La cuestión social - Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Tomo I - Libros y Revistas - VLEX 275059439

La cuestión social

AutorHéctor Humeres Noguer
Cargo del AutorAbogado, Magíster en Derecho Laboral. Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Facultades de Derecho de las Universidades de Chile, del Desarrollo y Gabriela Mistral
Páginas37-59
37
1. L
A
CUESTIÓN
SOCIAL
:
ORIGEN
,
REALIDAD
,
COMPLEJIDAD
Y
NATURALEZA
ECONÓMICO
-
MORAL
;
SUS
EVENTUALES
SOLUCIONES
. La definición más cono-
cida y popularizada de cuestión social es la dada por el sociólogo italiano
Olgiati, quien dice que es “el conjunto de males que actualmente reinan
en la sociedad respecto al trabajo, de los cuales deseamos saber las causas
y buscar los remedios”.
Esta definición es muy amplia y por lo mismo adolece de vaguedad,
pero sí tiene la virtud de reflejar el contenido de la cuestión social no
solamente de un instante, sino que puede aplicarse con propiedad a
diversas épocas. Desde principios del siglo pasado que existe malestar
entre los trabajadores, cuando, desaparecidos los gremios, quedaron
entregados a la libertad de contratar de los prestadores de servicios. Ya
hemos señalado cómo imperó desde el inicio del capitalismo un mar-
cado individualismo en la orientación del Derecho y cómo, dentro de
la libertad para contratar, el trabajador siempre tuvo que aceptar las
condiciones señaladas por el empleador. Ello trajo como consecuencia
fatal el enriquecimiento cada vez mayor del propietario de los medios
de producción a costa del empobrecimiento progresivo del trabajador.
Antes, la diferencia económica entre el maestro director de un taller y
un operario que laborara en él no era notoria; en el capitalismo cada vez
se hizo presente con mayor fuerza.
Sin embargo, anotan los autores, no sólo el factor económico influye
en la génesis de la cuestión social. También gravita, y en forma importante,
el factor moral, ya que el empleador divisa en el trabajador un elemento
incorporado a su fábrica, le interesa siempre que esté en condiciones de
producir, sin que le preocupen fundamentalmente su bienestar personal,
económico o el de su familia. Al empleador lo mueve la idea de hacer
mayores ganancias y aumentar su producción y con ello su capital. El traba-
jador, por su lado, cumple con lo necesario para ganar su remuneración y
mira con reprobación a quien le da la oportunidad de ganarse su sustento;
comprueba en el empleador el espíritu utilitario que lo guía y el bienestar
y progreso económico obtenido, en parte, con su sacrificio.
CAPÍTULO II
LA CUESTIÓN SOCIAL
DERECHO I NDIVIDUA L DEL TRAB AJO Y PROCEDIMI ENTO LABOR AL
38
Desde que el Estado empieza en el siglo XX a participar en el ámbito
laboral, especialmente a través de una legislación cada vez más interven-
cionista, trata de investigar las causas del malestar entre los trabajadores y
busca soluciones adecuadas para satisfacer sus aspiraciones, las que entrega
para su aplicación mediante la dictación de leyes y contratos.
No obstante tal actitud, no es mucho lo que se puede avanzar en la
solución de los problemas que constituyen la cuestión social, si a la vez no
se cuenta con la cooperación de las partes directamente interesadas en
el trabajo: empleador y trabajador. Los primeros pueden hacer mucho
para aliviar la tensión que se obser va en las relaciones con los segundos,
preocupándose de su bienestar, progreso económico y técnico, previsión,
etc., para lo cual suelen valerse de los departamentos de bienestar que
existen en empresas de importancia. Los trabajadores, por su parte, pue-
den contribuir igualmente a ello encuadrando sus peticiones dentro del
marco de la ley, de las posibilidades reales de la empresa y sin amenazar
su existencia misma ni la situación económica del país, y sin menoscabar
los derechos de otros grupos de trabajadores.
De esta triple actitud en el trabajo puede esperarse la solución, si no
de todos, por lo menos de la mayoría de los problemas que forman la
cuestión social.
2. L
AS
DOCTRINAS
SOCIALES
. Se denominan tales los diversos sistemas ideados
para estudiar la organización social y resolver los problemas que comprende
la cuestión social.
Las diversas doctrinas carecerían de valor si únicamente dedicaran es-
fuerzos a la investigación científica o a la especulación con las conclusiones
que de ella obtuvieren. No es ese su fin; deben tratar de llevar a la práctica los
principios por ellas sustentados, o que obtienen mediante la política social,
que se ha definido como “la acción de las diversas doctrinas económico-so-
ciales en orden a conseguir la realización de los principios sustentados por
ellas. La política social es, pues, como la dinámica de esas doctrinas”.1
Las teorías sociales han sido clasificadas de muy distintas maneras por
los autores, y esto ha sucedido porque algunas de ellas, aunque son total-
mente antagónicas, parten de principios en cierto punto similares, como
el socialismo y la doctrina de la Iglesia Católica, o son movimientos que ha
inspirado un mismo filósofo, aun cuando las conclusiones a que arriben las
doctrinas sean absolutamente dispares. Así Hegel es citado como inspirador
del marxismo y al mismo tiempo del nacionalismo o nazismo.
Hecha esta advertencia, intentaremos dar una clasificación de las doctrinas
sociales y para el objeto las dividiremos en cuatro grupos: a) individualista
o liberal; b) socialista; c) cristianismo social, y d) otras tendencias, entre las
cuales podemos hacer figurar el anarquismo, sindicalismo, cooperativismo,
agrarismo, solidarismo y justicialismo.
Autores que han querido dar una aplicación práctica a la clasifica-
ción de las doctrinas sociales, han dicho que sus principios se relacionan
1 FRANCISCO WALKER LINARES, ob. cit., pág. 243.

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