La observación participante y la deriva: dos técnicas móviles para el análisis de la ciudad contemporánea. El caso de Barcelona. - Vol. 39 Núm. 116, Enero - Enero 2013 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 635494821

La observación participante y la deriva: dos técnicas móviles para el análisis de la ciudad contemporánea. El caso de Barcelona.

AutorPellicer, Isabel

RESUMEN | Somos territoriantes, radicantes, transumers, viajeros en la ciudad global. Con estas figuras damos forma y significado al espacio urbano contemporáneo. Dicho espacio y las prácticas que le dan lugar se relacionan con los constantes movimientos, flujos e interconexiones de personas, objetos, datos, ideas y mercancías, vinculándose directamente con el paradigma de la movilidad y con la lógica radicante. En este contexto es necesario el uso de la metodología móvil, ya que es la que mejor se adapta al movimiento de las ciudades contemporáneas y de sus habitantes. Este artículo trata de esta cuestión. Se define la metodología móvil, y se muestra, mediante dos técnicas móviles concretas: la observación participante y la deriva, cómo esta metodología es especialmente útil para estudiar el contexto urbano actual y las prácticas que en él se dan, ya que comparte la lógica constitutiva de los fenómenos estudiados.

PALABRAS CLAVE | ciudad global, movilidad, sociología urbana

ABSTRACT | We are territoriants, radicants, transumers, travelers in the global city. With these figures we give shape and meaning to the contemporary urban space. Such space and the practices that give rise to it are related to the constant movements, flows and interconnections of people, things, data, ideas and goods presently under way, thus being directly linked to the paradigm of mobility and the radicant logic. In this context, it is necessary to use mobile methodology, the best suited to the contemporary cities and their inhabitants. This paper deals with this issue. Mobile methodology is defined and its practices are shown through two specific mobile techniques: participant observation and drift. The paper also highlights how this methodology is especially useful for studying the current urban context and the practices that take place there, as it shares the constitutive logic of the phenomena studied.

KEY WORDS | global city, mobility, urban sociology

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Ryan Bingham (caracterizado por George Clooney en Up in the air, 2010) recorre toda Norteamérica transitando por aeropuertos, hoteles y coches de alquiler llevando todo lo que necesita en una simple maleta de ruedas. Este personaje se ha convertido en un territoriante, un habitante consumidor de la metrópolis global a tiempo parcial (Muñoz, 2008); una persona que no se ancla a un lugar concreto y que se "acomoda" en el "estar" en tránsito continuo y permanente"; un habitante de la ciudad global que, a la vez que se desplaza, usa diferentes dispositivos móviles para comunicarse, para interactuar y para moverse más rápidamente. Ryan no sólo ejemplifica perfectamente a aquellas personas que se dedican a viajar por motivos de trabajo en la época actual. También es símbolo, mediante las prácticas sociales que desarrolla en la película, de la colectividad social actual y del papel que desempeña la movilidad en la construcción de las identidades personales y colectivas. Este vivir y "apropiarse" de lo móvil es lo que caracteriza las dinámicas urbanas y sociales de las ciudades contemporáneas.

Con este artículo pretendemos alcanzar diferentes objetivos. El primero, delinear algunas de las prácticas características de la ciudad contemporánea y la forma en que, al ponerlas en funcionamiento, por un lado, las personas ejercen el rol de territoriantes, radicantes, transumers, viajeros, etcétera; y, por otro, dan forma y construyen colectivamente el espacio. Así, pues, tanto dicho espacio como dichas prácticas están imbricados con los constantes movimientos, flujos e interconexiones de personas, cosas, datos, ideas, mercancías, etcétera, que se dan en la urbe actual; y, también, están estrechamente relacionados con el paradigma de la movilidad (Urry, 2007; Sheller & Urry, 2006). El segundo objetivo, y como efecto del primero, es destacar el uso de la metodología móvil en las ciencias sociales y su importancia para el estudio de la ciudad global, una ciudad en la que la movilidad y las transformaciones urbanas adquieren especial relevancia. El tercero, presentar y profundizar en dos técnicas de investigación móviles concretas: la observación participante y la deriva. Ambas herramientas de recogida de datos están en sintonía con el movimiento y son sensibles a las necesidades que plantean los estudios sociales y urbanos actuales. Debido a que reflexionamos ampliamente en el texto, el segundo y el tercer objetivo se convierten en los dos ejes centrales que articulan este trabajo. El cuarto, ejemplificar, mediante dos casos concretos de estudio (el aeropuerto y el metro de Barcelona), cómo se usan estas dos técnicas de investigación en el contexto urbano actual; junto con esto, se presentan algunos datos sobre dinámicas y prácticas urbanas y sociales que se producen en la urbe, donde la movilidad y el intercambio (de datos, personas y mercancías), tanto interurbanos como intraurbanos, articulan el tejido urbano y social.

La sociedad "en tránsito": paisajes móviles, performativos e interconectados

El mundo social, a lo largo de su historia, se ha construido gracias al movimiento, y ello pese a que "el concepto de sociedad presenta un grave defecto: reifica y cristaliza los fenómenos sociales [y] su verdadero significado no reside en su solidez sino precisamente en su fluidez, su carácter maleable" (Wallerstein, 1996, pp. 82-83). De alguna manera, "la relación que establecemos entre nosotros, el espacio, el tiempo y el lugar, está mediatizada por nuestro movimiento en el mundo social y material" (Fincham, McGuinness & Murray, 2010, p. 1). Así pues, habitamos en un mundo caracterizado y mediatizado por las corrientes de flujos, de personas, ideas, bienes, imágenes, información, y un largo etcétera. No es difícil encontrar multitud de ejemplos cotidianos de desplazamientos físicos o virtuales: sólo hace falta reflexionar un segundo para pensar o imaginar múltiples prácticas cotidianas que son posibles gracias a las distintas formas de interconexión que las personas tienen a su alcance.

En consecuencia, la naturaleza de lo móvil está estrechamente imbricada con las interacciones, prácticas, formas y conexiones sociales. Como apunta Careri (2002), "el término 'recorrido' se refiere al mismo tiempo al acto de atravesar (el recorrido como acción de andar), la línea que atraviesa el espacio (el recorrido como objeto arquitectónico) y el relato del espacio atravesado (el recorrido como estructura narrativa)" (p. 25). Por tanto, son muchos, socialmente, los andares que se realizan por la ciudad y, por medio de ellos se trazan muchas trayectorias, se recopilan muchas historias sobre la cotidianidad de la urbe y, a la vez, mediante los desplazamientos, las personas escriben e inscriben acerca de la ciudad y sobre ella.

Los andares y la marcha dan, así, forma al modo cómo los lugares son habitados y utilizados. Para Certeau (1999), mientras que un lugar, como una calle, por ejemplo, es estable y ordenado, un espacio existe sólo gracias a los movimientos, gracias a las velocidades. Se activa por el conjunto de los movimientos que se producen allí. El espacio, como tal, y el espacio urbano, en particular, son, pues, los lugares 'performativos' por excelencia (Morris, 1988, pp. 36-37, citado en Urry, 2000, p. 65).

Por tanto, la característica fundamental de la ciudad actual, y a su vez de la sociedad, es su constante e interminable transformación.

Asimismo, la sociedad "en tránsito" se debe considerar como una realidad carpe diem, como una maraña de instantes y momentos inciertos, como una red fluida y fugaz, anclada en un presente que está en (re)construcción permanente. La existencia y la experiencia social urbana de cada persona y de las colectividades pueden considerarse un viaje que se convierte en algo indesligable de la propia subsistencia humana. Así pues, la trayectoria, el desplazamiento, el movimiento, el viaje, el recorrido, etcétera, no sólo constituyen una característica de lo "individual; sino que también inciden en nuestra forma de ser seres sociales y colectivos.

Algunas de las particularidades de esta sociedad "en tránsito" son la proliferación de nuevas formas, procesos y relaciones sociales, económicas, culturales y políticas que posibilitan no solamente que algunas personas habiten en más de un hogar, en un tiempo muy reducido; sino también la apropiación/desapropiación simultánea de multiplicidad de lugares a partir del trasladar con ellas algunas pertenencias. Este fenómeno es definido como 'ubicuidad social' (Muñoz, 2010). Según sus parámetros, las formas de relación social se dibujan desde los espacios que posibilitan nuestras trayectorias cotidianas: se producen en el instante en que se usa un lugar de forma fugaz e instantánea y mediante la proliferación de nodos y espacios que, en las ciudades contemporáneas, permiten la interconexión, posibilitando así la forma de vida actual. Entre tales nodos y espacios, que han aparecido o ganado protagonismo en la globalización, están, por ejemplo, los aeropuertos, los metros, los locutorios, etc.

En consecuencia, se postula que la "teoría del viaje" está más vigente que nunca, porque aunque la persona no se "desplace físicamente", el contexto social, en el que se encuentra, está en permanente movimiento. Como explica Onfray (2007),

en el avión, el barco, el tren, el coche, etc., se comparte un espacio común: el tiempo de pasaje de un punto a otro. La cabina del vuelo, el pontón, el vagón, la banqueta, la cabina ofrecen ocasiones de proximidad, incluso de promiscuidad, que fuerzan la relación o constriñen la conversación. En este microcosmos comunitario se juega una intersubjetividad limitada en el tiempo. Desde la llegada del aeropuerto, del puerto, de la estación, del aparcamiento, esta sociedad se deshace la mayoría de las veces. Se desmorona, tan pronto, que las razones aleatorias de estar ensamblada desaparecen (p. 38). Pero el viaje, como se ha dicho, va mucho más allá: está en las experiencias cotidianas de movilidad...

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