Diferencias de genero en la construccion del paisaje de la conciencia en narraciones orales infantiles. - Núm. 45, Enero 2008 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429916

Diferencias de genero en la construccion del paisaje de la conciencia en narraciones orales infantiles.

AutorNeira Reyes, Patricia

INTRODUCCIÓN

Si hay algo que distingue al ser humano del resto de los seres vivos es, junto a la razón, la capacidad lingüística. Porque tenemos la facultad del habla y del raciocinio podemos situamos en un lugar privilegiado dentro del mundo, lugar que no tiene el resto de los seres vivos. Pero hay algo que nos distingue aún más, pues a través de ese rasgo podemos percibir el mundo y darlo a conocer al resto de los individuos de nuestra especie: somos "animales narrativos". Partiendo desde lo cotidiano, debemos tener en cuenta que el ser humano en sí es un ser narrativo, es decir, las historias forman parte de nosotros de manera directa. El discurso narrativo cruza nuestra existencia de tope a tope. Cuando niños, nuestros padres nos cuentan historias a la hora de dormir y nosotros tratamos de contar lo que nos ha pasado durante el día utilizando narraciones. El tema a abordar en esta investigación constituye un elemento de vital importancia a la hora de construir una narración. Por medio del paisaje de la conciencia somos capaces de atribuir estados mentales (sentimientos, intenciones y deseos, por ejemplo) a los personajes presentes dentro de nuestra historia, constituyéndose en una especie de "pilar" de nuestro relato, pues, entre otras cosas, la narración adquiere forma, coherencia y credibilidad, saliendo del margen de una mera descripción de acontecimientos, transformándose en un relato. En este sentido, el objetivo fundamental de este trabajo es descubrir si existe una diferenciación de género en la construcción del paisaje de la conciencia, es decir, si los niños presentan más dificultades a la hora de elaborarlo que las niñas (o al revés), o si el discurso de los niños es más rico en cuanto a la atribución de estados mentales a los personajes de la narración, por ejemplo.

En los años '90, con las investigaciones de Tannen, comenzó una especie de auge por el estudio de las relaciones entre género y discurso. Poco a poco se empezaron a plantear diferentes afirmaciones que siguen vigentes hasta el día de hoy, entre ellas que el discurso femenino (ya sea oral o escrito) es mucho más expresivo que el del hombre y que ambos se diferencian por factores externos como la situación de desmedro, en cuanto al poder y a los roles sociales, a la que ha estado sometida la mujer, situación que está en constante cambio por las nuevas oportunidades que ésta tiene y por las diferentes funciones de poder que está cumpliendo como gerentes de alguna empresa, doctoras, abogadas e incluso, yendo al caso más cercano, Presidentas de la República. Es, por lo tanto, un factor de conocimiento general que el discurso de las mujeres y el discurso de los hombres presenta diferencias. Ahora bien, esas diferencias se van acrecentando conforme pasan los años y tanto las mujeres como los hombres van adquiriendo sus propios roles dentro de la sociedad. La adquisición de roles comienza con el proceso de socialización, que es la puerta de entrada del individuo a la sociedad.

Esta investigación pretende descubrir si esas diferencias se logran hacer patentes en una etapa inicial de adquisición de discurso (5, 6, 7 y 8 años), etapa que además es inicial en cuanto al proceso de socialización, pues los niños recién entran al mundo escolar en la edad antes mencionada. Se pretende averiguar si existen diferencias de género a la hora de construir el paisaje de la conciencia de un discurso tan crucial e importante como el narrativo, ya que a través de él, el individuo se presenta a sus pares y se consolida ante ellos como miembro de una comunidad lingüística o como miembro de la sociedad. El paisaje de la conciencia dentro de una narración supone un proceso complejo para su construcción, pues mediante él el niño adjudica estados mentales a otras entidades, enriqueciendo así el relato no sólo mediante hechos sino también mediante emociones, percepciones, deseos, sentimientos atribuibles a los personajes de cada historia. Al ser un proceso básico (pues forma parte del discurso narrativo, discurso base para la consolidación del individuo) pretendemos descubrir diferencias atribuibles al género dentro del discurso en cuestión.

MARCO CONCEPTUAL

Las construcciones narrativas son una parte importante de nuestra existencia porque, siendo niños, nos permiten conocer el mundo en el que vivimos y acercamos a él. Cuando somos adultos "continuamos rodeados de cuentos, proporcionando a nuestros mundos no sólo datos, sino también significados" (Mateas & Sengers). Por medio de la narración ordenamos el mundo, le damos sentido a las cosas que pasan en él y podemos informar a otras personas de lo que ocurre. Organizamos nuestra experiencia en función de las narraciones. Algunos autores, como David Blair y Tom Meyer llamarán 'inteligencia narrativa' a la habilidad de organizar la experiencia en forma narrativa.

  1. Inteligencia narrativa y teoría de la mente

    Todos poseemos la 'inteligencia narrativa' pero no es el único elemento que nos permite producir narraciones. En nuestra mente poseemos algo que permite dar coherencia a nuestros relatos, que permite que podamos introducir en ellos a los personajes que dan vida a las acciones y que se desenvuelven en el mundo narrado. Ese "algo" es lo que muchos investigadores del discurso narrativo han definido como 'teoría de la mente'. La 'teoría de la mente' cumple un rol fundamental en la producción narrativa del ser humano desde edades muy tempranas. David R. Olson plantea que esta teoría surgiría alrededor de los 2 años de edad, cuando los niños ya comienzan a reconocerse como seres que piensan, que creen, que se sorprenden frente a hechos inesperados, que dudan, etcétera. Esto indicaría que a esta edad los niños ya están en condiciones de hacer distinciones entre el mundo en el que viven y las representaciones mentales de dicho mundo. Cuando la 'teoría de la mente' se encuentra desarrollada, el ser humano tendrá la capacidad de atribuir estados mentales, tanto a sí mismos como al resto de los individuos de la especie, y también tendrá la capacidad de predecir comportamientos a partir de esta atribución de estados mentales, reflejando dentro de su mente el comportamiento que él mismo tendría frente a una determinada situación.

    El discurso acerca de los pensamientos, deseos y sentimientos propios y de otras personas (discurso de estados mentales) ha sido propuesto como pieza fundamental del entendimiento de la sociedad por parte del niño y como llave de entrada al mundo, pues le permite conocerlo.

    Los psicólogos evolutivos hablarán del surgimiento de una 'teoría ingenua de la mente' cuando los niños son capaces de distinguir entre 'contenidos proposicionales' (descripciones correctas o incorrectas de un estado del mundo) y 'actitudes proposicionales' (estados mentales relativos a estados del mundo). Cuando el niño logra distinguir entre actitudes y contenidos proposicionales se dice que ya ha alcanzado un nivel metarrepresentacional, que aparece alrededor de los 4 años de edad. Ahora el niño estará capacitado para construir representaciones de representaciones, es decir, tendrá desarrollada la 'teoría de la mente'.

    Existen dos corrientes que pretenden explicar a cabalidad cómo surgiría esta teoría que permite la comprensión del mundo, de las representaciones, de los estados mentales y la posterior organización de dichas habilidades en una narración. Una de esas corrientes es de orientación filogenética. Dicha corriente, defensora de la 'teoría del módulo innato' se inclina por sostener que la teoría de la mente se desarrolla gracias a la actuación de módulos con los que el ser humano está genéticamente dotado. Estos módulos contendrían información específica sobre distintos dominios del conocimiento. El módulo innato se encontraría "biológicamente especificado para construir representaciones de conocimientos psicológicos debido a que contiene una psicología intencional primitiva" (Bocaz, 1996). La otra corriente, de orientación ontogenética, considera que la comprensión de la mente "se debe a cambios en las estructuras representacionales que se producen por procesos cognitivos que son generales de todos los dominios" (Bocaz, 1996). En nuestra mente empleamos tipologías empíricas y generalizaciones para atribuir a otras personas los estados mentales que nosotros experimentaríamos al encontramos ante X situación, en otras palabras, en nuestra mente simulamos los estados mentales de otra mente. Esta corriente se denomina 'teoría de la simulación'.

    Como se ha mencionado anteriormente, gracias al desarrollo de la 'teoría de la mente' los niños son capaces de atribuir estados mentales propios a otros individuos y además predecir comportamientos de otras personas frente a una determinada situación mediante la proyección en sus mentes de la reacción que ellos tendrían frente a un determinado suceso. Para lograr esa proyección, los niños recurrirían a una serie de estrategias entre las que destaca una en especial: la 'estrategia de simulación'. Como seres humanos no tenemos acceso libre y privilegiado nuestra mente, a nuestros estados mentales y menos a los de otras personas. Entonces, ¿cómo se explica que un niño sea capaz de proyectar estados mentales propios en los personajes de una narración, por ejemplo, o de predecir actitudes de otras personas frente a una situación determinada? Es aquí donde se emplea la 'estrategia de simulación' que consistirá en reconstruir en nuestra propia mente una serie de secuencias de causas en las que los estados mentales se insertan. Explicándolo de otra forma: el niño será capaz de atribuir estados mentales a otros seres y será capaz de predecir actitudes ajenas porque empleará su propia experiencia para comprender la experiencia de otros. Este proceso es complejo porque supone una distorsión de la realidad al construirse dos modelos: uno que se ajusta a los hechos que ocurren en el mundo "real" y otro en el que se procesa lo que sucede en el mundo que nuestra propia mente ha...

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