Conclusión - Núm. 165, Marzo 2017 - Serie Informe Social - Libros y Revistas - VLEX 671706825

Conclusión

AutorPaulina Henoch I. - Yasmin Zaror A. - Emilio Lincopi M.
CargoIngeniero comercial, con mención en Economía y Magíster en Economía Aplicada de la Universidad de Chile. - Cientista político de la Universidad del Desarrollo. - Estudiante de ingeniería comercial con mención en Economía de la Universidad de Chile.
Páginas22-23
Serie Informe Social 165 22
4 . CONCLUSIÓN
s hora de materializar una política de infancia ade-
cuada cuyo n sea el asegurar el buen trato, la pre-
vención, promover ambientes familiares estables e
intervenciones competentes que permitan un desa-
rrollo saludable en los nios y que en denitiva, protejan la
infancia.
Los caminos que se pueden tomar para lograr este objetivo
van desde la prevención hasta una adecuada intervención.
Tal como se evidenció, un diagnóstico preliminar muestra
que la oferta programática con que cuenta el SENAME es
bastante amplia: tanto en el diseño de las intervenciones,
como su denicin se estara buscando abarcar las distin-
tas necesidades que requerirían estos niños. Eso no quita
que sea necesario potenciarlos con más recursos, profesio-
nales, infraestructura o eventualmente reformularlos, más
an ante las evidentes deciencias que se han manifestado
en los casos recientes.
Con respecto a las subvenciones que se entregan a los or-
ganismos colaboradores es necesario estudiar en cuánto
debiera mejorar el monto de las subvenciones a los orga-
nismos colaboradores, y de esta forma, disminuir la brecha
entre los costos operacionales y la subvención entregada.
Además, se debiera analizar cómo disminuir su desfase en
la entrega del subsidio, en especial detectar en qué organis-
mos existen situaciones nancieras ms crticas. Adicional-
mente, debiera mejorar la scalizacin externa de las inter-
venciones de los programas del SENAME, tanto los centros
como los programas ambulatorios, independiente que sean
organismos colaboradores privados como centros que de-
pendan de manera directa del SENAME. De esta forma, se
evitan situaciones de riesgo y se promueven mejores inter-
venciones.
En relación al área de protección es necesario avanzar, entre
otras cosas, en mejorar los servicios de recuperación tera-
péutica que existen, el desarrollo de planes de intervención
individual, en que se evalúen las intervenciones y se gene-
ren programas para la familia del niño. Además, avanzar a
centros de residencia de menor tamaño y en programas de
Efamilias de acogidas, de forma tal de asemejar los centros a
ambientes familiares y trabajar de manera más personaliza-
da. Adicionalmente, se debiera pensar en dividir los centros
de residencia en más tramos etarios y con mayor especia-
lización. Tal como se mencionó, en general, los centros de
residencia se dividen entre los niños de 0 a 6 años y de 6 a
18 años, siendo el segundo grupo, el de 6 a 18, el que debiera
repensarse. Si bien es deseable que los niños sigan viviendo
con sus hermanos, también es deseable que estén con ni-
ños de edades similares.
Sobre justicia juvenil, es vital proveer servicios basados en
evidencia y residencias de justicia juvenil, tal como se ha
hecho, evitando las cárceles de adultos. También es nece-
sario llevar a cabo un mayor seguimiento a la intervención
de estos jóvenes, para prevenir y reducir la reincidencia. De
la misma forma que muestra la evidencia internacional, se
debe avanzar en programas de intervención temprana para
jóvenes que por primera vez infringen la ley o realizan un
delito menor. Para ello se requiere aislar a estos jóvenes de
los que han delinquido de forma reiterada, y de esta forma,
mejorar su reinserción social.
Por su parte, el sistema de adopción posee grandes desa-
fíos. Entre ellos reducir los tiempos de adopción, mejorando
a su vez la idoneidad y compatibilidad con la familia adopti-
va. La ley permite que solteros, viudos o separados puedan
adoptar, pero es necesario trabajar en una estrategia y plan
para realmente avanzar en esta materia. Adicionalmente, se
debiera estudiar qué está pasando con la susceptibilidad de
ser adoptado y cuestionarse si es mejor que un niño viva
toda su vida en un centro de residencia con algunas visitas
de un familiar al año, o darle la opción de vivir en familia.
El 2015, 2.753 niños vivieron en los centros de residencia
administrados directamente por el SENAME y 11.492 en los
centros residenciales de las organizaciones colaboradoras.
Es decir, 14.245 niños no están viviendo con sus padres,
sino en centros de residencia, y debiera evaluarse qué es lo
mejor para el desarrollo de estos niños.

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