Nice, not so nice - Núm. 172, Abril 2018 - Serie Informe Social - Libros y Revistas - VLEX 707946933

Nice, not so nice

AutorClaudio Lucarelli H.
CargoIngeniero Agrónomo de la Pontificia Universidad Católica, Máster of Arts in Economics y Ph.D Ph.D Economics de la Universidad de Pennsylvania. Actualmente se desempeña como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales Universidad de Los Andes
Páginas17-19
Libertad y Desarrollo
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lgunas propuestas más extremas buscan un sis-
tema de salud completamente estatal, buscando
principalmente objetivos de equidad, sin especi-
ficar lo que se entiende por ello. Estos sistemas
presentan problemas conocidos (tales como alto costo),
lo que sumado a restricciones presupuestarias, resulta
en el racionamiento por orden de llegada como forma
de asignación de recursos. Los sistemas públicos -y la
parte pública del sistema chileno no es la excepción- se
encuentran congestionados y el acceso oportuno a la sa-
lud de la población -probablemente el principal objetivo
de este tipo de políticas- no se logra. Este problema no es
novedad y ha sido profusamente estudiado (ver Barros y
Siciliani, 2011, y la larga literatura citada en ese trabajo).
Barros y Siciliani (2011) proponen un modelo teórico para
estudiar la asignación de recursos en un sistema de salud
con interacciones público-privadas, en que conviven el ra-
cionamiento reflejado en términos de tiempos de espera
y la asignación de recursos vía precios, para luego anali-
zar la evidencia empírica existente en torno a este tema.
En los mercados de salud, el tiempo de espera es una de
las variables importantes que equilibran la oferta con la
demanda, especialmente en sistemas de salud en que la
existencia de un seguro público disminuye o anula el rol
de los precios en la asignación de recursos. Si existe un
sistema de salud privado, la asignación es principalmente
vía precios y, por lo tanto, los instrumentos para la asig-
nación de recursos difieren entre un sector y otro. Resul-
tados de esta literatura demuestran que en presencia de
un sector privado, si la demanda por las prestaciones en
el sector público es lo suficientemente elástica a los tiem-
pos de espera, estos aumentarán para dicho sector, pues
de esta forma disminuye el gasto público (Iversen, 1997).
La literatura empírica encuentra que casi unánimemente
la demanda en el sector público disminuye debido a los
tiempos de espera (Hanson et al., 2004; Martin y Smith,
1999, 2003; McAvinchey y Yannapoulos, 1993).
Sin embargo, existen otros aspectos menos estudiados,
pero que pueden ser muy relevantes a la hora de dele-
gar en organismos centralizados decisiones importantes,
como por ejemplo, la adopción de nueva tecnología. Se ha
A
5. NICE, NOT SO NICE
discutido bastante la creación de una agencia que realice
evaluaciones de costos y beneficios de nuevas tecnolo-
gías, como el «National Institute for Health and Care Ex-
cellence» (NICE) del Reino Unido, para contener el creci-
miento del gasto en salud. De partida, hay que aclarar que
no todo crecimiento del gasto es pérdida. Un aumento
marginal del gasto en salud menor al beneficio marginal
que genera debería ser motivo de satisfacción; la socie-
dad está mejor consumiendo bienes de cuidado médico
que generan mayores expectativas de vida, mejores resul-
tados clínicos, mayor comodidad o menores efectos se-
cundarios. Sin embargo, estas agencias tienden a caer en
el extremo de considerar solo el aumento de costo como
el problema abordar, sin considerar los beneficios que la
nueva tecnología trae a la población.
En Europa son comunes este tipo de decisiones en que
centralizadamente se decide qué tecnologías serán pues-
tas a disposición de la población a través de la cobertura
del seguro público. Este tipo de decisiones genera gran-
des asimetrías entre países en términos de la disponibili-
dad de tecnología para tratar enfermedades importantes
en términos de incidencia e impacto en la expectativa de
vida de las personas. A modo de ejemplo, la siguiente fi-
gura tomada de Lucarelli y Nicholson (2010) compara la
disponibilidad de regímenes para tratar cáncer de colon
en seis países desarrollados. Este tipo de cáncer es uno
de los más comunes, después del mamario, el prostático,
y el pulmonar. Su tratamiento se realiza utilizando com-
binaciones de productos desarrollados por diferentes
compañías farmacéuticas, en regímenes inyectados al
paciente en varias sesiones de quimioterapia. Estos pro-
cedimientos son testeados en ensayos clínicos, de cuyos
resultados se obtuvieron diferentes atributos para cada
régimen, tales como tasas de sobrevivencia, efectividad
y efectos secundarios. Estos atributos fueron resumidos
en «Quality Adjusted Life Years» (QALY), usando el tiem-
po promedio que los pacientes pasaron en cinco estados
de salud y aplicando ajustes propuestos en la literatura
por calidad de vida en cada uno de estos estados (Brown
1998, Brown 2001, Lloyd, 2006): 1) estable en estado me-
tastático sin efectos secundarios por la quimioterapia; 2)

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