Paracelso y la fortaleza del silencio: el retiro. - Núm. 48, Marzo 2009 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 634757233

Paracelso y la fortaleza del silencio: el retiro.

AutorGodinez Rivas, Gloria Luz

El silencio presupone paciencia, constancia y testarudez; y sobre todo, se confronta con el día a día de nuestra vida, los días que nos quedan, uno tras otro, realmente largos con sus pequeñas horas, es como un voto, de cristal, puede romperse con nada y su enemigo es el tiempo.

Antonio Tabucchi

Filósofo del Renacimiento, Paracelso practicaba la medicina en la Europa del siglo XVI; sabia de las palabras lo que los viejos tratados enseñan, a saber, que las palabras tienen fuerza sobre los hombres y que curan o intoxican al ánimo como los fármacos al cuerpo. En relación a la salud, nuestro médico sabia que las más de las veces es mejor callar, porque de las palabras pueden salir defectos y enfermedades. Callar o simplemente no abusar de las palabras emitidas y, sobre todo, no abusar de las palabras imaginadas, porque el cuerpo, escribe Paracelso en su tratado sobre Las enfermedades invisibles, "el cuerpo tiene el poder de construir, de realizar y de ejecutar los datos o directrices de la imagen" (2)

Entre los viejos tratados que leyó Paracelso encontramos sin duda la influencia de los versos de Pitágoras (3). Se dice que los aspirantes a la sociedad pitagórica, después de cierta etapa de selección, permanecían cinco años en silencio antes de su primer contacto con el maestro. En silencio escuchaban los versos de oro: que "las muchas palabras que salen por la boca de los hombres, buenas las unas, malas las otras, ni te turben ni te dejes influenciar por ellas." (4)

Escuchar palabras sin turbarnos significa no dejarnos mover, implica cierta resistencia a la persuasión; sin embargo, esto vale para las palabras emitidas por otros, tanto como para las palabras que nosotros mismos producimos aún sin hablar. "Para acercarnos a los santos", pensaba Paracelso, "¿qué cosa no hay mejor sino sencillamente permanecer quietos? (5)

El silencio en comunidad facilita que se mantenga el silencio entre los individuos, aún más, evita discusiones y peleas que se gestan desde el ego. Preguntas o reclamos personales nunca son pronunciados, y las faltas cometidas, con el tiempo y cubiertas por el silencio, son olvidadas mientras se recuerdan. El silencio fortalece la memoria. Y recordemos, memoria también es olvido.

Por las noches los pitagóricos recordaban cada uno de sus actos del dia, mas el recuerdo era sobre todo juicio. Los versos que prescriben este examen como antesala del sueño contienen preguntas para conducir al discípulo a través del silencio: "¿En qué he cometido error?" es la primera de ellas y asi, lo que se recuerda no es el acierto sino la falta cometida, se recuerda lo indigno y lo olvidado, la debilidad. "¿Qué he hecho? y ¿Qué no he hecho que debía hacer?" (6) son las siguientes preguntas; con ellas los pitagóricos retrasaban a voluntad el sueño a fin de purgar el alma de la jornada diurna. Como estómago que digiere, asimila y elimina, así se recuerda y se olvida.

¿Qué no he hecho que debía hacer?, esta pregunta pide recordar lo que no sucedió. Y lo hace porque es posible, porque lo recordado es imaginado, y por eso la reproducción puede dirigirse a los actos realizados tanto como a los que no fueron hechos. Estas producciones, imágenes o palabras, pertenecen a una realidad cuya fuerza nos afecta, y que Paracelso coloca en el lado invisible del cosmos.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR