torno a los imaginarios urbanos. Aunque, se trata de un proceso aún en curso.

Así, se ha dado una convergencia de estos dos campos del conocimiento --los estudios culturales y los estudios urbanos-- en torno a los imaginarios urbanos. En esta convergencia, los estudios culturales aportan una particular sensibilidad para comprender las dimensiones simbólicas de la vida social, mientras que los estudios urbanos disponen de un capital teórico notorio para abordar la ciudad desde su materialidad y desde lo socio-económico. Los segundos con mayor apertura interdisciplinaria que los primeros. Los primeros con mayor capacidad para observar las especificidades. También con tradiciones metodológicas diferentes pero convergentes: los estudios culturales con un gran apego a la etnografía y, por eso mismo, cuando llegan al estudio de la ciudad suelen encontrar que el gran desafío está en la incorporación de los cuestionarios de encuesta y los agregados en general. En cambio, los estudios urbanos por su fuerte filiación con los análisis macro y de agregados, actualmente encuentran que el gran desafío se halla en las metodologías cualitativas. En suma, la investigación sobre imaginarios urbanos se enriquece por el recurso simultáneo tanto a metodologías cuantitativas como a las cualitativas. Numerosos autores han reconocido esta posibilidad de complementariedad metodológica para el estudio de los imaginarios urbanos. Por ejemplo, en las páginas de esta revista así lo reconoce explícitamente Néstor García Canclini. De igual forma, el extenso trabajo dirigido por Armando Silva apunta en el mismo sentido de articulación de estrategias cuantitativas y cualitativas. En última instancia, ambos campos --estudios culturales y estudios urbanos-- asumen la certeza de que las ciudades latinoamericanas actuales se han tornado fenómenos tan complejos y multifacéticos, que necesariamente requieren de enfoques que no operen desde la consabida reducción del fenómeno en cuestión --lo urbano, en nuestro caso-- para lograr tan solo una mínima inteligibilidad o lograr una explicación tan lejana al fenómeno, que resulta difícil reconocerlo en ella.

En este devenir, los imaginarios urbanos han adquirido tanta centralidad que han llegado a constituirse en una moda. Esta circunstancia --la moda de los imaginarios urbanos--, al igual que se ha constatado en otros temas que han seguido cursos semejantes, parece resultar ambivalente en sus implicaciones. Por un lado, la moda --por su mismo carácter expansivo-- contribuye al avance del tema, en sus desafíos y horizontes. Pero, al mismo tiempo, también coadyuva a la considerable profusión de trabajos muy diversos que reclaman ser parte del tema, aun cuando muestren un vínculo muy débil, cuando no invisible, con respecto al tema. Esto último tiene una implicación directa: los imaginarios urbanos al mismo tiempo que se extienden, pierden fortaleza bajo el riesgo de constituirse en una expresión paraguas debajo de la cual cabe un espectro enorme de temáticas y abordajes, o como dice Daniel Hiernaux en su texto: los imaginarios se constituyen en una suerte de gran recipiente que le permite a todas las disciplinas encontrar un punto del cual asirse.

Así, se llega a una paradoja: a pesar de que los estudios sobre el tema son cada vez más numerosos, no se ha llegado a consensos respecto a cuestiones tan básicas como puede ser: ¿a qué denominamos imaginarios urbanos? Estas observaciones no niegan el mérito que ha tenido dicha moda al abrir nuevos ángulos y enfoques. En este sentido, los trabajos aquí reunidos regresan en varias ocasiones sobre tres conceptos que parecería contienen las claves teóricas para dilucidar la pregunta previa: imaginarios, imágenes y representaciones. En este sentido cabe subrayar que el texto aquí integrado de Daniel Hiernaux, recupera la tradición de Gilbert Durand, y desde allí plantea una forma de resolver un núcleo teórico importante para los imaginarios urbanos: las percepciones se transforman en representaciones y éstas, por un proceso simbólico se constituyen en imaginarios.

Si el interrogante acerca del concepto de imaginarios no resulta totalmente resuelto, un segundo interrogante no menos relevante y relacionado con el anterior, es el referido a la compleja vecindad entre imaginarios y subjetividades. En este sentido, surge la siguiente pregunta: ¿el campo de los imaginarios urbanos sólo incluye a aquellos estudios que lo declaran como tal de manera explícita?, o bien, ¿se puede concebir un campo de los imaginarios urbanos en el que tengan cabida los diversos abordajes sobre la subjetividad urbana? Evidentemente, la pregunta no tiene una única respuesta, y a lo largo de la revista se podrá constatar que algunos autores optan por reducir el campo a la investigación que explícitamente se autoadscribe al paraguas de los imaginarios urbanos. Por ejemplo, en su texto Daniel Hiernaux muestra la necesidad de acotar la discusión teórica respecto al concepto mismo de imaginarios, antes que desplegarla sobre el campo aun más amplio de la subjetividad, precisamente por la dificultad intrínseca que implicaría navegar en ese campo tan extenso. En este sentido, todo parece indicar que la relación entre la subjetividad y los imaginarios aún es una asignatura pendiente, al menos en lo que respecta al tratamiento teórico explícito de esta vecindad.

Así como cada uno de estos campos le aporta al estudio de los imaginarios urbanos sus fortalezas, de igual forma le transfiere sus debilidades. Los estudios urbanos se han dedicado sobre todo y por largos años, al mundo de los sólidos, para recuperar la expresión de Henri Bergson. Mientras que los imaginarios en sí representan el mundo de los no sólidos. Esto plantea una dificultad fuerte y de múltiples connotaciones desde la perspectiva del lastre que los estudios urbanos aportan a los imaginarios urbanos.

Por otro lado, los estudios culturales, y en particular la Antropología que los cobija, tienen un largo camino recorrido en el estudio de lo simbólico y lo cultural. Sin lugar a dudas, esto permite comprender el papel pivotal que han tenido estos dominios del saber en el desarrollo de la investigación sobre imaginarios. No obstante, al mismo tiempo, es necesario reconocer que precisamente la...

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