Elite y Teatro en Copiapo 1846-1853. Recetas para civilizar un enclave minero. - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56593248

Elite y Teatro en Copiapo 1846-1853. Recetas para civilizar un enclave minero.

AutorRodríguez Silva, Andrea
CargoTextos

Elite y Teatro en Copiapó 1846-1853. Recetas para civilizar un enclave minero [1]

Introducción

Una preocupación permanente de la elite chilena, durante el siglo XIX, fue la lucha por imponer la "civilización" a una sociedad que recién salía del periodo colonial considerado como la representación más palpable de la barbarie.

La investigación en torno al teatro en Copiapó me llevó a imaginar a la elite como un grupo de cocineros que experimentaban sus "recetas sociales" en un laboratorio gastronómico privilegiado, es decir con los medios económicos suficientes para crear hasta las cosas más impensadas, para añadir ingredientes importados directamente de Europa e implementar todos sus conocimientos y experiencias del Viejo Mundo en un pueblo que como un niño que recién daba sus primeros pasos en el camino del progreso.

A principios del siglo XIX, Copiapó no era más que una pequeña villa colonial, fundada en 1744 con el nombre de San Francisco de la Selva de Copiapó [2]. Su sencillo devenir se vio totalmente trastocado en 1832 con el descubrimiento de las minas de plata de Chañarcillo. Se inició, así una historia memorable de prosperidad y riqueza. Copiapó tuvo así su propia fiebre de la plata, atrayendo población de todas partes de Chile y del extranjero.

La manifestación de la riqueza no se hizo esperar. Los dueños de minas construyeron mansiones y las llenaron de los más sorprendentes objetos de lujos. Según un viajero alemán, en casa de un rico minero era posible encontrar desde una magnífica cama imperial con corona de oro hasta bacinicas de plata maciza [3].

Dejemos, por un momento, el escenario que estamos imaginando. Dejemos a los copiapinos disfrutar de su momento de prosperidad y dirijamos nuestra atención al camino que recorrió el teatro para convertirse en una escuela de costumbres.

El teatro ha tenido una larga evolución con el paso del tiempo.

Cuando los misioneros españoles llegaron a territorio americano, el teatro les sirvió para enseñar a los nativos las principales verdades de la fe católica. Esta utilización continuó durante la época colonial, en dos vertientes: la religiosa, a través de los autos sacramentales y la civil, a través de las obras que se presentaban en conmemoración a la ascensión de un nuevo monarca, al nacimiento de algún heredero u otro evento digno de celebración. [4]

La ilustración sumó una nueva misión para el teatro, convirtiéndolo en una bandera de lucha de la causa patriota. Desde el proscenio Camilo Henríquez exaltaba con el discurso libertario de su obra "Camila, o La patriota de sud-américa",

Alcanzada la Independencia el teatro fue heredado por la República en formación como un "orientador moral" y "estimulador de la conciencia social crítica". Esto quedó de manifiesto en el teatro edificado en 1820 por el gobierno de O'Higgins, cuyas cortinas tenían bordado el verso de Vera y Pintado: "He aquí el espejo de virtud y vicio, Miraos en él y pronunciad el juicio". [5]

Todo esto no fue originalidad americana. Estas nociones, herencia de la ilustración europea, pretendían imponer el reinado de la razón, simbolizado en la luz que debía llegar a todos los rincones de la sociedad para producir el paso de la barbarie a la civilización. Para lograr su objetivo tomaron al teatro como el vehículo didáctico por excelencia [6].

La oscuridad para los republicanos americanos estaba en el pasado colonial. Desplazar fuera de escena lo hispano -vinculado a lo señorial, tradicional y conservador- era el objetivo de un nuevo grupo social que lideró la marcha de la modernidad. Esta era la burguesía.

En, Espectáculo y sociedad, Jean Davignaud señala :

"El "burgués" aprende a pensar y a vivir a través de las figuras imaginarias presentadas en el escenario. esto será pronto llamado la virtud pedagógica y civilizadora del teatro (Voltaire, D'Alember, Schiller). Como si a partir de cierto momento de la transformación de las sociedades europeas y del establecimiento de naciones comerciantes existiese un vinculo entre dos series paralelas; la superposición de los lazos mercantiles a los vínculos de honor, sumisión o sangre, por un lado; por el otro, la aparición de un lugar cerrado en que se viene a presentar la imagen del hombre y la exaltación de dicho lugar como único modo posible de representación de la persona humana." [7]

La burguesía chilena del siglo XIX se convenció del poder que tenía la imitación. Después de todo su historia esta marcada por una permanente imitación. El teatro no fue una excepción. Sin embargo el modelo a imitar no estuvo solamente sobre el escenario sino también en torno a él, en la sociabilidad desarrollada por los mismos espectadores. Que en la instancia de sociabilidad parecía convertirse en actor de su propia representación.

La burguesía hizo del teatro su propiedad y lo transformó en lo que su concepción de mundo le dictaba. En relación al impulso empresarial, las representaciones teatrales contenían también esta lucha contra la adversidad del destino que presenta el drama, en el cual el héroe vence las dificultades para obtener un final victorioso.

Con la mentalidad burguesa surge, además, la división entre el espacio público y el privado, que produjo un cambio en el espectáculo teatral y en el área donde este se desenvolvía. La puesta en escena se identificó con lo público, mientras el espectador se quedaba en un área de observación que representaba lo privado y le daba una distancia que antes no tenía [8].

"Ya no se trata de un teatro ritual de tipo barroco, realizado en espacios abiertos con la coparticipación de todo el pueblo en la procesión, fundamentalmente simbólico-alegórico y épico, si no uno basado en el discurso verbal referencial, circunscrito al espacio controlado del escenario y a sus aposentadurías pagadas, impulsado por un empresario." [9]

El cambio de un espectáculo vivido, a uno observado, hace del espectador un consumidor de una forma distinta de discurso que es absorbido desde fuera. La apropiación del espacio, por otro lado define también otra relación importante, pues al espacio abierto y desbordante se contrapone el espacio cerrado y ordenado del escenario, donde hay un control del público partiendo desde la entrada, la distribución de los asientos (que también implica una jerarquización) y el comportamiento que debían tener dentro del recinto. Por último se privatiza y profesionaliza también el manejo del espectáculo que queda ahora a cargo de un empresario.

En cuanto las temáticas teatrales la burguesía creó un movimiento modernizador incluyendo los temas de la familia y las relaciones que se daban al interior de la vida privada [10]. De una u otra manera, los temas del teatro de esta época son una vitrina donde las actitudes, comportamientos y conflictos privados son revelados a la mirada pública [11]

Lo que hizo el gusto burgués fue imponer un control implantando reglas que hicieran más verosímil la representación, de este modo, bajo el imperio de la razón y no de la pasión desenfrenada, el teatro podía efectivamente servir para educar.

Primera receta: Para civilizar, el teatro debe combinar en partes iguales una pizca de placer y una pizca de instrucción

El contar con un teatro era un signo de prosperidad y anhelo de superación. Era un símbolo en que se fundían las aspiraciones, los esfuerzos y los logros en pro de la cultura. Las ciudades tradicionales como Santiago o Talca consideraron imprescindible, en función de su larga historia tener estos establecimientos. Valparaíso, en virtud del movimiento que generaba el comercio y la gran cantidad de inmigrantes fue alcanzada rápidamente por la moda del teatro. La industriosa ciudad que había alimentado las arcas nacionales con su tesoro de plata haciendo que los contemporáneos se maravillaran con este descubrimiento, sintió que era necesario hacer algo por ella misma y para si misma.

Quince años después del descubrimiento de Chañarcillo, los hombres que habían explorado palma a palma las entrañas de una tierra generosa, decidieron explorar las posibilidades del arte para crear la riqueza espiritual que tanto anhelaban.

Sin dejar la disciplina del trabajo, combinaron su tiempo con momentos de diversión. El intento de la sociedad ilustrada de...

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