Pluralidad, unicidad y diálogo: elementos constitutivos de lo político - Núm. 57, Febrero 2020 - Serie Informe Legislativo - Libros y Revistas - VLEX 841298453

Pluralidad, unicidad y diálogo: elementos constitutivos de lo político

AutorLuciano Simonetti I.
CargoAbogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente se desempeña como investigador del Programa Legislativo de Libertad y Desarrollo
Páginas7-9
Libertad y Desarrollo
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2. PLURALIDAD, UNICIDAD Y DIÁLOGO:
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LO
POLÍTICO
a pluralidad es el constitutivo ontológico de lo po-
lítico3. Hannah Arendt constata que los hombres, y
no el hombre, viven en la tierra y habitan el mundo4,
de manera que el mundo de los hombres es siem-
pre un mundo compartido, en cuanto ser-con-otros5. Mien-
tras que el punto de partida de Descartes, y con él de buena
parte de la losofía moderna, es la soledad del sujeto pen-
sante desde el cual se construye el mundo. Arendt comien-
za su reflexión desde la patente e inexorable pluralidad
que caracteriza la experiencia humana6. La autora asume
la pluralidad mundana de nuestra existencia como factum
irrecusable y básico respecto del cual adquieren signica-
do las más diversas actividades humanas7, erigiéndose,
por tanto, como el principio sine qua non de la vida política8.
La pluralidad es, en denitiva, un rasgo ontológico ineludi-
ble que nos caracteriza en cuanto seres humanos9. Ella es
la ley de la Tierra10.
También es constitutivo de la condición humana la unici-
dad. En efecto, la pluralidad no supone en caso alguno ho-
mogeneidad. Muy por el contrario, comprende la variedad
cultural, religiosa y política que encarnan los individuos que
componen las diversas sociedades que de dicha pluralidad
emergen11, en cuanto todo ser humano, si bien comparte
un sustrato común con los demás12, es un ser único e irre-
petible13. Como dice Arendt “la pluralidad es la condición de
la acción humana debido a que todos somos lo mismo, es
decir, humanos, y por tanto nadie es igual a cualquier otro
que haya vivido, viva o vivirá”14. De esta manera, la condi-
ción humana está marcada tanto por la pluralidad como
por la unicidad, por el estar-con-otros que, partícipes de la
humanidad, son, sin embargo, siempre diversos15.
La pluralidad y la unicidad son, entonces, constitutivos de
lo político, en cuanto características fundantes de la con-
Ldición humana. Tales condiciones hacen, a su vez, tanto
posible como necesario el diálogo. En efecto, es sólo gra-
cias a un sustrato común compartido, en virtud del cual se
puede decir con sentido, que la comunicación es factible, al
tiempo que sólo la diferencia hace de aquel decir algo ne-
cesario, porque si todos fuéramos uno y lo mismo, homo-
géneos e indistinguibles, no sería necesario comunicarnos.
La diferencia originaria que nos distancia y la consecuente
pretensión de encuentro son los impulsores de la interac-
ción discursiva. Así, en cuanto diferentes y miembros de
una humanidad compartida, se precisa del discurso para
forjar comunidad, pues sólo así es posible la interacción
entre pares y la coordinación de la vida en común16.
En consecuencia, lo público es el ámbito compartido que
surge cuando dos o más sujetos se reúnen para tratar de
algo en común, es decir, el espacio en el cual se desen-
vuelve el actuar discursivo en su inherente pluralidad; un
espacio sostenido tanto por la igualdad como por la dife-
rencia de sus habitantes17. Cuando los individuos interac-
túan discursivamente forman un tejido de relaciones cuya
principal característica es que resplandece una amplia
gama de perspectivas y de opiniones, donde cada una de
ellas corresponde a los sujetos libres que entran en escena
mediante sus discursos y obras18, y a partir de los cuales
es posible adoptar cursos de acción colectivos.
De esta manera, partiendo de la pluralidad y la unicidad,
factums ineludibles de la condición humana, el diálogo apa-
rece como consustancial a lo político, en cuanto sólo en él
es posible forjar un espacio común donde los individuos
puedan desenvolverse y en el que sea posible tomar, de
manera pacíca y participativa, decisiones que atañen a la
colectividad. Sólo en la interacción discursiva se constru-
ye, por tanto, el espacio político.
Campillo (2005), P. 88.
3
Arendt (1993), P. 22.
4
Campillo (2005), P. 89.
5
Torregroza (2009), P. 138.
6
Torregroza (2009), P. 138.
7
Sánchez (2005), P. 223.
8
Campillo (2005), P. 99.
9
Arendt (1984), P. 31.
10
González (2013), P. 53.
11
González (2013), P. 55.
12
Vargas Bejarano (2009), P. 87.
13
González (2013), P. 55.
14
González (2013), P. 55.
15
Campillo (2005), P. 100.
16
Palacios (2008) P. 52.
17
Vargas Bejarano (2009), P. 87.
18

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