El desierto entre las flores. - Núm. 32, Marzo 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739083

El desierto entre las flores.

AutorSilva Anguita, Jos
CargoPoema

El desierto entre las flores I Cada día viene un día que no traerá otros nuevos se nos presentan lugares como flores, y son los ciclos aquellos que dicen: "...tu irás, a ti vendrán". &Y el sol? Es el invitado que lo dirige todo, sin rostro ¿Y las aguas? Oh, el capricho, el capricho que las junta alrededor del castillo sin besar el desierto solferino. Arriba, más arriba de los sueños alguien reposa, de todas formas todo está colgado, dispuesto, tiempos, risas, el polvo en el muro. Afuera, lejos de los vientos y el deseo, camina alguien, sin salir de su eje no lo rompe, aunque en él se marchita la semilla puesta en el día con presagios ¡qué de luces no quisieran cegado! ¡qué de vientos remecerlo en su costumbre! sus pasos, y la medida del barro hundido no dan el son que todos tienen impreso, no hay canción para ellos, ni medianoche ni sangre que honre la cortada -viva, dulce- dónde caminará él, con las heridas abiertas, qué nomenclatura pondrá a sus pies alguna otra escritura rodante, vagabunda de ojos, arrebolada en su soberbia perenne destrozada ante los ojos del erudito o sin gloria ante los nublados del pelmazo. Qué fácil pregonar que se es el idiota cuando se es falso, manchado de comidas mal servidas e infectas, tal como el poema escrito al calor del servilismo, por latas de olvido; la inautenticidad no moldea bufones célebres, sino un barro inmodelable, que será ajusticiado con paciencia por la tierra sana -gira de nuevo en el ruedo el tic tac de la muerte-. Sin caminata, no hay viaje, entonces dónde habrá palabras, qué vacía está la red, dónde habrá peces, palabras, y el mar... se descascaran los ojos, lágrimas, reflejos habrá un polvo ante el que todos han presentado una misiva infamante, una vela prendida, algún baile con narcóticos -algún fervor de parque labrado por el progresismo-. Nunca hubo valor, nunca latidos y en cuanto la palma no transpiró miel dejó se susurrar el cuero anodino de la marcha -no se repiten las frases, como el sol-. La fidelidad, como la palabra, voló lejos junto con todas las palabras grandes junto con todos los signos que, en un rapto de divina insolencia fueron usados aquí el rugido de los añosos reptiles de hielo ya atomizará el veneno nivelador, y la luna... II "No siento el peso que él lleva sobre sus hombros", dice la vieja cuajada ya la abofetearía el insulso caminador con sus huesos sin médula, sin risa fácil. Cuánta desilusión trocada en odio -no habrá yacimiento que honre este clamor- nunca fue...

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