¿Es tan 'nueva' la 'Nueva Geografía Económica'? Sus aportaciones, sus limites y su relación con las políticas. - Vol. 40 Núm. 120, Mayo 2014 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 636155453

¿Es tan 'nueva' la 'Nueva Geografía Económica'? Sus aportaciones, sus limites y su relación con las políticas.

AutorCuadrado-Roura, Juan R.

RESUMEN | La llamada Nueva Geografía Económica (NGE) ocupa actualmente un lugar relevante entre las corrientes de pensamiento en las que se apoyan los análisis territoriales. Algunas de las ideas y principios en que se basa eran ya muy conocidos por geógrafos y economistas desde hace algunas décadas, aunque los impulsores de esta corriente prácticamente los ignoraron. La principal aportación de la NGE reside en la posición que se adopta ante los temas territoriales, un intento de modelizar y encajar las interrelaciones entre economía y territorio en esquemas teóricos similares a los que utiliza el Análisis Económico. El artículo pretende contribuir a clarificar la aportación positiva que ha hecho la NGE al análisis territorial, los límites de sus planteamientos y también algunas de sus debilidades.

PALABRAS CLAVE | desenvolvimiento territorial, economía regional, geografía económica.

ABSTRACT | The so-called New Economic Geography (NEG) presently has a very relevant position among the current theoretical approaches that support territorial analysis. Some of its concepts and ideas were well known by geographers and economists some decades ago, but the leaders of this approach have practically ignored their influence. The main contribution of the NEG is the position adopted to analyze territorial trends, searching to build models and to introduce the interrelations between the economic activities and the territory into theoretical approaches similar to those used by the Economic Analysis. The main objective of this paper is to clarify which are the main contributions of the NEG, but also its limits and weaknesses.

KEY WORDS | territorial development, regional economy, economic geography.

Introducción

No cabe duda de que la Nueva Geografía Económica (NGE) ocupa hoy un lugar relevante en el ámbito de los análisis territoriales. Irrumpió con fuerza a principios de los noventa y se ha ido consolidando como un enfoque robusto e innovador en el estudio de las relaciones entre el espacio y los procesos económicos.

Las algo más de dos décadas que han transcurrido desde que las ideas germinales de la NGE vieron la luz constituyen un tiempo suficiente para poder efectuar algún tipo de valoración sobre lo que esta corriente analítica ha aportado y sus eventuales limitaciones. Es posible, sin embargo, que todavía sea necesaria una perspectiva temporal más extensa para llevar a cabo dicha valoración. Algunos autores, incluido uno de los fundadores (Krugman, 2000), pusieron ya de relieve hace algunos años que la NGE se encuentra en una "etapa de madurez", que suele ser precisamente cuando gran parte de los nuevos planteamientos y corrientes analíticas se consolidan y ofrecen sus mejores frutos. Pero también reconoce que la fase de "madurez" de cualquier movimiento científico renovador coincide, a veces, con una decreciente capacidad de innovación.

Que este sea o no el caso de la NGE debe quedar como una cuestión abierta. Sin embargo, lo que sí cabe a estas alturas es plantearse algunas preguntas sobre lo que ha significado la NGE en los estudios regionales y urbanos. La primera de tales preguntas debe ser, sin duda, si el adjetivo "nueva", que desde un principio se incorporó al sustantivo "Geografía Económica", era y es o no adecuado y pertinente. En otras palabras: ¿es tan "nueva" la Nueva Geografía Económica?

Otras tres cuestiones pueden, o quizá deben, plantearse en relación con la NGE. La primera también resulta obligada: ¿cuáles son los puntos de partida de la NGE y qué es lo que ha marcado su desarrollo? La segunda, derivada de la anterior, es preguntarnos si la NGE ha alcanzado o no los objetivos que perseguía en sus inicios. Y, por último, si aceptamos la idea de que las ciencias sociales tienen una "clara vocación a la acción", es decir, a no quedarse solo en el ámbito de lo abstracto o lo académico (1), algo que comparte quien suscribe este trabajo, la tercera cuestión necesaria de plantearse es: ¿cómo se ha posicionado la NGE frente a las posibles acciones o políticas para suavizar o resolver los problemas que muestra la realidad? En otras palabras: ¿está aportando la NGE ideas y propuestas de política regional, urbana, o de política económico-social?

El objetivo del artículo es ofrecer algún tipo de respuesta a estas cuatro preguntas y para ello se organiza en varias secciones que siguen a esta introducción. La segunda sección se dedica a comentar un hecho bastante conocido, como es el "olvido" del espacio por parte de los economistas y la explicación que puede darse a este hecho. La tercera describe la entrada en escena de la NGE y se plantea ofrecer una respuesta a si el adjetivo "nueva" es o no aceptable. La cuarta sección se centra en definir los puntos de partida de la NGE y la dirección de los progresos que esta corriente ha impulsado, tratando de responder a la segunda de las preguntas planteadas. La quinta sección intenta dar respuesta a la pregunta de si la NGE ha alcanzado o no los objetivos que se había propuesto. Y, por último, la sección sexta tiene como objetivo clarificar cómo se han posicionado los protagonistas vinculados a la NGE, frente la demanda de propuestas de medidas y/o políticas relativas a los problemas territoriales y económicos. El texto se cierra con unas breves notas finales que pretenden destacar las principales ideas ofrecidas. No se trata de "conclusiones", puesto que este término es demasiado rotundo y sería inadecuado establecerlas cuando la NGE está todavía in fieri, es decir, en proceso de desarrollo. Queda, pues, al mejor criterio del lector la posibilidad de extraer sus propias conclusiones, aceptando o no lo que se expone en este artículo.

El olvido del territorio por parte de los economistas

Históricamente, los economistas tendieron a menospreciar, o quizá sería mejor decir a "olvidar", o a no prestar casi ninguna atención al territorio y su relación con las actividades económicas. Esta actitud ha cambiado sustancialmente en las cuatro últimas décadas, pero hay cuando menos dos razones que contribuyeron a dicho "olvido". La primera guarda relación directa con el enfoque que fue adoptando la Economía como ciencia. La segunda tiene que ver con el divorcio que generalmente existió entre economistas y geógrafos.

El desarrollo de la Ciencia Económica y el casi general olvido del espacio y de las cuestiones territoriales

La primera de las dos razones citadas se evidencia cuando se revisa la trayectoria que ha seguido la Ciencia Económica en su desarrollo. Uno de los rasgos más claros es que, a diferencia de otras ciencias sociales, la Economía tendió casi desde un principio a minimizar el papel y la influencia del "espacio" en los procesos económicos, entendiendo como "espacio" el territorio que soporta la actividad económica y que influye en y se ve influido por los procesos de producción, circulación y distribución de los bienes, servicios, factores y rentas. Actualmente, buena parte de la literatura económica reconoce que el territorio--y lo que él implica--no puede quedar al margen de cualquier análisis de los hechos económicos y sociales, porque evidentemente no es "neutral". El territorio no solo dificulta o facilita los movimientos de los factores de producción y de los bienes producidos, sino que todos los agentes económicos--ya sean empresarios o simples consumidores--lo tienen en cuenta en sus decisiones. Sin embargo, esta no fue en absoluto la postura dominante en las sucesivas corrientes que dieron forma al análisis económico hasta confluir en lo que hoy es la Ciencia Económica.

Si dejamos a salvo las aportaciones de Von Thünen (2) y de algunos economistas alemanes y escandinavos que se preocuparon por la localización de las actividades económicas (3), hay que reconocer que durante bastantes años ni los ya citados, ni otros temas relacionados con el territorio fueron objeto de particular atención por parte de los economistas. Los mercantilistas (desde E. Misselden, A. Serra y T. Mun hasta J. B. Colbert) y algunos fisiócratas (F. Quesnay, A-R. J. Turgot, R. Cantillon (4)) sí tuvieron en cuenta los aspectos "geográficos" de la circulación económica. Varios de ellos concedieron especial atención al comercio y la circulación, a las infraestructuras, los puertos y la distribución espacial de la población, aunque no puede afirmarse que dieran a estos temas un tratamiento sistemático. Sin embargo, esta limitada presencia de los aspectos territoriales en algunos textos preclásicos quedó muy pronto ahogada por la prioridad que los clásicos otorgaron a los problemas y cuestiones macroeconômicas y por la actitud adoptada más tarde por quienes les sucedieron.

Como es bien conocido, los economistas clásicos--desde A. Smith hasta J. S. Mili--escribieron ampliamente sobre el crecimiento económico y sus causas, sobre el comercio exterior, y sobre la distribución de la renta y los problemas fiscales, entre otros. Pero, salvo muy contadas excepciones, lo hicieron dejando a un lado la dimensión territorial y sus implicaciones; de hecho, consideraron a las economías nacionales como un todo y al espacio internacional como una constelación de "puntos" que se correspondían con los países que desarrollaban algún tipo de intercambio.

Más tarde, y ya dentro de la corriente llamada neoclásica, quienes profundizaron en el análisis microeconómico (Menger, Jevons, Walras ...) aplicaron como método el análisis marginal, donde la incorporación de la dimensión espacial planteaba importantes dificultades. La variable "distancia" y otros parámetros espaciales suponían tener que admitir la existencia de "discontinuidades" (en el transporte, en la concentración de recursos y factores, o en relación con las aglomeraciones urbanas, etcétera) que resultaban bastante incómodas para razonar en términos de cálculo diferencial. El análisis teórico del comportamiento de las unidades productivas y de los consumidores permite estudiar con precisión sus posibles posiciones de equilibrio. No...

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