El equívoco de la producción. Una lectura política desde la apropiación - Núm. 4-3, Septiembre 2013 - Revista Chilena de Derecho y Ciencia Política - Libros y Revistas - VLEX 486904342

El equívoco de la producción. Una lectura política desde la apropiación

AutorJesús Becerra Villegas
CargoProfesor Investigador de la Unidad Académica de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Zacatecas
Páginas157-171

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Introducción

Una caracterización frecuentemente empleada en las ciencias sociales para de?nir corrientes de pensamiento es la que distingue entre con?icto y consenso como ejes para sus análisis y sus propuestas de acción. En un ejercicio de generalización que resulta inexacta al detalle, pero su?ciente para los propósitos del presente trabajo, puede a?rmarse que son fundamentalmente las corrientes funcionalistas las que ocupan posiciones en torno al consenso social. En tanto, son las metodologías críticas, especialmente ubicadas a la izquierda en el espectro político, las que abordan su objeto como esencialmente constituido por el con?icto social, de modo tal que conciben las crisis como expresiones tanto de las luchas como de la complejización del despliegue de las propiedades objetivas y subjetivas de las relaciones sociales. El presente documento se adscribe a esta segunda posición, que reconoce los con?ictos no como accidentes en el desempeño de los individuos o las sociedades, sino como una condición efectiva y permanente en ellos. Desde esta postura, ofrece en un primer apartado el examen de la categoría marxista Modo de Producción Social como dispositivo para localizar social, histórica y epistemológicamente el con?icto central

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del régimen de reproducción social. La segunda sección aborda la propuesta central, de atender el capitalismo como un Modo de Apropiación, desde los avances experimentados en los estudios de comunicación, y con atención a las implicaciones en el ámbito político. Finalmente, se caracteriza la época que corre por una forma de dominación no prevista por Marx: la Subsunción simbólica como marco y producto de la apropiación.

El Modo de Producción Social

Reconocemos unaépocapor el conjunto delas con?guraciones con que las sociedades construyen sus medios materiales e intangibles para habitar su tiempo y dotarlo de las consecuencias que lo proyectan hasta conformar otra nueva época.Así, todotiempopuede ser entendido sólo como aquello en que deviene, en eso en que con todas sus contradicciones se hace presente. Lo mismo vale para toda crónica de las academias:permiten ver cómo las terminologías que éstas emplean son tanto resultado de su encuentro con sus objetos como de las tensiones disciplinarias. Cada época cientí?ca produce los problemas y el instrumental de pensamiento que la de?nen. Esto se traduce en que el pensar evoluciona con lo pensado y que no hay conquista del pensamiento que no sea resultado de alguna toma de posición, frente al objeto y frente a las tradiciones que lo postulan y lo trabajan. De ahí que los desplazamientos de los términos, sean para ocupar posiciones centrales o para perder relevancia, puedan leerse como indicadores de los estados de las luchas académicas. La emergencia de problemas cientí?cos y de aproximaciones metodológicas atestiguaque ciencias y enfoques son dinámicos e interactuantes. La movilidad de ellos recicla el estatus entre formas que ocupan las posiciones periféricas y que llamaremos términos, y las centrales, aquí propuestas como categorías.Una época de pensamiento se reconoce por los términos y categorías que pone en marcha y confrontación, y que le sirven para pensarse a sí misma como saldo de las luchas al interior del campo académico2.

Así,los nombresapropiacióny producción constituyen casosespeciales para observar el efecto de arrastre que un posicionamientoefectúa sobre su terminología para recibir luego el impacto de su misma con?guración verbal. Una condiciónasí puede observarse con su?ciente claridad en el desenvolvimiento del marxismo económico y político. Es central en élla categoría Modo de

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Producción Social (MPS), que alude al arreglo sociotécnico y jurídico, principalmente construido por las diversas sociedades a lo largo de la historia para efectos de reproducción, lo que incluye tanto el sostenimiento de un estado de cosas jerárquico como la profundización de los bene?cios derivados de éste. Así pues, se encuentra en los intereses de los bene?ciarios del MPS invertircuanto haga falta paraproducir el efecto simbólicodenaturalizar un orden que es saldo histórico y cultural, es decir, estado ?nito e institucionalizado del orden social. Dotado éste de un doble carácter circular de asimetría e inestabilidad, puede ser acusado por sus funciones de ocultamiento y contradicción: orden institucional a cargo del resguardo semántico y operativo del desorden legitimado. Desde luego, entre las múltiples variedades de con?ictos en el amplio arreglo social es posible introducir un orden de pensamiento que discierna epistemológicamente las formas derivadas de las esenciales. Precisiones aparte, cualquier con?icto asentado en la estructura social es expresión esencial de la inviabilidad de un arreglo hecho de diferencias excluyentes. Especí?camente, el marxismo coloca en el centro de sus análisis y de su justi?cación de revolución social la oposición ontológica de las clases y la contradicción relacional entre trabajo y capital. Si bien todo El capital gira en torno a la intención de superar estas antítesis en el pensamiento y en su concreción, el siguiente segmento resulta especialmente signi?cativo:

La ley de la acumulación capitalista, fraudulentamente transmutada [...] en ley natural, no expresa en realidad sino que la naturaleza de dicha acumulación excluye toda mengua en el trabajo de explotación a que se halla sometido el trabajo o toda alza en el precio de éste que pueda amenazar seriamente la reproducción constante de la relación capitalista, su reproducción en una escala constantemente ampliada. No pueden ocurrir las cosas de otra manera en un modo de producción donde el trabajador existe para las necesidades de valorización de valores ya existentes, en vez de existir la riqueza objetiva para las necesidades de desarrollo del trabajador3.

Como se ve, la condena al carácter inhumano de las condiciones que confrontan al trabajador y las cosas, pasa en Marx por el desmontaje de los dispositivos especialmente técnicos y económicos que conforman el arreglo

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social con vistas a la acumulación del capital. El empleo de la categoría modo de producción designa aquí una condición general en su presencia y en su alcance, a tono con la naturaleza del capital: «El capital es una relación natural, universal y eterna; pero lo es si dejo de lado lo especí?co, lo que hace de un ‘instrumento de producción’, del ‘trabajo acumulado’, un capital»4. En breve, cuanto tiene de oposicional el capitalismo se explica por su carácter de modo de producciónespecí?co. Todo el aparato históricamente devenido en una con?guración cultural, jurídica, política, económica y técnica que llamamoscapitalismo, se fundamenta en un modo de producir hecho presente como derrota, ante todo, de otros modos y superación de aspectos acaso menos productivos de la organización humana. Adicionalmente a la adscripción ?losó?ca necesaria para teneren las formas de relación las claves de lectura de la historia, resalta en Marx la atención a la actividad del trabajo como condensadora del quehacer humano,centro de las diferenciaciones y fuente del poder, condensada a su vez en el capital. Probablemente, la categoría MPS pueda recoger sin problema tal caracterización del trabajo; sin embargo, convendrá inquirir si la categoría logra sostenerse al paso del tiempo frente a las formas cada vez más complejas que asumen las sociedades capitalistas, al grado de rati?car que el capitalismo es, esencialmente, un modo de producir. Al efecto, habrá que retomar la discusión desde la perspectiva de los con?ictos centrales en sus objetos y sus estrategias.

Concedido que la primera de las oposiciones constituyentes del capitalismo es la que se da entre trabajo y capital, aún debe examinarse si, correspondientemente, es esta confrontación la mayor amenaza que hoy día ocupaa la reproducción del sistema. De no serlo, o de no resultar evidente que lo sea, habrá que considerar si una contradicción ontológica que no genera la mayor de las confrontaciones puede acusar que la categoría que la hizo emerger ha perdido vigencia o que, más bien, nunca fue su?cientemente acertada. El presente documento voltea hacia el desplazamiento que paulatina, pero insistentemente toma lugar en las luchas al interior del MPS, sobre todo cuando son ponderadas desde lasvivencias de los agentes del capitalismo. De acuerdo con esta lectura, no se trata de que los personi?cadores delfactor trabajo por ?n hayan encontrado las condiciones para, por lo menos, estabilizar sus expectativas a...

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