La imagen del indio en tres estudios criticos latinoamericanos. - Núm. 42, Marzo 2007 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 634503989

La imagen del indio en tres estudios criticos latinoamericanos.

AutorMora Curriao, Elsa Maribel

"La vergüenza a lo indio creada por los encomenderos y mantenida por los herederos de éstos hasta hoy será quebrantada ... Ese día aflorará, poderoso y arrollador, un gran arte nacional de tema, ambiente y espíritu indígena, en música, en poesía, en pintura, en literatura ..." (José María Arguedas)

Latinoamérica, continente insoslayablemente atado a la Conquista, diverso y pluricultural desde antes de la llegada de los españoles, recibió desde 1492 en adelante sucesivas oleadas de conquistadores, esclavos, colonos e inmigrantes. Desde entonces y bruscamente las expresiones culturales y artísticas de los pueblos originarios fueron relegadas a un plano de inferioridad y sus organizaciones sociales mayoritariamente destruidas. Se impuso la cultura hegemónica del conquistador: civilizada, occidental y cristiana, durante los primeros siglos, y luego racional, moderna y nacionalista.

El común denominador fue la necesidad de imponer una homogeneización del continente. Los intelectuales y escritores también soñaron "una" América. Europea, india o mestiza, desde diversas concepciones ideológicas la mayoría de estas visiones latinoamericanistas coincidían en la eliminación o neutralización de alguno de sus componentes. La realidad en cambio contradecía a cada paso este intento ¿Era posible unificar un continente tan diverso? Lo más probable es que las imposiciones que aquí funcionaran, no lo harían allí ni en el otro extremo, en relación a los inca, los maya, los ye'kuana o los tzeltales. Eran tantos grupos humanos, tan distintos entre sí que la única forma de homogeneizar, al menos a los pueblos originarios, fue nombrarlos con un concepto instalado desde el descubrimiento: indios. Este concepto más tarde se transformaría en el de indígena, que seguiría cumpliendo el mismo rol.

Desde los comienzos de la conquista el indio ha sido un problema que trasciende las esferas sociales, culturales y políticas. De uno y otro lado se ha argumentado a favor o en contra de la legitimación de sus pueblos, su autonomía, integración, asimilación o su eliminación; distintas perspectivas que hablan de un problema común aún no resuelto: ¿dónde situar al indio en América latina? Una rápida ojeada a la historia revela el sistema de dominación social, política y jurídica en que han estado inmersos los pueblos originarios de América latina desde la Conquista. La legitimación de dicho sistema en la formación de las Repúblicas hizo tabula rasa de las normas y costumbres propias de tales pueblos para aplicarles desde entonces un sistema político y social que los invisibiliza en la amalgama de problemáticas propias de los países llamados tercermundistas. De esta manera el indio, obstinado en sus costumbres y sus expresiones culturales propias aún diferenciables después de siglos, se ha transformado a los ojos de muchos en "el problema" particular de Latinoamérica. En un extremo, se constituye en un escollo que salvar para la unidad y homogeneidad soñada y en el otro extremo, en elemento exótico que determina la peculiaridad de este heterogéneo continente.

Aunque a nivel de discursos, en Latinoamérica tempranamente se ha abordado el tema del indio -ya en las crónicas y cartas de relación, por ejemplo se daba cuenta de los grupos indígenasrecién, con el proceso de asentamiento de las naciones se presentaría y reforzaría la búsqueda de la mismidad latinoamericana volviendo los ojos hacia las características propias y los grupos humanos que conforman este territorio.

Desde aquí en adelante el indio estará presente en cierta literatura y los estudios críticos latinoamericanos tratarán de dar cuenta en profundidad de la relación entre obras literarias, indígenas y sociedad. Recuérdese que el discurso literario de este continente ha sido fuente de movimientos intelectuales y sus autores en muchos casos han jugado además un rol político buscando modelos, paradigmas y categorías que pudieran abarcar la complejidad de las situaciones aquí presentes. Sin embargo, se ha establecido que en los primeros momentos esto se realizó en las ideas de unificación, nacionalismos o latinoamericanismos que desembocaron por largos años en el paradigma del mestizaje que con las mejores intenciones terminaba por ocultar al indio.

Este ensayo abordará las visiones críticas de José Mariátegui, Ángel Rama y Antonio Cornejo Polar, respecto del indio y sus problemáticas en relación con la literatura latinoamericana. El objetivo general es explicitar esa visión particular de estos autores. Para ello se identificará el lugar que se le asigna al indio y se explicitará la visión de cada uno de ellos sobre los movimientos literarios que lo rescatan, los aportes que les atribuyen y sus falencias.

Puede sostenerse que en los textos estudiados se aprecia la necesidad de hacer ingresar, de la mejor manera posible, el componente indio a los estudios críticos de la literatura latinoamericana. Los modelos y categorizaciones propuestos por Mariátegui, Rama y Cornejo Polar tratarían de involucrarlos sin cancelar sus particularidades, aunque no siempre lo logren.

  1. -Mariátegui: El mestizaje, los indios y el indigenismo

    Mariátegui, en sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, presenta a la nación peruana en formación como el resultado de diversos procesos de mestizaje. Desde su perspectiva en el mestizo no se prolonga la tradición del blanco ni del indio; más bien ambas se esterilizan y contrastan y en un ambiente urbano, industrial, dinámico, el mestizo asimilará rápidamente a la cultura occidental con sus costumbres, impulsos y consecuencias. El mestizaje, en sus términos, debe ser entendido no sólo como una cuestión étnica, sino también sociológica. (226-227)

    Señala que luego del pesimismo sobre el mestizo, existe un optimismo mesiánico que lo convierte en la esperanza del Continente y del porvenir de América latina. Sin embargo, para Mariátegui que centra su análisis en el Perú "el mestizaje es un fenómeno que ha producido allí una variedad compleja, en vez de resolver una dualidad, la del español y el indio"(225) Así, el criollo no estada netamente definido en ese momento, más bien designaría una pluralidad muy matizada de mestizos que carecería de carácter, presentando variedades de acuerdo a la zona geográfica.(218)[1] Desde su punto de vista sólo la reivindicación social, política y económica del indio, permitiría efectivamente el desarrollo de la nación peruana.(223)

    El indio, representaría un pueblo, una raza, una tradición, un espíritu, por lo tanto no sería posible considerarlo desde puntos de vista exclusivamente literarios colocándolo en el mismo plano que otros elementos étnicos del Perú, pues sus peculiaridades organizacionales lo ubicarían en un plano de mayor importancia nacional.[2] Recuérdese que Mariátegui aborda el problema del indio desde una visión marxista que lo situaría en la clase de los explotados. El problema arranca en ese momento desde la economía y tiene sus orígenes en la propiedad de la tierra y los sistemas de explotación agrícola que la aristocracia latifundista mantenía intactos desde la Colonia. [3] En ese sistema el indio sólo podía ejercer la servidumbre en los latifundios o encerrarse en recónditos e inaccesibles lugares de la sierra. Su problema no podía ser abordado, según Mariátegui, como un problema étnico ya que ello llevaría sólo a caer en el prejuicio de razas inferiores y superiores. La solución política y socioeconómica del indio y del Perú pasaría por la implementación del socialismo. Solución que Mariátegui veía como posible en tanto podría establecerse una continuidad con la organización tradicional de los indígenas en Ayllu que él asume como una forma de comunismo indígena. (223)

    A pesar de la servidumbre, del catolicismo, de la dominación, del gamonalismo y del latifundio, el indio de la sierra, según Mariátegui, no habría cambiado mucho espiritualmente desde los siglos anteriores:

    "La servidumbre ha deprimido, sin duda, su psiquis y su carne. [...] Bajo el peso de estos cuatro siglos, el indio se ha encorvado moral y físicamente. Más el fondo oscuro de su alma casi no ha mudado. En las sierras abruptas, en las quebradas lontanas, a donde no ha llegado la ley del blanco, el indio guarda aún su ley ancestral" (222)

    El indio que no habría renegado de sus mitos y que conservaba su animismo, moviéndose aún dentro de su tradición y viviendo aún en sus ayllus, formaba parte de una situación sociocultural que Mariátegui define como más o menos primitiva o retardada, pero de tipo orgánico. Al no romper con su pasado su proceso histórico estaría detenido, pero no habría perdido su individualidad. (228) El indio visto por Mariátegui no se había incorporado aún a la civilización moderna, expansiva y dinámica, que aspiraba a la universalidad, pero a pesar de ello estaba en su organización social la posibilidad de instauración del comunismo, por lo que él sería el sujeto social que reuniría las condiciones para el cambio sociopolítico en el Perú.

    Algunos socialistas de entonces conformaron un fuerte movimiento de reivindicación indígena que se expresaba mayoritariamente en la literatura, aunque según Mariátegui conscientemente o no formó parte de una obra política y económica mayor de reivindicación del indio. Sin embargo, no podría habérsele considerado una obra de restauración ni de resurrección, ya que el indigenismo visto por Mariátegui en ese momento tenía "[...] raíces vivas en el presente. Extrae su inspiración de la protesta de millones de hombres. El Virreinato era; el indio es." (221)

    En la literatura, el carácter del indigenismo no sería naturalista o costumbrista sino, más bien lírico, como lo demostrarían los intentos o esbozos de una poesía andina.[4] El estudioso señala además que:

    "La literatura indigenista no puede darnos una versión rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizarlo y estilizarlo [...] Es todavía una literatura de mestizos. Por eso se llama indigenista y no indígena. Una...

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