Eficiencia productiva, localización y polarización de la industria en Colombia en el contexto de la integración comercial de los noventa. - Vol. 31 Núm. 92, Mayo 2005 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 55629291

Eficiencia productiva, localización y polarización de la industria en Colombia en el contexto de la integración comercial de los noventa.

AutorLotero, Jorge

Resumen

Desde la segunda mitad de la década de los ochenta, el gobierno colombiano introdujo ajustes y reformas en materia comercial, con el propósito principal de recuperar el papel de la industria como motor del cambio estructural mediante la eliminación del sesgo antiexportador, la reasignación de los recursos hacia las actividades con ventaja comparativa y la intensificación del uso de los factores. Como corolario de lo anterior, la industria de las regiones elevaría sus niveles de productividad y eficiencia, modificándose simultáneamente el patrón de localización y reduciéndose su concentración en el denominado "triángulo de oro". Con una perspectiva analítica que podría denominarse como funcionalista, que considera la relación de la geografía con el desarrollo económico, este artículo examina los principales cambios que se produjeron en los aspectos señalados, evaluando asimismo los vínculos de la liberación comercial con la eficiencia, la localización y la concentración presentes en el enfoque ortodoxo. Se concluye que las mejoras en productividad y eficiencia, así como el desarrollo industrial basado en recursos en algunas regiones periféricas, contribuyeron a acentuar las tendencias hacia la polarización.

Palabras clave: liberación comercial, eficiencia, productividad, aglomeración, polarización, reasignación de recursos, ventajas comparativas, proximidad.

  1. Introducción

    Desde mediados de los agios ochenta se introdujeron en Colombia ajustes y reformas en materia de política económica y comercio exterior. Sus propósitos principales fueron los de propiciar un cambio en las fuentes de oferta y demanda, mejorando los indicadores de eficiencia industrial y elevando la productividad del trabajo y factorial, volcando la industria hacia los mercados externos mediante su especialización en bienes con ventajas comparativas.

    Como un corolario de lo anterior, la reforma comercial también debería conducir a ajustes territoriales. Entre otros, se buscaba el desplazamiento de la industria desde las regiones del interior del país hacia las periféricas que contaban con dotación en mano de obra, recursos naturales o acceso a los mercados externos, contrarrestando de esta manera las tendencias hacia la polarización industrial.

    Específicamente, y con base en planteamientos neoclásicos convencionales, desde finales de la década se había cuestionado --en algunas esferas oficiales y académicas-- la polarización económica, la cual se asociaba al modelo de desarrollo adoptado en Colombia, y en particular, a las políticas activas de industrialización por sustitución de importaciones. La explicación de los desequilibrios regionales se vinculaba con las distorsiones de los mercados y el sesgo antiexportador generados por las políticas proteccionistas y los rallos del gobierno, que mediante los subsidios otorgados a la industria contribuyeron a que la actividad se concentrara en Bogotá y Antioquia y en el Valle del Cauca, configurando el denominado "triángulo de oro" y discriminando de esta forma al resto de regiones y ciudades de los beneficios del desarrollo (García, 1999).

    En el marco de estas ideas, las conclusiones de este diagnóstico no podían ser más simples: eliminada la protección, adoptadas políticas "neutras" de precios correctos, reducido el tamaño del Estado y eliminado su papel para el desarrollo económico (Krueger, 1996), desaparecerían el sesgo antiexportador y la discriminación regional y sectorial. La integración económica y una política de apertura comercial incidirían favorablemente en la productividad de las firmas, y por ende, serían un incentivo para que las regiones periféricas alcanzaran su desarrollo industrial por dos caminos complementarios: de una parte, por la asignación más eficiente de los recursos de acuerdo con las ventajas comparativas regionales (recursos abundantes, naturales y trabajo y acceso a los mercados), volcándose la industria hacia las exportaciones; de otra, por facilidad de acceso de las firmas a las mejores prácticas tecnológicas, independientemente de su ubicación. Implícitamente, se consideraba que la liberalización del régimen comercial conduciría modificar el patrón de localización y de crecimiento industrial, y por esta vía, a cambios en su distribución geográfica. Sin que mediaran políticas públicas activas, la desconcentración industrial y el desarrollo y la equidad regional dependerían del buen funcionamiento de los mercados y la movilidad de los factores, jugando así la integración comercial un papel crucial.

    Esta relación causal entre comercio y concentración ha sido considerada para el caso mexicano por Krugman y Livas Elizondo (1996), al desarrollar un modelo de geografía económica con restricciones externas; sin embargo, fue rechazada por la evidencia empírica para varios países de América Latina (Diniz y Crocco, 1998; Hiernaux, 1998, Riffo y Silva 1998; De Mattos, 1998 y 1999), así como por otros trabajos en geografía económica-- específicamente uno realizado para el caso colombiano (Fernández, 1998).

    No se puede negar de manera categórica que la protección pudo haber incidido en la polarización económica e industrial de los países que adoptaron un modelo de industrialización por sustitución de importaciones; no obstante, de ello no puede deducirse que, una vez eliminadas las restricciones al comercio, se atenúen las tendencias hacia la concentración industrial por los efectos que la liberalización del régimen comercial tendría sobre la localización de las actividades industriales, de un lado, y la eficiencia y productividad de las regiones periféricas, de otro; es decir, desencadenando fuerzas centrífugas que contrarresten las centrípetas. Al respecto, debe considerarse que la geografía condiciona el logro de resultados de la apertura comercial en materia de productividad y eficiencia, especialización y distribución geográfica de la actividad industrial. Tal condicionamiento está asociado principalmente al problema de la proximidad propio del desarrollo económico y regional, el cual puede abordarse desde tres perspectivas conceptuales diferentes, pero en algunos aspectos, complementarias.

    En primer lugar, desde una perspectiva de geografía económica, cuyo análisis enfatiza en los fenómenos de localización y distribución en el espacio de las actividades económicas, se establece que, en relación con la proximidad, la aglomeración de las actividades y de la población es el producto de la interacción de los rendimientos crecientes con la distancia. En condiciones de libre movilidad de la fuerza de trabajo, las externalidades pecuniarias (efectos de enlace sobre la demanda final e intermedia) y tecnológicas (efectos de propagación del progreso técnico) o debidas al capital humano conjuntamente con la caída de los costos de transporte, se convierten en fuerzas centrípetas o hacia la aglomeración de las empresas y de la población en una o pocas regiones, dando lugar a regiones especializadas o diversificadas (Fujita, Krugman y Venables, 2000; Herderson et al., 2000; Krugman, 1998; Muñiz, 1998; De Lucio, 1997; Thisse, 1996).

    Pese al carácter acumulativo que posee este proceso, que condiciona la trayectoria de crecimiento de las regiones, pueden desencadenarse fuerzas centrífugas o hacia la dispersión que contribuyen a revertir la polarización, y ello por dos causas diferentes. En primer lugar, por la aparición de condiciones adversas en las regiones centrales asociadas a externalidades negativas por congestión, costos elevados de los factores inmóviles o expectativas negativas de los agentes sobre su desarrollo futuro. En segundo lugar, por restricciones a la movilidad de la mano de obra, bajos costos fijos de las actividades y restricciones al comercio debidas a altos costos de transporte o barreras proteccionistas.

    En estas condiciones, las industrias con débiles enlaces e intensivas en factores inmóviles pueden desplazarse hacia aquellas regiones periféricas que, además de un buen acceso a los mercados, cuenten con ventajas competitivas en capital humano, infraestructura física e instituciones de calidad. De esta manera, mediante enlaces pueden incubarse nuevos procesos de aglomeración en la periferia a partir del crecimiento de algunas industrias, desarrollándose así nuevos centros dinámicos de producción y consumo (Herderson et al., 2000; Cuadrado, 1998). Esto no significa, ni mucho menos, que se produzca un proceso de convergencia y se reduzcan de manera sustancial los desequilibrios territoriales, tal como lo predice el argumento ortodoxo (Pomec, 1998).

    Por la influencia que ejercen estos factores, la dinámica de la industria, así como su distribución geográfica, no dependen sólo del régimen comercial, pudiéndose fortalecer la concentración y no debilitarse con la mayor integración comercial, tanto a nivel internacional como al interior de los países.

    Al respecto, Charlot (2000) argumenta que, en un contexto de integración, las mayores inversiones de capital público --vías y comunicaciones, servidos públicos-- y humano en una región central son un poderoso factor de atracción y no de expulsión de capital, elevando la demanda por los bienes que tal región produce y limitando el flujo de capital desde las regiones ricas hacia las pobres. De otra parte, según Octaviano y Puga (1997), Bellone y Maupertuis (2000) y Bardhan (1995), en condiciones de restricciones a la movilidad de la mano de obra, la mayor integración económica puede fortalecer la polarización, al favorecer las regiones centrales donde se aglomeran las actividades con rendimientos crecientes y complementariedades, tales como el capital humano, las innovaciones y la investigación y desarrollo. El desarrollo, difusión y adopción de nuevas tecnologías por las firmas no es, pues, independiente de la proximidad geográfica y la localización de las actividades.

    El problema que nos ocupa también puede abordarse mediante algunas de las ideas que nos proporciona el enfoque de geografía económica que...

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