La persistencia de la segregación y la desigualdad en barrios socialmente diversos: un estudio de caso en La Florida, Santiago. - Vol. 42 Núm. 125, Enero - Enero 2016 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 632388509

La persistencia de la segregación y la desigualdad en barrios socialmente diversos: un estudio de caso en La Florida, Santiago.

AutorRuiz-Tagle, Javier
CargoEnsayo

Introducción

La ciudad de Santiago ha crecido con grandes áreas segregadas de población pobre, y las transformaciones neoliberales hicieron la situación aún peor: bajos estándares de urbanización y equipamiento; educación y salud segregadas y de mala calidad; municipios con déficit financieros; y enormes diferencias de ingreso con las clases altas (Barozet, 2011; Rodríguez & Winchester, 2001). Sin embargo, las estrategias inmobiliarias de condominios cerrados en algunos sectores han puesto en un mismo lugar a habitantes de clase media, con otros de clase baja establecidos en proyectos de vivienda social. En estos casos, la llegada de familias de más alto estatus ha modificado la calidad de los servicios públicos y privados, incentivando debates acerca de la posibilidad de tener barrios menos segregados, y creando altas expectativas sobre la mezcla social (Sabadni & Salcedo, 2007). No obstante, no está claro del todo que estos beneficios sean instrumentales o meramente simbólicos, debido a las persistentes divisiones en otras esferas de socialización. Mediante un estudio de caso, este artículo investiga cómo esta proximidad física afecta la integración de grupos excluidos en varias dimensiones: acceso a oportunidades, relaciones entre grupos y construcciones simbólicas de comunidad.

En las secciones siguientes, luego del marco teórico y de la presentación del caso, se describen primero las oportunidades para la clase baja en términos de trabajo y educación. Segundo, se muestran las relaciones entre grupos y la importancia del clasismo. Tercero, se describen los problemas de seguridad y uso del espacio público. Se concluye con reflexiones acerca de la integración socioespacial, la literatura sobre barrios diversos, y algunas implicancias para las políticas urbanas.

Marco teórico

El concepto de segregación residencial es generalmente usado para referirse a la concentración espacial de grupos sociales debido a fuerzas de exclusión de raza y/o clase (Marcuse, 2005). En las últimas décadas, la literatura internacional dominante se ha enfocado en la concentración de la pobreza y sus consecuencias: los llamados "efectos de barrio" (Jargowsky, 1997; Massey & Denton, 1993; Sampson, Morenoff & Gannon-Rowley, 2002; Wilson, 1987). Sin embargo, autores más críticos afirman que las consecuencias de la segregación se relacionan con estrategias de subsistencia en contextos de un alejamiento general del Estado y que los efectos de barrio son en realidad el resultado de funcionamientos institucionales específicos (Gans, 2008; Wacquant, 2009). En el campo de lo simbólico, se dice que el espacio habitado constituye un símbolo del espacio social (Bourdieu, 1999) y que la segregación corresponde a la construcción imaginaria del "otro" y de su hábitat (Saravi, 2008).

El estudio de la integración social, por su parte, ha pasado por tres tradiciones diferentes. Primero, la sociología funcionalista concibe la integración como una descripción neutral de relaciones sociales, ligada al consenso, al equilibrio social y al orden (Durkheim, 1997). Segundo, la sociología progresista, pos-Segunda Guerra Mundial, vincula la integración con las ideas positivas de inclusión, derechos y ciudadanía, más allá de la mera carencia de recursos (Strobl, 2007). Y tercero, la integración ha sido estudiada en Estados Unidos desde el punto de vista de una reacción negativa, a las políticas de desegregación y mezcla social, sobre todo en barrios y escuelas, lo que es capturado en la idea de "agotamiento de integración" (Cashin, 2004). Las políticas de mixtura social a nivel de barrios han emergido en distintos momentos de la historia (Arthurson, 2012): en la Gran Bretaña del siglo xix, basadas en visiones utópicas de reunificación; después de la Segunda Guerra Mundial, sustentadas en ideales de igualdad; y recientemente, orientadas a abordar los problemas sociales de la concentración de la pobreza (política que se está expandiendo en varios contextos neoliberales). Aquí se sostiene que cuatro ideas han servido de soporte para las políticas recientes de mezcla social: i) la representación de los guetos como formas sociales patológicas (Jargowsky, 1997; Massey & Denton, 1993; Wilson, 1987); ii) el vínculo entre concentración de la pobreza y problemas sociales, o "efectos de barrio" (Sampson et ah, 2002); iii) la sugerencia implícita de que geografías de oportunidad siguen a los grupos de más alto estatus y luego "chorrean" al resto (Galster & Killen, 1995), y iv) los supuestos de que los barrios socialmente mixtos crearían un círculo virtuoso de redes sociales, control social y comportamientos ejemplares (DeFilippis & Fraser, 2010).

En Chile, aun en pleno proceso de discusión e incipiente implementation de políticas de mezcla social, los principales casos de diversidad socioeconómica se han observado en áreas periféricas pobres que han sido invadidas por condominios cerrados (Sabadni, Cáceres & Cerda, 2001). Estos casos han sido explicados en términos de una dispersión de las elites a través de la adquisición de suelo barato y la construcción de barrios lo suficientemente cerrados como para generar un atractivo inmobiliario (Salcedo & Torres, 2004). Junto con explicar el proceso de aparición, dichos estudios se han enfocado principalmente en destacar los beneficios de este tipo de barrios; ciertos intercambios funcionales (sobre todo servicio doméstico), menor estigmatización, atracción de servicios privados, y un entorno urbano reformado (Sabatini & Salcedo, 2007; Salcedo & Torres, 2004). Sin embargo, estas investigaciones tienden a subvalorar varios problemas críticos (Ducci, 2000; Hidalgo, 2004; F. Pérez, 2006; Ruiz-Tagle & López, 2014), vinculados con las relaciones sociales más allá del intercambio de bienes y servicios, la violencia simbólica de los muros y las rejas, las posibilidades efectivas de movilidad social, y el rol de algunas organizaciones sociales (revirtiendo o agudizando la segregación). En Chile, la noción de espacio público y los valores de integración social se han debilitado (Márquez & Pérez, 2008), y en ese sentido, como señala Bourdieu (1999), la proximidad entre grupos sociales no tendría un efecto en la cohesión social. Es más, agrega el mismo autor, la creación de relaciones sociales entre grupos muy dispares se hace muy improbable cuando hay diferentes tipos de capital económico, político, cultural y simbólico. Pese a esto, los estudios sobre condominios cerrados en áreas pobres han logrado consolidar, en ciertos círculos de discusión de políticas públicas urbanas en Chile, lo que se ha llamado el "consenso de la dispersión" (Arthurson, 2012).

En resumen, la integración social es vista como un ideal en contextos de segregación histórica, pero es a menudo reducida a una mera mezcla de diferentes grupos en el espacio, sin tomarse en cuenta varios otros aspectos que contribuyen y mantienen la exclusión. Desde una visión más exhaustiva, se concibe aquí la integración socioespacial como una relación compuesta por cuatro dimensiones (Ruiz-Tagle, 2013): i) física, proximidad entre grupos diferentes; ii) funcional, acceso efectivo a oportunidades y servicios; iii) relacionai, interacciones no-jerárquicas, y iv) simbólica, identificación con un territorio común.

Area de La Loma en La Florida: caso y métodos

Se eligió un caso de estudio en la comuna de La Florida (Santiago), por ser esta de alguna manera "un espejo de Chile" (De la Jara, 2003), en términos de sus recientes transformaciones sociales, culturales, económicas y urbanas. La comuna creció fragmentada entre un sector surponiente que recibió la gran mayoría de las viviendas sociales, y un sector oriente, anteriormente semirrural, que recibió las villas de sectores medios. Su configuración actual, entonces, es de fuertes contradicciones entre los grandes proyectos inmobiliarios (comerciales, habitacionales, educacionales, de salud, etcétera), y la pobreza y los déficit de equipamiento urbano. Como intersección de estos dos mundos, se eligió el área alrededor de La Loma. La figura 1 muestra, a la izquierda, los límites del área escogida y la localización de viviendas sociales y condominios cerrados; y a la derecha, la distribución socioeconómica de la población.

[FIGURA 1 OMITIR]

El área alrededor de La Loma empezó a ser poblada hace más de medio siglo. Los asentamientos semirrurales de Lo Cañas y de Santa Sofía se establecieron entre los años cuarenta y cincuenta, y en 1970, los trabajadores agrícolas del sector decidieron tomarse el terreno de La Loma, que hasta el momento permanecía desocupado. Allí construyeron sus propias viviendas y recién en 1995 lograron urbanizarlo y obtener títulos de dominio. En los años ochenta y noventa, la expansión de la ciudad llegó hasta los alrededores de La Loma, con villas de vivienda social (Raúl Silva Henríquez y Carlos Witting) y villas de clase media y media-baja (Jardín Alto y Jardín del Edén). Pero desde 2000 se fue dando una transformación mayor. Comenzaron a construirse condominios cerrados y barrios completamente nuevos para familias de la clase media-alta (Llanos de Lo Cañas, Villa Parque Las Mercedes y Jardines de la Viña), lo cual ha cambiado drásticamente la calidad de los servicios públicos y privados en el sector y, sobre todo, las relaciones con. los vecinos y con el Municipio de La Florida. En la actualidad, con una población de casi 10.000 personas, esta área presenta una gran diversidad socioeconómica: un 33% corresponde al decil más rico de Chile, y un 18% a los cuatro deciles más pobres. La figura 2 y el cuadro 1 muestran fotografías y una síntesis del cambio sociodemográfico, respectivamente.

[FIGURA 2 OMITIR]

Este artículo está basado en cinco meses de trabajo cualitativo en terreno, entre mayo y septiembre de 2013. Se utilizaron tres tipos de fuentes de información: i) cincuenta entrevistas con habitantes de clase baja, clase media-alta y actores institucionales del barrio; ii) notas de observación en varios...

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