El poema de Fernan Gonzales y el Cantar de Roldan: La 'mala imagen' del moro en la epica espanola y francesa. Representaciones de un trauma cultural. - Núm. 40, Marzo 2007 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56387720

El poema de Fernan Gonzales y el Cantar de Roldan: La 'mala imagen' del moro en la epica espanola y francesa. Representaciones de un trauma cultural.

AutorBrown Ahumada, Carolina
CargoTextos

Oriente-Occidente, la más actual de las confrontaciones.

Con la entrada de Osama Bin Laden al escenario mundial, los atentados de Nueva York, Madrid y Londres, así como la desastrosa campaña de Estados Unidos en Irak, un viejo término, violento y "medieval', cobra inusitada vigencia en el horizonte político y oficial del mundo occidental. Se trata del término cruzada, repetido o aludido una y otra vez en los discursos de los líderes de las grandes potencias. Cómo se explican sus renovados bríos en un mundo dominado por las comunicaciones, los viajes y la multiculturalidad, en donde la religión pierde importancia frente a los avances de la ciencia, la tecnología, el consumo y los modos de producción. Un mundo supuestamente 'globalizado', 'informado', 'tolerante', 'heterogéneo', un mundo que dice tender hacia la paz y la integración.

Al revisar las caracterizaciones de los 'sarracenos' en las gestas medievales, llama la atención que, separados por más de nueve siglos, la mirada de Occidente sobre al Otro siga siendo casi la misma. El discurso y la actitud manifestada en estos textos poéticos sigue vigente en el pensamiento occidental: ese Otro es distinto y, por lo tanto peligroso. El Otro debe ser asimilado, reducido, domesticado o, en su defecto, exterminado. El modelo se repite con abrumadora coincidencia: nosotros, occidente, somos la democracia; nosotros, occidente, somos la libertad y la civilización; nosotros, occidente, tenemos la razón: actitud cristalizada en el grito de Rolando: "Paien unt tort e chrestiens unt dreit" [136]

Para la elaboración de este trabajo, seleccioné en particular dos textos épicos medievales; El Cantar de Roldán y El Poema de Fernán González. La razones de mi elección se debe a que son textos épicos representativos de la literatura medieval, canónicos, que gozaron de una amplia difusión en su tiempo y que además dan cuenta perfectamente de una determinada caracterización de los personajes 'sarracenos'.

Nociones generales acerca de la épica.

Aun en nuestros días los estudiosos de la épica no han llegado a acuerdos básicos sobre la naturaleza del género y, por consiguiente, el debate acerca de la épica, sus orígenes y finalidades, sigue tan abierto como siempre. Es cierto que las investigaciones del filólogo Milman Parry y su discípulo Albert B. Lord acerca de los cantores épicos en Yugoslavia han conseguido resultados asombrosos acerca de la estructura y composición de la poesía épica, sin embargo, el terreno de los estudios sobre la épica es incierto y los planteamientos, conclusiones y teorías siguen siendo debatidas una y otra vez por los expertos. La solución definitiva aún está lejos de vislumbrarse.

La caracterización de la poesía épica no es tan fácil como en un principio podría llegar a pensarse. El corpus de la épica abarca las más variadas regiones del globo, así como diversos periodos de la historia de la humanidad. Desde el Gilgamesh, cuyas primeras tablillas conservadas datan del 2.000 ac, pasando por la épica homérica, las canciones de gesta medievales, hasta cantos épicos rusos que tienen como tema la revolución bolchevique a principios del siglo XX. La poesía épica ha florecido en Asia, en los rincones más occidentales de la Europa medieval, inclusive en el norte de África. La gigantesca amplitud de este fenómeno hace muy difícil obtener conclusiones que tengan una validez general, sin embargo, los diversos estudios emprendidos han conseguido definir ciertos rasgos comunes a los diversos cantos épicos.

Un buen punto de partida me parecen las definiciones de Cesare Segre [137], quien, tomando en cuenta los planteamientos de Hegel con relación a los géneros literarios, afirma que la épica tendría que ver con una representación de mundo en un momento determinado de la historia de una comunidad; cuando los límites entre lo individual y lo colectivo no se encuentran diferenciados. Contraria seria la situación de la lírica y el arte dramático, propios de una época en donde la diferencia entre lo colectivo y lo individual se encuentra claramente definida. Por ello, la épica daría cuenta de una mayor objetividad, al narrar hechos y acontecimientos externos al narrador (juglar, bardo, poeta, etc.), mientras que la lírica estaría definida por una mayor subjetividad, en cuanto el poeta habla acerca de sus propios sentimientos y sensaciones.

En cuanto a las características intrínsecas del poema épico y refiriéndose especificamente a la épica transmitida oralmente, al menos en sus orígenes, Zumthor afirma: "[es] una historia de acción, la cual concentra sus efectos de significado en el acontecer, dejando de lado ornamentación secundaria. El poema épico escenifica la agresividad viril en virtud a alguna gran ventura. Básicamente, narra un combate y selecciona de sus protagonistas un personaje poco común, el cual provoca nuestra admiración, pese a que puede no salir victorioso en todas las pruebas" [138].

Manuel Alvar da un paso más allá de Zumthor, afirmando que a todo relato épico subyace una 'fechoría'. Ésta sería la base para todos los acontecimientos que suceden en el relato. La fechoría puede ser definida como una agresión, una violación al orden natural de las cosas; un robo, una traición, un complot contra el poder legítimo, etc. Este inicio "(...) siempre será el mismo y, por lo general, el desarrollo también suele seguir unas pautas determinadas" [139]. El esquema propuesto correspondería a preparación á fechoria a crisis a resolución. De esta forma, el héroe luchará por restaurar el orden legítimo perdido, recuperar su honor, vengar la afrenta. En este sentido se debe destacar que el final feliz no debe considerarse en relación al héroe, sino en relación a los hechos. Pese a que el héroe puede morir, su muerte ayudará a recuperar ese primer estado, legítimo, que había sido alterado por las fuerzas antagónicas.

  1. M. Bowra concuerda con estos autores al definir la épica como un "género literario dedicado a ensalzar en verso la actividad de unos seres superiores -dioses, héroes- cuya única meta es recuperar el honor con las más nobles acciones y arriesgados esfuerzos" [140].

Todas estas posiciones apuntan hacia un punto común dentro del gran corpus de la poesía épica, a saber, la épica es una poesía narrativa y, como cualquier tipo de narración, tiene por objeto la exposición de sucesos, hechos y cosas. Lo central en el poema épico es la acción y todos los elementos de la obra girarán en torno a ésta.

Zumthor, tomando los planteamientos de Edson Richmond, completa esta primera definición agregando que la épica supone: "construcción de una historia con un sólo episodio, en gradaciones dramáticas, o la hiperbólica acumulación de pequeños episodios yuxtapuestos -un sólo personaje (a veces colectivo) luchando contra un adversario más fuerte, generalmente un grupo social" [141].

Por su parte, Manuel Alvar agrega otra característica común al género, esta vez desde el punto de vista formal. La épica es poesía y, por consiguiente, se expresa en verso (su forma correspondiente en prosa es la saga). Asimismo, señala que el verso épico rara vez se encuentra organizado en estrofas, "(...) sino que se constituye por un número indefinido de componentes, generalmente de tipo único: son lo que en los cantares de gesta románicos se denominan tiradas, series o laisses" [142].

En cuanto a la finalidad deliberada de la épica, ésta se encuentra en directa relación con la satisfacción de una determinada colectividad. Dicha colectividad puede ser expresada en términos espaciales, aunque se trata más de una patria que de un espacio geográfico o zona de expansión. Una 'patria' en el sentido moral, cultivada y cuidada por generaciones, vivida como una relación dinámica entre el ambiente natural y las modalidades de vida. En este aspecto, cabe agregar el carácter no problemático, sino más bien aseverativo de la épica. La épica no aboga a favor de la adquisición de nuevos valores, sino que describe la defensa y el triunfo de valores ya reconocidos, de los cuales los héroes son portadores [143].

Al descubrir las características de difusión de la poesía épica oral, podemos afirmar que, regularmente, la épica es practicada en el centro de un espacio comunitario, aunque pretende expandirse a un área más extensa. "Para su público es la autobiografía de su propia experiencia colectiva (...). En este sentido, ya sea incitada por la memoria del más cercano e incierto evento, erige su ficción, y ésta asimismo, construye un beneficio común, un plano de referencia y una justificación de comportamiento. En la épica no hay una 'edad heroica' o 'tiempo mítico', sino el incesante fluido de una experiencia vivida, una integración natural del pasado y presente. Por ello, la información transmitida por el poema puede ser modificada acorde a las circunstancias por las cuales atraviesa en el curso de su tradición" [144].

"La épica tiende hacia la exaltación de lo heroico, en términos en que lo heroico significa la exaltación de una especie de superego comunitario. Se ha notado que encuentra un mayor cultivo en las zonas fronterizas, en donde existe prolongada hostilidad entre dos razas, dos culturas -y donde ninguna de las dos es capaz de dominar a la otra. La canción épica cristaliza esta hostilidad y subsana el sentimiento de inseguridad nacido a partir de la competición: la épica augura que todo irá bien, proclama que tendremos el derecho y la legitimidad de nuestra parte. Haciendo esto, forzosamente induce a la acción" [145].

"Pese a estar tan intimamente ligada con lo que crea estabilidad y asegura la continuidad de un grupo, la épica no es menos una alegría de contar y escuchar. Consigue instruir y confortar, y lo hace a través del entretenimiento y la alegría. La épica niega lo trágico. Las catástrofes no son sino una oportunidad de honor. Aunque el héroe sea aplastado y su gente atrapada en el infortunio, el discurso épico trasciende tanto la muerte individual como la colectiva. Sugiere un...

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