Estudios de derecho internacional. Libro homenaje al profesor Santiago Benadava - Núm. 2-2008, Noviembre 2008 - Revista de Estudios Constitucionales - Libros y Revistas - VLEX 51184938

Estudios de derecho internacional. Libro homenaje al profesor Santiago Benadava

AutorHugo Llanos Mansilla
Páginas551-559

LLANOS MANCILLA, Hugo y PICAND ALBÓNICO, Eduardo (coordinadores académicos). Editorial Librotecnia, Santiago de Chile, 2008. Tomo I (566 pp.), Tomo II (514 pp.).

Page 551

A pesar de lo que caminó por el mundo, Santiago siempre sentía por la Rancagua de su infancia, lo que para Proust por su pueblo de Combray. Este, hablando de Combray exclama: "Pude poner en él lo que ya tenía perdido hacía tanto tiempo, es decir, el sentimiento que nos mueve, no a mirar las cosas como un espectáculo, sino en creer en ella como en un ser sin equivalente, porque ninguna de ellas señorea una parte más honda de mi vida como el recuerdo de aquellos años en Combray".1

Es que todos tenemos un Combray asido en nuestros recuerdos, donde jugábamos en los corredores de nuestra infancia.

Era la vieja Rancagua, a la que siempre volvía Santiago, la que tuvo siempre enredada en sus sueños.

Hoy Rancagua le ha puesto su nombre a la Avenida Central y a su Biblioteca Pública.

Nos cuenta Fernando Gamboa de su gran amigo, en ese hermoso Prólogo del libro que hoy celebramos, y que Fernando más que nadie tenía el derecho de escribir, "que Page 552 la tarde que precedió a la noche de su muerte, mientras tomaban té en el Mozart, lugar que le gustaba tanto a Santiago frecuentar, éste le hizo un resumen de su vida, como si comprendiera que estaba al anochecer de su vida". Y agrega "serían como las 20 horas del día sábado". Se le encontró muerto el lunes, solo, en aquella casa de la calle Chapultepec que tanto visitamos sus amigos.

Santiago amaba a Stefan Zweig. Poco antes de morir dio una charla sobre él en la Embajada de Austria.

En una de sus novelas Zweig exclama, posiblemente porque ya había decidido suicidarse junto a su mujer, en Petrópolis, lugar donde se habían refugiado huyendo de las atrocidades nazis, lo siguiente: "Cuánta oscuridad en nuestros aposentos. Poco a poco va atardeciendo y no nos damos cuenta. Dentro de una hora será de noche. Luego la oscuridad, subiendo del suelo invadirá la habitación hasta el momento en que sus oleadas se reunirán sin ruido por encima de las paredes y nos arrastrarán consigo".

Santiago murió solo, enfrentando la muerte, un fin de semana sin que nadie se enterara hasta el día lunes.

Precisamente él, que estuvo siempre rodeado de amigos, festejando a la vida con su eterno clavel en el hojal, y con su bastón sosteniendo su ya declarada fragilidad.

Enamorado del amor, permanentemente encantando a las mujeres, fue tanto lo que las quiso que la vida lo privó, tal vez por ello, del matrimonio y de hijos.

Cuando charlaba con mi mujer, envidiaba su encanto, su conversación siempre atractiva, su anecdotario inagotable.

Nos invitaba a los dos, no a su casa, sino al Hotel Kempinsky, ya que como personaje de Thomas Mann le gustaban la atmósfera cosmopolita de los hoteles y la música de cámara que amenizaba las cenas.

Me lo encontraba a veces, en el Club de la Unión, en un pasillo ligeramente oscuro del tercer piso, sentado con viejos amigos, con los que se reunía semanalmente. Con su espíritu jovial, entretenía a todos, contando las cartas que recibía el Doctor Cariño, en su Ventanita Sentimental, del diario "La Cuarta", cuyos relatos, sentimentales y las más de las veces eróticos, hacían la delicia de todos lo que lo escuchaban con encendida imaginación.

Por otra parte, le atraían los tenebrosos crímenes ocurridos en las grandes ciudades y en los campos, los que le sirvieron para alimentar sus columnas en "El Mercurio", sobre crímenes famosos. Su novela El crimen de la Legación alemana cometido en 1909, por un diplomático alemán. provocó la imaginación de los lectores, ya que su pluma siempre rigurosa y concisa, dejaba insinuante, lagunas sangrientas por llenar. Lo apasionaba el Caso Dreyfus, sobre el que tenía 30 libros, la tragedia de Mayerling y el juicio de Mata Hari. Page 553

La vocación de Santiago por el Derecho Internacional comenzó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, cuando asistió a las clases de aquel viejo maestro Ernesto Barros Jarpa. Fue tal el embrujo que le causaron sus clases, que el estudio riguroso que allí inició por el Derecho Internacional lo llevaron luego a ser su Ayudante, y posteriormente a ser designado Profesor titular de la disciplina de Francisco Vitoria y de Hugo Grocio.

En una entrevista periodística, que me ha suministrado mi amiga Isabel Volochinsky, leo un detalle curioso, digno de imitarse por las universidades chilenas. Refiriéndose Santiago a su estudios de Master of Law seguido en la Universidad North Carolina señala: "Recuerdo muy bien que al término de las pruebas escritas debíamos declarar bajo nuestra firma que no habíamos dado ni recibido ayuda alguna". Y agrega: "Todos cumplían escrupulosamente con esta declaración".

Posteriormente la Universidad de Chile lo distinguió designándolo Profesor Extraordinario. Fue además fundador de la Sociedad Chilena de Derecho Internacional.

El éxito del admirable Manual de Derecho Internacional que Santiago editó ocho veces fue, a mi juicio, influenciado también por Barros Jarpa. El clásico libro de éste, por el que todos estudiamos, resucitó luego en la pluma de Santiago, en la manera de explicar lo más complejo, de manera sencilla, entretenida y fácil. Además su Historia de las fronteras de Chile y su Historia de la mediación papal entre Chile y Argentina son lecturas obligadas por los estudiosos del tema.

Era tan vastos sus conocimientos jurídicos, que para él la docencia le resultaba a veces poco atractiva, sensible ante la falta de interés y de avidez intelectual que demostraban los alumnos, y que a él lo herían particularmente. Siempre me decía: "Hugo, lo que sí vale la pena es hacer docencia en cursos de postgrados, donde los alumnos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR