Pancho Villa en una historia de mujeres en Como agua para chocolate de Laura Esquivel. - Núm. 36, Marzo 2006 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56845707

Pancho Villa en una historia de mujeres en Como agua para chocolate de Laura Esquivel.

AutorSilva, Ang
CargoEnsayo cr

Como agua para chocolate es un texto revolucionario por varias razones. Primeramente porque es un libro que batió record de venta internacional, y que fue escrito por una mujer, también porque es una novela de personajes femeninos, y principalmente porque es una obra que se desarrolla en el contexto histórico de la Revolución Mexicana con la facción villista. En México éste era un momento de rebelión en el que el patriarcado imperaba, la mujer comenzaba a participar activamente en la vida nacional y en el que "todo cambió. Hasta los estilos literarios" (Fuentes, 1978: 9). Lo relevante es que es una novela que en este ambiente violento presenta "los secretos de la vida [de las protagonistas] y del amor a través de la cocina" (240), tratando de deleitar el gusto de los lectores por medio de las detalladas y bien descritas recetas de platillos mexicanos cuidadosamente preparados. Por lo cual es de esperarse que al hablar de recetas y de cocina se estén tratando temas relacionados con los tradicionales roles atribuidos a la mujer mexicana como; madre, ama de casa y cocinera básicamente. Actividades tipicas también, aunque no únicas, de aquellas que acompañaron a los revolucionarios en sus recorridos y batallas, mejor conocidas como las soldaderas.

Sin embargo, la autora reordena los espacios femeninos en que se mueven y otorga otros sentidos a estas actividades permitiéndole a algunas de sus mujeres salirse de los papeles que la sociedad de ese tiempo les había impuesto. Así, la cocina, espacio cerrado, pasa a ser el lugar que le concede el libre albedrío a Tita que no tiene en su casa, le otorga poder sobre los demás a través de la excitación del paladar. De igual forma sucede con su hermana Gertrudis quien pasa a unirse a las fuerzas revolucionarias villistas, no como soldadera, sino como generala. Con lo anterior, se observa como esta novela, considerada texto subalterno [[1]], lleva a sus heroinas a ocupar lugares exclusivamente masculinos para la época, alejándose temporalmente de los arquetipos impuestos por la cultura patriarcal que las distinguían.

El caso de los varones que aparecen en la obra cae en el otro extremo. Estos son hombres débiles o caracterizados por su sentimentalismo que se dejan liderar por el poder con que las hembras cuentan. Por lo que estas caracterizaciones de los personajes nos llevarían a pensar que Laura Esquivel recurre a un esquema sexista en el que reproduce los clásicos marcos patriarcales, mas invirtiéndolos porque ahora son las mujeres quienes tienen el poder. Lo anterior es la preocupación de varios teóricos, entre ellos Jean Franco y Beatriz González Stephan, quienes preven que estas representaciones binarias hombres-mujeres reproducen el lenguaje de la diferencia y al perder su equilibrio caen inevitablemente en un ejercicio sexista, entendiendo "por sexismo tanto las prácticas concretas de la vida como toda una concepción que concede privilegio a un sexo en detrimento del otro" (González, 1991: Efectivamente, es así como se interpretan los roles asignados a cada personaje en la novela, donde las heroínas cuentan con un gran poder frente a los hombres que las rodean minimizándolos como tales. Por lo que parece ser una obra feminista por ser escrita por una autora y por ser las protagonistas mujeres. Sin embargo, no está apegada totalmente con la definición o con la idea que Julia Kristeva aporta sobre el feminismo como "movimiento que busca terminar con todas las formas de patriarcalismo o de poder sexual, porque no subvierte o rompe con las estructuras de poder establecidas, sino que más bien tiende a reforzar los estereotipos y las imágenes negativas que de las mujeres se han forjado a través del tiempo y de los diferentes espacios" (Grant, 1995: 52). Por lo anterior es factible argumentar que a pesar de que Laura Esquivel se aleja parcialmente de los esquemas establecidos por el patriarcalismo que caracterizan a la cultura del país al que pertenecen, no pretende derribar por completo este sistema opresor aunque reivindique la posición de estas "súper mujeres". Así, considero que la simple mención de Pancho Villa, el caudillo revolucionario por excelencia y representante del macho mexicano en la cultura popular, no es simplemente contextual ni fortuita, sino que viene a recuperar la figura masculina que no deja de ser la representante del poder monolítico. Al igual que algunas actitudes y acciones que corresponden a la conformación de la figura del macho mexicano en otros personajes. Por lo que en este trabajo se pretende probar que Laura Esquivel no reproduce únicamente una práctica ginocéntrica en su obra reordenando los espacios femeninos y sus funciones en la vida familiar y social, puesto que no se aleja totalmente de los esquemas tradicionales impuestos por el hombre. A pesar de que a estos les otorgue cualidades un tanto femeninas, continúan participando de una concepción androcéntrica porque ellos siguen siendo quienes imponen sus condiciones y autoridad a las mujeres. Con lo que también se observa que en su obra la autora no pretende solamente invertir las jerarquías binarias sexistas dando a la mujer todo el poder frente a la fuerza masculina, sino que trata de presentar un equilibrio en estas prácticas segregacionistas, dando la oportunidad a ambos géneros de invadir el espacio del otro. Logrando con ello cuestionar los límites androcéntricos de la cultura patriarcal, la cual esta acostumbrada a imponer roles a las mujeres.

Además como texto histórico este relato rescribe la historia de la Revolución Mexicana desde un punto de vista femenino, remitiéndose al periodo villista que va de los años de 1912 a 1916, incluyendo los últimos años de esta rebelión cuando se observan algunos de los resultados que trajo consigo este movimiento, considerado, fallido. Sin embargo, en esta obra importan más las versiones de los hechos históricos no oficiales cargadas de ficción que el movimiento en sí, con lo que se reordenan los patrones culturales que tratan de imponer la versión oficial. También la presencia de esta rebelión viene a complementar la configuración de los géneros porque conforma y construye la personalidad de sus heroinas en Mamá Elena y en Gertrudis, por ejemplo y, sirve como excusa para insertar la figura del macho mexicano, Francisco Villa. Por tanto, la mención de Villa viene a equilibrar este sexismo en el que se peligra caer, al reivindicar la figura femenina con las características que Laura Esquivel les confiere, pues este "gran macho" viene a rescatar al género masculino al cual representa. Pues su mención en el relato se puede poner al mismo nivel de las heroínas con lo que se logra hacer un contrapeso de estos esquemas binarios de los sexos en el que ambos se encuentran en su punto más alto compartiéndolo.

Es claro que Como agua para chocolate es una obra de personajes femeninos por ser éstas las protagonistas mayormente, por desarrollar temas culinarios y remedios caseros, así como por acudir a diferentes...

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