Recombinar para Competir : las Instituciones Público-Privadas y la Transformación del Sector Vitivinícola Argentino - Innovación regional y clusters. Lecciones para Chile y Latinoamérica - Libros y Revistas - VLEX 324718571

Recombinar para Competir : las Instituciones Público-Privadas y la Transformación del Sector Vitivinícola Argentino

AutorGerald A. McDermott - Rafael A. Corredoira
Cargo del AutorPh.D. Massachusetts Institute of Technology. Especialidad en International Business and Politics. - Ph.D. en Gerencia Estratégica, Wharton School, University of Pennsylvania, Philadelphia
Páginas41-62
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RECOMBINAR PARA COMPETIR: LAS INSTITUCIONES
PÚBLICO-PRIVADAS Y LA TR ANSFORMACIÓN DEL SECTOR
VITIVINÍCOLA ARGENTINO1
Gerald A. McDermott 2
Rafael A. Corredoira3
1. INTRODUCCIÓN
¿Cómo pueden los países en desarrollo modernizar su industria para competir en el mundo? Los es-
pecialistas en gestión internacional y desarrollo económico sostienen que la habilidad concomitante
de las empresas locales para realizar el upgrading –esto es, para combinar los recursos existentes de
manera novedosa para crear productos de mayor valor– depende principalmente de su acceso a una
variedad de fuentes de conocimiento (Giuliani, Pietrobelli y Rabellotti, 2005; Moran y Ghoshal, 1999).
Sin embargo, resulta menos evidente qué tipo de infraestructura institucional facilitaría este acceso.
Una corriente creciente de la literatura sobre innovación sostiene que el acceso al conocimiento
depende a menudo de la incrustación (embeddedness) de las empresas en una rica red interempre-
saria que les permitiría construir relaciones de colaboración, acrecentar los recursos, aprender y
coordinar la experimentación (Powell, Koput y Smith-Doerr, 1996). No obstante, también se señala
que la viscosidad de las prácticas empresarias del pasado, las estructuras sociales y las instituciones
cambian muy lentamente y pueden limitar el acceso a nuevas fuentes de conocimiento (Uzzi, 1996).
Esta naturaleza facilitadora y a la vez limitante del incrustamiento se evidencia fuertemente en los
países de los mercados emergentes (Spicer, McDermott y Kogut, 2000), y especialmente en Lati-
noamérica, en donde las sociedades se caracterizan a menudo por un capital social e institucional
débil (Schneider, 2004).
Desafortunadamente, la mayoría de las investigaciones sobre desarrollo ha mal interpretado esta
doble naturaleza del incrustamiento como una función de la reserva inmutable de una sociedad
o dotación de capital social y las instituciones “legítimas”. Por ejemplo, los investigadores suelen
argumentar que las empresas no logran aprender y adaptarse porque están atrapadas en sociedades
con una larga historia de débil coligación y baja densidad de organizaciones económicas y sociales
(Putnam, Leonardi y Nanetti, 1993).
En contraste, este trabajo entiende a la incrustación (embeddedness) y, por lo tanto, a las capaci-
dades de innovación de una región, en términos de la estructuración y composición de redes orga-
nizacionales (Granovetter, 2002). En el nivel macro, a pesar de que una sociedad pueda disponer
de una gran cantidad de asociaciones y de densas redes interempresarias, esta diversidad puede
impedir el upgrading a nivel general y la acción concertada. Los vínculos sociales y las normas que
promueven la cohesión dentro de ciertas comunidades también pueden llevar a la fragmentación
1 Una versión más extensa del análisis etnográfico y cuantitativo de la temática analizada en este capítulo se
puede encontrar en McDermott, Corredoira y Kruse (2009).
2 geraald.modemottmoore.sced
3 rcorredo@rhsmith.umd.ed
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y al aislamiento entre ellas (Locke, 1995; Ostrom, 1999; Safford, 2007). En el nivel micro, la misma
red interorganizacional que lleva a facilitar la colaboración entre determinadas empresas puede,
del mismo modo, restringir su acceso a una variedad de nuevos recursos y fuentes de información
fuera de la red (Lin, 2001; Uzzi, 1996).
Los investigadores también han demostrado –a la inversa– que las características institucionales
particulares de una industria o región pueden mitigar estas restricciones. Por ejemplo, Safford (2007)
y Zuckerman y Sgourev (2006) explican cómo ciertas asociaciones voluntarias cívicas e industriales
facilitan el aprendizaje debido a su capacidad para crear vínculos horizontales o transversales entre
empresas pertenecientes a diferentes comunidades geográficas y sociales. McEvily y Zaheer (1999)
y Owen-Smith y Powell (2004) han hallado características similares en las Instituciones de Apoyo
Gubernamental (IAG), tales como los institutos públicos de investigación o los centros de capaci-
tación. Debido a su mandato público de proveer recursos colectivos y difundir ampliamente sus
hallazgos, las IAG, sean éstas financiadas parcial o completamente por el gobierno, pueden ayudar
a las empresas a acceder a diferentes fuentes de conocimiento y facilitar la innovación.
Este trabajo sostiene que el upgrading de productos depende de la asociación de una empresa
no sólo con alguna o con muchas organizaciones e Instituciones de Apoyo Gubernamental, sino más
bien con aquellas que actúan como puentes sociales y de conocimiento entre las distintas comuni-
dades de productores y que a su vez ofrecen a las empresas acceso a una gran variedad de fuentes
de conocimiento. Nosotros destacamos especialmente la manera en que los gobiernos pueden
modificar el proceso de upgrading del producto, no simplemente a través del gasto del gobierno o
la liberalización de los mercados, sino por medio de la construcción de un nuevo conjunto de IAG
con la participación de una variedad de grupos de interés que previamente se hallaban aislados e
incluso eran antagónicos entre sí. En la medida en que las IAG se constituyan con reglas de inclusión
y gobernanza participativa para los actores públicos y privados relevantes, podrán instaurar vínculos
transversales nuevos y multiplexados entre las comunidades productivas que apuntalen su capacidad
de brindar a las empresas una diferente escala y alcance de servicios y facilitar una nueva relación
para la solución de problemas entre ellas. Ello significa que los gobiernos pueden reformular la
estructura y composición de los campos organizacionales y, a su vez, de los flujos de conocimiento,
estimulando la creación de nuevas Instituciones Público-Privadas (IPP) que recombinen el conoci-
miento y los recursos sociales existentes de manera novedosa y en los distintos niveles de la sociedad
(Locke, 1995; Stark y Bruszt, 1998).
Presentamos esta idea a través de un análisis cuantitativo de la transformación experimentada
por el sector vitivinícola argentino en las provincias vecinas de Mendoza y San Juan, líderes en la
producción de vinos. Por una parte, Argentina es conocida por poseer un capital social e instituciones
disfuncionales, mientras que su industria vitivinícola ha padecido un atraso histórico y una presencia
internacional virtualmente nula. Por otra parte, el sector vitivinícola argentino experimentó un cambio
dramático en la década de los noventa del siglo pasado y hoy representa más del 3% de los $ 16 mil
millones del mercado global del vino. Este resurgimiento se debe a las innovaciones significativas en
el diseño y control de calidad de nuevos vinos y uvas (McDermott, 2007). Mendoza ha liderado este
cambio convirtiéndose en la principal provincia innovadora y exportadora, marcando el inicio de
una nueva constelación de instituciones y redes interempresarias que, al parecer, ha propiciado un
upgrading generalizado del producto. En contraposición, la provincia de San Juan ha permanecido
rezagada, a pesar de la existencia de numerosas empresas, de una alta densidad de asociaciones y de
políticas que anunciaban nuevas inversiones. A su vez, al identificar la manera en que Mendoza ha

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