Desaparicion y Disciplinamiento social: notas para una genealogia de la desaparicion. - Núm. 35, Junio 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739187

Desaparicion y Disciplinamiento social: notas para una genealogia de la desaparicion.

AutorRojas, Braulio
CargoTextos

Ganaron porque produjeron formas de percepción que continúan ese modo de destrucción que les es propio Jacqueiine Lichtenstein en una visita al museo de Auschwitz

...grito dos veces, un grito no más fuerte que una exhalación: "El corazón de las tinieblas", Joseph Conrad

I

La desaparición forzada de personas, ha sido una de las practicas represivas más radicales y electivas a que han sido sometidas, en el siglo que aún no acaba de pasar, las sociedades latinoamericanas en constante proceso de modernización. Esta práctica de represión política y social, según como lo señala Ana Molina Theissen[1], surgió en la década de los sesenta, y en 20 años de aplicación sistemática de esta (1966-1986) noventa mil personas fueron hechas desaparecer en América Latina.

La desaparición forzada de personas se puede argüir, respondería a una estrategia que operó a partir de unos dispositivos múltiples y heterogéneos que se fueron generando desde ciertos campos de institucionalizados de nuestras sociedades. Estos llevan implícitos en su constitución un saber-poder sobre lo social que se imbricaría en el imaginario colectivo legitimador de la realidad[2] social, estas legitimaciones se habrían instalado a partir de una compleja manera de resolverse las fuerzas en tensión del cuerpo social, de una manera que seria necesario precisar en sus detalles.

Si bien históricamente hay antecedentes de las desapariciones en prácticas nazis bajo el decreto "Nach und Nebel" (Noche y Niebla)[3], la desaparición política de personas operó como una práctica sistemática aplicada desde el Estado, pero que también respondió a una tensión de fuerzas que nos remite a un conflicto geopolítico global. Como señala Helio Gallardo; "El fenómeno de las desapariciones forzadas se da dentro del marco de la guerra contrainsurgente que se desata en América Latina en la década del sesenta"M, y esta guerra se manifiesta y se instala desde la doctrina de Seguridad Nacional como una guerra social de baja intensidad en el entendido de que "...por debajo del orden apacible de las subordinaciones, por debajo del Estado, de los aparatos del Estado, de las leyes, etcétera..."[5] lo que está latente es la prosecución de la guerra por otros medios. En este sentido seria posible comprender el fuerte y trágico influjo que tuvo la Guerra Fría en nuestros territorios con la consecuente influencia norteamericana en el hemisferio occidental. Esta guerra social es parte de lo que Foucault ha identificado como la "estructura binaria de la sociedad", que estaría a la base de cualquier manifestación de lo social, desde siempre, con todo lo impreciso que esto pueda sonar, pero lo dejaremos, por lo pronto, en su indeterminación..

Si lo que se quiere plantear es la posibilidad de una "genealogía de la desaparición", habria que rastrear con que prácticas de coerción social, con que tipo de racionalidad política, con cuales mecanismos de domesticación del comportamiento, con que técnicas de dominación de los cuerpos se encuentra emparentada la desaparición forzada de persona. Arriesgaré algunas ideas en torno a esto en lo que sigue a continuación.

II

Si nos posicionamos, como punto de partida, desde la lógica del "enemigo interno", se podría rastrear y encontrar en ella un posible punto de origen para la política de "desaparición forzada de personas". en lo que Foucault ha señalado como la diferenciación entre los "ilegalismos" y los "delitos", separación que ha funcionado como parte de una manera de establecer un control sobre las poblaciones de marginados urbanos, en tanto estos, cada vez más, son percibidos como un peligro latente para la creciente institucionalización de lo social generada desde el Estado[6]. Esta distinción, podríamos decir tiene como objeto una domesticación de los cuerpos de los sujetos que se encuentran "sujetos" a saberes y prácticas que delimitan más o menos coercitivamente su accionar en las sociedades capitalistas, las que paulatinamente se fueron convirtiendo en sociedades administradoras y normalizadoras de las fuerza y de los cuerpos, ya que el capitalismo "...no pudo afirmarse sino al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos."[7]. Este ajuste constituida un dispositivo de dominación que operaría sobre el cuerpo de los individuos, en el sentido de que emerge desde una particular manera de construir un biopoder, a partir de la aparición de una "anatomopolitica del cuerpo humano", y de una "biopolitica de las poblaciones"[8], como reflejo de una incipiente, pero constante racionalización del poder político. Además, a partir de esta delimitación de lo que será definido como delito por una sociedad, o por y...

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