El homicidio en riña. - Derecho Penal. Parte Especial. Tomo III - Libros y Revistas - VLEX 275273851

El homicidio en riña.

AutorMário Garrido Montt
Páginas121-127
PARTE ESPEC IAL
121
10. EL HOMICIDIO EN RIÑA
10.1. CONCEPTOS GENERALES
La Comisión Redactora recogió del Código Penal español de 1848
el precepto que en el texto nacional está en el art. 392, que regla
la situación que se presenta con el homicidio causado en una riña.
A indicación del señor Reyes, al iniciar el estudio del Proyecto de
Código, se pretendió reprimir con dureza esta figura, “conside-
rando a cada uno de los culpables como verdadero homicida” e
imponiéndoles una pena correspondiente a dicha calificación,
227
criterio que felizmente fue modificado con posterioridad.
El art. 392 vigente, tiene el siguiente tenor: “Cometiéndose
un homicidio en riña o pelea y no constando el autor de la muerte,
pero sí los que causaron lesiones graves al occiso, se impondrá a
todos éstos la pena de presidio menor en su grado máximo.
Si no constare tampoco quiénes causaron lesiones graves al
ofendido, se impondrá a todos los que hubieren ejercido violencia
en su persona la de presidio menor en su grado medio”.
10.2. NATURALEZA DEL DELITO
No es fácil establecer la naturaleza de esta figura, cuya calidad
de tipo penal independiente podría controvertirse, aunque en la
práctica no ofrece relevancia, por cuanto es una norma de muy
escasa aplicación en los tribunales nacionales, y en las legislaciones
extranjeras se observa una tendencia a su supresión, en especial
en los códigos modernos. En España se eliminó, en Colombia y
Perú no existe esta figura delictiva.
Se puede explicar el art. 392 por la necesidad existente en
épocas pasadas de castigar el homicidio cuando no se contaba
con cargos para atribuirlo a una persona determinada, se trataba
de solucionar un problema de carácter probatorio,228 que en el
hecho se proyectó al establecimiento de una responsabilidad obje-
227 Comisión Redactora, Sesión Nº 79, de 3 de mayo de 1872.
228 Cfr. Pacheco, op. cit., t. III, p. 29; Quintano Ripollés, op. cit., t. II,
p. 200.

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