Presentacion del libro de Leonidas Morales: Novela Chilena Contemporanea. Jose Donoso y Diamiela Eltit: III. Diamela Eltit. 3. Genero y Hegemonia en el infarto del alma, por Leonidas Morales. - Núm. 31, Junio 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656756

Presentacion del libro de Leonidas Morales: Novela Chilena Contemporanea. Jose Donoso y Diamiela Eltit: III. Diamela Eltit. 3. Genero y Hegemonia en el infarto del alma, por Leonidas Morales.

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El infarto del alma es un libro que, como suele ocurrir (sobre todo en Chile), ha tenido menos crítica de la que en verdad exige y merece. Se publicó en 1994, con doble autoría (y doble código de comunicación): Diamela Eltit, quien escribe los textos, y Paz Errázuriz, autora de las bellas fotos intercaladas a lo largo de sus páginas [1] . No olvidaré en mi análisis estas fotos (fundamentales por cierto), aun cuando el foco estará dirigido a los textos y a la identidad de libro que ellos (en complicidad con las fotografías desde luego), hacen posible. Este libro ocupa, a mi manera de ver, un lugar especial en la producción de Diamela Eltit. Podría empezar a determinar ese lugar con una afirmación negativa: se trata de un libro cuya diferencia, y el sentido mismo de ésta, pasarían desapercibidos si se lo leyera como otro hito más en el despliegue del proyecto narrativo de la autora. Me parece, por el contrario, un libro que sin romper con el sentido de cada uno de los hitos de escritura por los que pasan las líneas de desarrollo de ese proyecto, se aparta del resto de los libros desde el punto de vista del peculiar modo de su estructura, y de la "representatividad" de ésta. La estructura de que hablo se presenta, a la luz del conjunto de los libros de Eltit, como una suerte de modelo (de maqueta), que el resto de sus libros no han hecho sino explorar o realizar en alguno de sus aspectos. Describir críticamente este modelo significa disponer, por una parte, de una clave estructural de comprensión del conjunto de la producción de Eltit, pero, también, enfrentarse a la figura de una nueva propuesta de obra, de escritura literaria. Esta propuesta está marcada por dos rasgos históricos: carece de antecedentes en Chile (y tal vez en Latinoamérica), al mismo tiempo que se nos aparece como una construcción del todo coherente y estéticamente sostenible si se la ve tanto desde las particularidades del proyecto narrativo mismo de Eltit como desde las alternativas del desarrollo contemporáneo de la literatura y el arte modernos.

Para abordar la cuestión del sentido del modelo ofrecido por El infarto del alma, es necesario partir recuperando, como marco crítico, las peripecias principales de la trayectoria de la noción de obra (se entiende, obra moderna). Las vanguardias históricas, décadas del 10 y del 20 del siglo XX, terminan con una larga tradición narrativa (la del "realismo"), que ya en la segunda mitad del siglo XIX da signos del deterioro de sus fundamentos [2]. Dejando de lado síntomas y variaciones menores, podría hablarse de ella como una tradición presidida por la continuidad de un tipo de obra, definida básicamente por su unidad: unidad en la disposición concertada de sus elementos, lo que supone un eje o centro en torno al cual los elementos se articulan, y unidad de los patrones estilísticos a los que responde la escritura. Pero hay otro factor igualmente tributario de este tipo de obra como unidad: el género discursivo, que tendrá en mi análisis una importancia decisiva. Hasta antes de las vanguardias, cada obra se desarrollaba dentro de los límites de un determinado género, a cuyas convenciones se sometía. Si un libro se publicaba como "novela", por ejemplo, el lector no tenía duda alguna de que lo que leía era una novela tal como las conocía. Este tipo de obra es al que Peter Bürger llama "obra orgánica" [3], para destacar justamente la trabazón y la relación de fuerte cohesión entre las partes y el todo.

Ya se sabe: las vanguardias históricas someten a una crítica frontal la noción de obra "orgánica" y el concepto al que de alguna manera está ligada: el concepto de la "autonomía del arte" (a fines del siglo XIX proclamado por los suscriptores del "arte por el arte"). Con las vanguardias y después de ellas, en su perspectiva, no habrá ya más lugar para la obra "orgánica" (sólo sobrevivirá en la literatura residual, "provinciana" o desfasada, y en la práctica de la literatura masiva), por ser ajena, como estructura, a las nuevas condiciones de producción de verdad. En adelante, mientras estén en vigencia las premisas del período abierto por las vanguardias (entre ellas, y sobre todo en el surrealismo, la premisa utópica o revolucionaria de que el arte nuevo implica una sociedad nueva), las obras literarias sustituirán la unidad por la fragmentación (con el montaje como principio constructivo) y abrirán su interioridad a toda clase de contaminaciones discursivas. En el terreno de la novela, un ejemplo clásico, casi tópico, del fenómeno es el Ulises, de James Joyce: contiene una seguidilla...

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