Introducción
| Autor | María Paz Arzola G. |
| Cargo | Ingeniero comercial con mención en Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magister en Economía de la UC |
| Páginas | 6-6 |
Serie Informe Social 183 6
l 18 de octubre del año 2019 se iniciaron una serie
de protestas en Santiago, que más tarde se fueron
extendiendo a lo largo de las principales ciudades
del país, en las que confluyeron legítimas manifes-
taciones sociales con inaceptables actos de violencia, des-
trucción de infraestructura pública y privada, saqueos de
tiendas comerciales e incluso ataques incendiarios a la red
de Metro, monumentos, edicios y establecimientos edu-
cacionales. Si bien desde hace algunos años los chilenos
creíamos habernos acostumbrado a frecuentes manifes-
taciones de diversa índole, en esta opor tunidad se produjo
una suerte de punto de inflexión, en la medida que tanto la
masividad como el grado de violencia de las protestas, se
acrecentaron de forma abrupta e incluso inédita.
El aparente detonante fue el alza en el pasaje del Metro
que se había producido unos días antes, en virtud de la
recomendación realizada por el Panel de Expertos encar-
gado de definir la tarifa del transporte público capitalino.
De esta forma, el pasaje para adultos en hora punta se
elevó en $ 30, llegando a $ 830, mientras que el boleto
de estudiantes y adultos mayores se mantuvo en $ 230.
Fue en ese contexto que, como una forma de explicar la
continuidad de las movilizaciones luego de que el gobier-
no tomara la decisión de anular el alza en la tarifa que
las había motivado, se acuñó una consigna que atribuyó
la molestia a causas mucho más allá de este episodio y
apuntó a un descontento generalizado con el modelo de
desarrollo que había seguido nuestro país en las últimas
décadas: “No son 30 pesos, son 30 años” se afirmó.
Pues bien, más allá de la popularidad y el alcance que logró
dicha consigna a la hora de movilizar, especialmente a los
más jóvenes, y el efecto que ello tuvo en la agenda del go-
bierno y el Congreso, aquí planteamos que las decisiones
de política pública no deben guiarse tan sólo por sensacio-
nes. Es necesario ir a la evidencia y a los datos que permi-
tan examinar su veracidad. Es por ello que en el presente
documento recogemos diversos indicadores que permiten
vislumbrar la evolución experimentada por nuestro país en
los últimos 30 años a través de múltiples dimensiones, tan-
to en el ámbito económico como social. Este esfuerzo pre-
E
1. INTRODUCCIÓN
tende poner sobre la mesa los antecedentes que permitan
construir un diagnóstico serio que, por un lado, nos lleve a
dimensionar los avances conseguidos, pero que también
nos ayude a visualizar de manera desprejuiciada los desa-
fíos más relevantes que debieran guiar la política pública
en los próximos años.
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