Gestión de la infraestructura y de los servicios urbanos: ¿demanda solvente o solvencia territorial? - Vol. 39 Núm. 117, Mayo - Mayo 2013 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 635661925

Gestión de la infraestructura y de los servicios urbanos: ¿demanda solvente o solvencia territorial?

AutorFigueroa, Oscar

Introducción

Diversos acontecimientos naturales y accidentes técnicos ocurridos en el último tiempo han puesto en evidencia la crítica sensibilidad general de las redes de servicios básicos urbanos en el país frente a circunstancias de ese tipo. El terremoto de febrero de 2010 no hizo sino confirmar la profunda fragilidad territorial en materia de redes de conectividad y servicios. Entre sus resultados pueden contarse caminos cortados, redes de telecomunicaciones colapsadas, distribución eléctrica interrumpida y otros rasgos salientes que tuvieron, por lo demás, una gran trascendencia al momento de enfrentarse la catástrofe por parte de las autoridades.

Pero ese no ha sido el único caso sobresaliente en la interrupción de los servicios públicos. Desde entonces, varios eventos vinculados a los servicios básicos han saltado a la primera página de las preocupaciones nacionales. Desde el terremoto, y de manera definitiva, sin que tengan vinculación con él, hemos asistido a reiterados, extensos y prolongados apagones en Chile, incluida la Región Metropolitana, contándose al menos cuatro de un tamaño y trascendencia preocupante (marzo 2010, septiembre 2011, abril 2012 y octubre 2012). La interrupción de la telefonía, celular y fija, es tributaria de casi cualquier movimiento telúrico, independientemente de su intensidad. Las últimas contingencias--dos cortes totales de agua en la capital por casi 24 horas cada uno, en enero y en febrero de 2013--constituyen la culminación de un tema que preocupa, pero que raramente se analiza en su extensión, vinculación y contexto.

Las infraestructuras y sus capacidades

En general, las obras de ingeniería se diseñan para una determinada capacidad de producción, asociada a las demandas vigentes y proyectadas de tales servicios. Adicionalmente, deben ser concebidas para soportar algún tipo de suceso excepcional, debido, por ejemplo, a ciertas alzas de demanda poco frecuentes (como se revela de forma dramática cada fin de semana largo en el peaje Angostura, salida sur de Santiago) o desastres naturales, como terremotos, aluviones, crecidas de ríos, etcétera.

Sin embargo, desde el punto de vista económico, no es racional ni eficiente estar preparado para cualquier tipo de suceso excepcional. En rigor, una obra debe hacerse cargo de capacidades excepcionales de respuesta según la importancia y gravedad del acontecimiento y su probabilidad de ocurrencia. Esto quiere decir que, en general, a la hora de decidir qué tipo o intensidad de contingencias catastróficas o saltos de demanda debe resistir una obra o una red, se debe realizar un análisis de sensibilidad respecto de los mayores costos que significa la invulnerabilidad, en contraste con los costos que dicho evento induciría y la probabilidad de que dicha situación ocurra.

En este sentido, las redes se hacen cargo de sucesos que caben dentro de ciertos parámetros "razonables" de manejo; por ejemplo, de un terremoto no muy extremo, una crecida de aguas o temporales intensos y, evidentemente, grandes saltos de demanda previstos y regulares. A medida que la intensidad del...

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