Los orígenes del debate político contemporáneo - Núm. 165, Julio 2018 - Serie Informe Sociedad y Política - Libros y Revistas - VLEX 731884573

Los orígenes del debate político contemporáneo

AutorAlvaro Fischer A.
CargoIngeniero matemático de la Universidad de Chile, empresario y autor de numerosos libros, entre los que se encuentra De naturaleza liberal.
Serie Informe Sociedad y Política 165 10
on esas herramientas -los tres impulsores de nues-
tra conducta social y los mecanismos mentales de
nuestra psicología moral- podemos explicar los
orígenes del debate político contemporáneo, un
debate que se desenvuelve fundamentalmente en torno a
la tensión existente entre nuestras motivaciones individua-
les y competitivas, con aquellas de carácter colaborativo o
grupal. No es casualidad que los términos que denen ese
debate sean la desigualdad, la solidaridad, el lucro, el repar-
to, la inmigración, el tribalismo, y en todos ellos se advierte
esa tensión.
Examinemos entonces 3 temas que, a mi juicio, cruzan
el debate político contemporáneo en los más diversos
ámbitos.
3.1 El interés propio versus el interés general
Está claro que el interés propio y el interés general son otra
manera de denotar al altruismo y al egoísmo, la dupla sur-
gida por selección natural. Ya dije que ambos coexisten
como motivaciones humanas, pero que se gatillan frente a
situaciones distintas. Somos más bien egoístas en condi-
ciones anónimas y más colaborativos en condiciones so-
ciales. Competimos más cuando vendemos en la bolsa de
comercio que cuando compartimos en familia.
La coexistencia del altruismo y el egoísmo es algo que ya
habían detectado tanto Adam Smith5 (la mano invisible se
maniesta tanto como el placer de contemplar la felici-
dad de los demás) como Friedrich von Hayek6 (debemos
aprender a vivir en dos mundos: el cercano, de nuestros
afectos, y el extendido, del orden impersonal). Sin compe-
tencia renunciamos a la innovación y a la creación de valor
y riqueza que eso conlleva, y sin colaboración destruimos
el tejido social que nos dene como humanos. La dicul-
tad de las políticas públicas es dar cuenta del hecho que
ambas disposiciones coexisten, pero que no siempre coin-
ciden en cuál de ellas está cada persona individualmente.
C
3. LOS ORÍGENES DEL
DEBATE POLÍTICO CONTEMPORÁNEO
Volcarse solo en una dirección, la competencia, o bien, solo
en la otra, cooperación, sin reconocer esa coexistencia, es
la fuente de gran parte de los debates políticos de los últi-
mos 150 años.
3.2 Las acciones colectivas y el reparto
Las acciones colectivas y el reparto es otro gran ámbito
donde se desarrollan los debates políticos en la actualidad.
Eso no sólo ocurre en la discusión respecto de los siste-
mas de pensiones -si los hacemos contributivos, como
el de las AFP, con más o menos correcciones solidarias,
o los hacemos sólo de reparto-, sino que también ocurren
en otro tipo de acciones colectivas, como el caso de las
empresas productivas, a las que concurren personas que
aportan capital, trabajo, gestión, innovación, etc, y luego se
reparten los resultados conforme a sistemas previamen-
te acordados, como salarios pactados, participación en la
rentabilidad, dividendos a repartir, o reinversiones que se
necesiten hacer.
Nuevamente, al igual que nuestra disposición altruista y
egoísta, el origen de cómo repartir proviene de intuicio-
nes morales surgidas durante nuestro pasado cazador
recolector, durante la obtención de alimentos. Este es un
imperativo al que ninguna especie puede escapar, incluido
los homo sapiens, resultado directo de la segunda ley de la
termodinámica. Había dos fuentes alimenticias, las de baja
varianza, como la recolección de frutos silvestres, pues su
abundancia y facilidad para conseguir hacía que casi siem-
pre se fuera exitoso, y las de alta varianza, como la caza
de mamíferos mayores, mamuts o antílopes, difíciles de
atrapar y con una incertidumbre en sus resultados, los que
eran, en consecuencia, muy variables. Una baja varianza
inducía a no compartir más allá de los familiares directos,
para que el resto no se aprovechara de su buena voluntad,
transformándose en parásitos. Sólo se compartía en caso
que alguno sufriera un infortunio que le impidiera recolec-
tar, o porque se trataba de bebés o ancianos. Una alta va-
“La Riqueza de las Naciones”, Adam Smith, 1776.
5
“The Fatal Conceit”, Friedrich von Hayek, 1988.
6

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