Análisis crítico del discurso y criminología. Una aproximación interdisciplinar - Núm. 16, Diciembre 2013 - Política Criminal - Libros y Revistas - VLEX 486921866

Análisis crítico del discurso y criminología. Una aproximación interdisciplinar

AutorJosé Ángel Fernández Cruz
CargoProfesor de Derecho penal y Criminología Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile
Páginas472-499

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Introducción

El pensamiento crítico ha puesto de manifiesto la importancia del discurso como un medio de dominación social.1El acceso a formas específicas de discurso, por ejemplo, en la política, los medios de comunicación o la ciencia, constituye en sí mismo un recurso de

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poder. El discurso-poder significa, por último, que aquellos grupos que controlan los discursos más influyentes tienen también más posibilidades de controlar las mentes y acciones de los otros.2Esta dominación discursiva se representa en las diferentes fases de incriminación penal e, incluso con una mayor intensidad, ya que el derecho penal constituye una de las manifestaciones más evidentes e intensas de nuestro sistema social discriminatorio.

En el presente estudio pretendo llamar la atención sobre la importancia del discurso a la hora de afrontar, desde una perspectiva crítica, tanto el fenómeno de la criminalidad, como las medidas penales de control social. Si bien es cierto que la criminología ha venido estudiando el discurso a través de los medios de comunicación y la opinión pública, no ha prestado especial atención al análisis de los textos y otras formas de creación de significado. Como manifiesta Fairclough, los teóricos sociales han articulado sus aportes de manera abstracta, es decir, sin un análisis lingüístico de los textos.3Este ámbito de estudio es abordado, entre otros, por los analistas del discurso.

Si queremos comprender el fenómeno de la criminalidad y del poder punitivo no basta con acudir a la realidad fáctica, sino que debemos tener presente la realidad discursiva. En caso contario, no podremos comprender y analizar fenómenos, como por ejemplo, el que el derecho penal constituya la parcela de las relaciones sociales donde se han aplicado unas mayores cotas de racionalidad, al menos, en Chile; pero, sin embargo, cuanto más se camina en este sentido, más se aleja de las construcciones discursivas compartidas por la ciudadanía.4

En el presente artículo se realizará un estudio aproximativo del denominado Análisis Crítico del Discurso (en lo sucesivo ACD). No pretendemos abordar con profundidad este enfoque del discurso, sino mencionar aquellos aspectos que poseen una relación más directa con la política criminal y la criminología. En último término, se pretende llamar la atención sobre la necesidad de incorporar el ACD al pensamiento penal crítico y, en especial y valga la redundancia, a la criminología crítica.

Para llevar a buen puerto este objetivo; en primer lugar, mencionaremos algunas de las teorías, corrientes de pensamiento o paradigmas sociales que han influenciado en la creación y desarrollo del ACD o que, simplemente, comparten algunas de sus características; en segundo lugar, realizaremos una somera introducción de esta corriente crítica de análisis del discurso y su relaciones con la criminología y la política criminal; y, en tercer lugar, señalaremos algunas de las críticas que se han efectuado al ACD.

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1. Una comprensión interdisciplinar del ACD

El ACD no es tanto una dirección o escuela sino un movimiento social de investigadores comprometidos con la lucha contra la discriminación y la desigualdad social. Su carácter interdisciplinar y los diferentes métodos de análisis utilizados imprimen una manera alternativa o complementaria de analizar la realidad social. Constituye, como veremos con posterioridad, una forma complementaria de aproximarse a la realidad criminal y al poder punitivo desde una perspectiva crítica. No obstante, el discurso de la criminalidad y del poder punitivo no ha estado ausente en las ciencias sociales. Dos disciplinas se han ocupado, de forma paralela: la propia criminología y las teorías sobre la comunicación.5

Las relaciones de estas disciplinas con el ACD son evidentes. En cuanto a la criminología, tenemos que destacar, por una parte, los estudios relacionados con la opinión pública y los medios de comunicación y, por otra, las teorías criminológicas que acuden al análisis del discurso como método de investigación, como por ejemplo, la criminología posmoderna.6

Respecto a las teorías de la comunicación, el análisis del discurso constituye también uno de sus métodos de investigación.7

Las teorías de la comunicación y la criminología, como ciencias sociales de naturaleza claramente interdisciplinar, ha compartido históricamente los mismos paradigmas, teorías y aproximaciones científicas y, por ende, han desarrollado y compartido similares objetos de investigación.8Como veremos a continuación, este acervo científico también concurre en mayor o menor medida en el ACD.9

1.1. La teorización de la sociedad de masas

La teoría de la sociedad de masas estudia el fenómeno de las grandes concentraciones de población que surgieron como consecuencia de los procesos de industrialización y urbanización que acaecieron a partir de la Gran Guerra. Esta teoría entiende que ha aumentado, como consecuencia de estos procesos, el sentimiento de vulnerabilidad en esta nueva forma de sociedad. Los individuos estructurados en comunidades fragmentadas se han transformado en una masa desligada de la libertad individual, alejada de los valores morales y éticos obtenidos del trabajo y la religión, y caracterizada por su apatía política y por un gusto por la cultura del entretenimiento. Las masas son vistas como ignorantes y susceptibles de ser manipuladas, potencialmente indisciplinadas y propensas a la violencia. Ante esta situación, los medios de comunicación suplen, en cierta media, esta falta de

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cohesión social que, a la vez, les otorga un enorme poder para controlar los pensamientos y emociones de los individuos.10

La influencia de la teoría de la sociedad de masas en el ACD se manifiesta en un doble sentido. Por una parte, el ACD asume que los medios de comunicación, como soporte de los principales géneros discursivos, inciden en los comportamientos y acciones de los receptores del discurso; y por otra, parte, parece compartir esta cierta perspectiva negativa de la condición humana, susceptible de asumir con cierta facilidad influencias externas.

1.2. Las teorías de la comunicación conductistas: los efectos de los medios de comunicación

Los denominados “grandes persuasores” constituyen el ejemplo paradigmático de que la acción humana responde principalmente a los estímulos del medio y que esta relación causa-efecto puede ser determinada y observada.11Las teorías de la comunicación conductistas entienden que los efectos producidos por los medios de comunicación pueden tomar tres formas. La primera, la corrupción de la moral y de las normas de decencia y urbanidad; la segunda, la merma en la formación cultural e intelectual de los ciudadanos; y la tercera, de acuerdo con la izquierda intelectual, la manipulación de los ciudadanos conforme a los intereses de los más poderosos. Esta visión causalista y negativa de los medios de comunicación tuvo su máxima expresión en los regímenes totalitarios de mediados del Siglo XX.12

No obstante, los primeros estudios conductistas fueron cuestionados, entre otras razones, por reduccionistas –ya que acortaban la complejidad de la conducta humana a un único factor– y por su percepción negativa de la sociedad. Por el contrario, se debe tener presente la sutileza de la información, las diferentes características e identidades de las audiencias y el especial contexto social y cultural en el que se enmarca un determinado medio de comunicación. Además, no debemos olvidar el hecho de que la audiencia puede determinar el contenido de los medios de comunicación.

No obstante, en determinados medios de comunicación y poderes públicos continúan teniendo un especial predicamento las visiones reduccionistas del conductismo, especialmente, respecto de crímenes violentos cometidos por menores que han sido expuestos a películas o videojuegos violentos. La denominada teoría de la copia del crimen

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que pretende sustentarse en esta relación causa-efecto, en último término se fundamenta en el sentido común, es decir, en una percepción fragmentaria de la realidad.

El ACD, como veremos con posterioridad a la hora de estudiar sus relaciones con el pensamiento crítico y el posmodernismo, mantiene un cierto rechazo al positivismo. A lo anterior, debemos añadir que parte de sus analistas y, en especial Van Dijk, critican abiertamente la aplicación de las teorías conductistas al análisis del discurso. Así, tomando como referencia al autor holandés, en primer lugar, niega que las situaciones o eventos sociales ejerzan una influencia directa e inmediata sobre el uso del lenguaje; por el contrario, entiende que las estructuras sociales y discursivas son estructuras diferentes, ya que si existiera una relación causal entre ambas, los usuarios del lenguaje en una misma situación social dirían o escribirían cosas muy parecidas. El punto de conexión entre estas dos estructuras está constituido por las interpretaciones (subjetivas) de los participantes conforme a su biografía individual y social, definidas como modelos de contexto.13

La segunda crítica y como consecuencia de la anterior, radica en la falacia de la observabilidad...

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