Constitución Política de la República: reflexiones para el debate - Núm. 1424, Noviembre 2019 - Temas Públicos - Libros y Revistas - VLEX 825772045

Constitución Política de la República: reflexiones para el debate

LIBERTAD Y DESARROLLO
TEMAS PÚBLICOS
www.lyd.org
1424
8 de noviembre de 2019
ISSN 0717-1528
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CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA:
REFLEXIONES PARA EL DEBATE
Nuestro país atraviesa por un momento muy complejo que se ha traducido en
diversas manifestaciones sociales y sendos y repudiables hechos de violencia. Las
causas detrás de este fenómeno son múltiples y difusas. Sin perjuicio de las diversas
teorías que se esbozan para intentar explicarlo, lo cierto es que hoy no existe un
diagnóstico claro, indubitado y compartido sobre qué es lo que lo origina. Pero la
falta de este diagnóstico no ha sido obstáculo para que algunos intérpretes del
complejo fenómeno social radiquen las causas del estallido social -como se la ha
denominado- en un agotamiento del “modelo”. De ahí, sostienen tales intérpretes,
que la única alternativa o salida viable sería concordar un nuevo pacto social para
lo cual resultaría imprescindible contar con una nueva Constitución.
Qué debe contener esa nueva Constitución o en qué sería diametralmente diferente
de la vigente no es, sin embargo, para nada claro. Cómo una nueva Constitución
(que como toda Carta Magna debe tener determinadas características que
abordaremos m ás adelante), podría hacerse cargo de las demandas sociales y si
ellas han de servir tales propósitos, es aún menos evidente. Pero la propuesta no
La falta de diagnóstico sobre el complejo momento actual no ha sido obstáculo para que algunos
intérpretes del mismo radiquen las causas del est allido social -como se le ha denominado- en un
agotamiento del “modelo”. De ahí, sostienen que la única alternativa o salida viable sería
concordar un nuevo pacto social para lo cual resultaría imprescindible contar con una nueva
Constitución, fruto de un proceso que incluya una Asamblea Constituyente y un plebiscito.
Los avances conseguidos por nuestro país en estas tres décadas nos permiten no concordar, al
turno de cuestionar, ese diagnóstico, lo que no significa ser complacientes con los desafíos
pendientes. A su vez, de acuerdo a nuestra institucionalidad, corresponde al Congreso, electo
democráticamente, procesar las demandas ciudadanas y dar lugar, en esa sede, a un proceso
deliberativo y racional en que se confronten las visiones y se generen espacios para los acuerdos.
En cualquier caso, la forma de satisfacer la llamada agenda social es por la vía de las políticas
públicas. Constitucionalizar estas demandas no sólo genera expectativas desmedidas, sino que no
corresponde porque la Constitución es un pacto que debe contener los mínimos necesarios para
regular el poder del Estado y resguardar nuestras libertades, aspirando a permanecer.

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