¿Se acabo el suelo en la gran ciudad? Las nuevas periferias metropolitanas de la vivienda social en Santiago de Chile **. - Vol. 33 Núm. 98, Abril 2007 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 55832850

¿Se acabo el suelo en la gran ciudad? Las nuevas periferias metropolitanas de la vivienda social en Santiago de Chile **.

AutorHidalgo Dattwyler, Rodrigo
CargoTema central

Resumen

Se analizan e interpretan los efectos socio-espaciales del proceso de construcción de viviendas sociales en las comunas de la periferia del Área Metropolitana de Santiago. Los resultados llevan a postular que, producto de la ubicación periférica y de las condiciones urbanas deficitarias que dan a lugar dichas áreas residenciales, se está formando una verdadera precariopolis estatal, que muestra signos de exclusión y desigualdad diferentes a los vividos en décadas anteriores.

Palabras clave: Política de vivienda, segregación, expansión metropolitana

Abstract

This paper analyses and interprets the socio-spatial effects of the construction of social housing in peripheral municipalities of the Metropolitan Region of Santiago. The main results points to acknowledge that the allocation of low income families in sites that already exhibit disadvantageous conditions is creating a state-led precariopolis, characterized by social exclusion and new forms of inequality in comparison to the existing conditions in the last decades.

Keywords: Housing policy, segregation, metropolitan expansion

  1. Introducción

    La ciudad de Santiago es un escenario en donde toman lugar las diferentes iniciativas de las distintas agencias públicas, que se crean en el siglo XX para abordar el problema de la vivienda. Ellas modelan, en una proporción significativa, la geografía social de la ciudad y desencadenan de paso, procesos de segregación residencial, en los cuales un grupo humano con características homogéneas ocupa un segmento de la superficie de la ciudad. Los erectos funcionales y sociales derivados de la creación de grandes zonas residenciales homogéneas promovidas por el sector público, son uno de los aspectos que deben profundizarse para conocer la globalidad de los procesos que dan lugar a la morfología social y espacial de la ciudad.

    Desde la perspectiva del presente trabajo se postula que el Estado, a través de las políticas de vivienda, ha ejercido una influencia decisiva en el patrón de segregación residencial. Directa o indirectamente, ya sea construyendo nuevas viviendas, otorgando soluciones transitorias o derechamente desatendiendo a los sin casa, el Estado distribuye y acumula a la población más pobre en áreas específicas. Desde un punto de vista histórico (por ejemplo, Cariola, Soler y Athey, 1969; Santa María, 1973, e Hidalgo, 2005) frecuentemente, se afirma que la política estatal de vivienda terminó por provocar una minimización de la posibilidades de integración social en el espacio, ello lleva a pensar en que la acción segregadora del Estado ha potenciado la fractura del espacio residencial. Lo anterior se ha traducido también en una profundización de las distancias--físicas y sociales- entre los depositarios de la acción pública con el resto de los habitantes de la ciudad.

    Esta afirmación, en la actualidad, es prácticamente indiscutible y bajo los estándares de construcción y localización sobre los cuales descansa la labor edificadora del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, sin duda que la integración funcional y social de los conjuntos habitacionales de vivienda básica es un aspecto que difícilmente será superado en el corto o en el mediano plazo. En este contexto, se hace necesario avanzar en el análisis de las consecuencias que, la situación mencionada ostenta en términos de los grupos humanos involucrados y del territorio donde se emplazan dichos conjuntos de viviendas.

    Las políticas de vivienda en los últimos años en Chile llaman la atención por la reducción constante del déficit habitacional, el que en la última década pasó de 888.681 unidades en 1992 a 450.000 en el año 2000. Sin embargo esta reducción cuantitativa del número de viviendas faltantes para los más necesitados ha traído aparejada una serie de externalidades en las ciudades chilenas, que se manifiestan en procesos de segregación social y fragmentación física del espacio urbano (Sabatini, 2000 y Rodríguez y Sugranyes, 2005).

    Tradicionalmente ubicada en las periferias de las ciudades chilenas, la vivienda social durante el siglo XX fue un motor de la expansión urbana. En los inicios del siglo XXI se entra a un nuevo estadio en lo que a localización de estos conjuntos se refiere y tiene relación con su construcción en comunas situadas en espacios periurbanos o rurubanos. Dicho en otras palabras, en las áreas metropolitanas de Chile las viviendas sociales ya no tienen posibilidades de construirse en el límite de la mancha urbana sino que se levantan en espacios distantes de la frontera edificada de la ciudad, tanto en el medio rural como en las ciudades menores existentes en los confines de las grandes conurbaciones.

    La masificación de las viviendas sociales en la década de los noventa -representada en la construcción de más de un millón de unidades en todo el país- se basó en ampliar al máximo el número de beneficiarios, situación que mostró altos costos para los habitantes involucrados, los que se manifestaron en situaciones tan concretas como la deficiente calidad de la construcción, superficies mínimas habitables, conjuntos de gran tamaño y localizaciones periféricas, entre otros aspectos de singular importancia. En la primera mitad de la década inicial del siglo XXI, a pesar de existir la intención de impulsar medidas correctoras, como normativas que apuntan a mejorar la calidad de la construcción e iniciativas para poner en marcha la construcción de equipamientos en los conjuntos existentes, la labor edificatoria de nuevas unidades --con el criterio del precio del suelo- muestra una preocupante concentración en municipios externos a la conurbación de Santiago y por extensión dicha situación también es posible constatarla en las otras dos ciudades del país con características metropolitanas, como son Valparaíso y Concepción.

    El artículo intenta adentrarse en esta nueva realidad y mostrar --desde una perspectiva histórica y espacial-- cómo se modifica el patrón de localización de los conjuntos de vivienda construidos por el Estado chileno en las últimas dos décadas, período de tiempo situado en el reinado del neoliberalismo y de la globalización. En este último contexto, postulamos que durante este período de tiempo la irrupción de las políticas de libre mercado y de eficiencia económica y sus criterios asociados, también son aplicados a los ámbitos urbanos y territoriales y con ello a la producción de la vivienda social pública.

    En este sentido, una primera aproximación para interpretar los erectos sociales y territoriales actuales que tienen los planes de viviendas sociales en Santiago, se relacionan con el modo en que se ha transformado, a lo largo del tiempo, tanto la concepción de las políticas en sí, como el diseño de los programas de vivienda y el tipo de ciudad resultante en cada uno de ellos, cuestión que se trata de llevar adelante en los siguientes apartados.

    Cabe destacar que la base empírica del trabajo fue una base de datos que se confeccionó a partir de los libros de obras de las municipalidades involucradas y las memorias anuales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo que detallan la labor de la cartera en el país. El criterio para demarcar el área metropolitana de Santiago (AMS) fue el límite establecido por las comunas del Gran Santiago. En base a esta información se procedió a ubicar los conjuntos de vivienda tanto al interior de dicho límite como en las comunas externas1. La expresión gráfica de la base de datos alfanumérica se logró con dos modalidades preferentes: (1) por el procedimiento de la geocodificación, es decir a través del ingreso de la dirección al Sistema de Información Geográfica Arcview 3.3, detallando calle y número, cuando se contaba con un plano digital compatible con dicho sistema o (2) por la corroboración o búsqueda del registro de la Dirección de Obras Municipal en el terreno con GPS.

  2. La nueva cuestión urbana y el derecho a la ciudad

    Durante el siglo XIX los efectos del desarrollo capitalista y del proceso de industrialización se hicieron sentir en todos los ámbitos de la sociedad y motivaron una serie de críticas hacia sus consecuencias en los sectores obreros, que vivían en viviendas precarias con pésimas condiciones de higiene. Esta dura realidad fue relatada en 1872 por Engels en sus clásicos textos sobre las condiciones de vida de la clase obrera en Inglaterra y su contribución al problema de la vivienda.

    En tanto problema no asumido por el Estado las condiciones de vida de los más pobres y sus necesidades es diagnosticado y denunciado también por lo que se llamó en esos años como la "cuestión social", que constituyó el "rótulo" con el cual se le pretendió dar otro nivel de profundidad y seriedad a la situación general en la que vivían los sectores proletarios. La "cuestión social" se ocupó de aquellos aspectos vinculados con las condiciones de trabajo, las organizaciones laborales y sus formas de negociación; incluyendo además puntos relativos a la vivienda, la educación, la salud y la previsión de los trabajadores (Hidalgo, 2002).

    En el momento que las elites gobernantes asumen el problema y comienzan a construir lo que en Europa occidental se denominó el Estado de Bienestar, la presión de la "cuestión social" aparentemente desaparece. Sin embargo hoy en con el afianzamiento del Estado neoliberal y el "reinado" de la globalización nos enfrentamos a una nueva cuestión social, definida ahora no por la ausencia de una política social sino que por las consecuencias que tiene la retirada del Estado sobre determinadas prestaciones y por su acción enfocada a individuos necesitados más que a colectivos organizados (Rosanvallon, 1995).

    Desde lo urbano la pregunta es cómo se relaciona lo anterior con la construcción de la ciudad. Las primeras reformas urbanas y más específicamente la construcción del urbanismo como disciplina científica y profesional, se consolida en el siglo XIX como respuesta a los problemas denunciados por Engels y a lo analizado por la "cuestión social" (Topalov...

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