La poesía creacionista de Juan Larrea. - Núm. 51, Junio 2009 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 632229065

La poesía creacionista de Juan Larrea.

AutorMorales, Andr
CargoEnsayo cr

Aunque sólo es posible considerar a Juan Larrea como autor de un libro creacionista (Versión celeste (1), y en justicia sólo creacionista en la primera parte de éste, "Metal de Voz"), es necesario destacar a este poeta como uno de los seguidores más importantes, junto a Gerardo Diego, de lo que se ha llamado el "creacionismo español", muy distante a la vanguardia ultraísta.

Juan Larrea es introducido al creacionismo a través de Gerardo Diego, en una forma muy singular de propagación de las ideas estéticas de Vicente Huidobro, es decir, a través de la amistad más que en función de lecturas auténticamente reveladoras (2). En este punto es preciso detenerse en la anécdota que refiere Diego con respecto a Larrea, pues este último, al conocer la nueva estética del chileno no sólo varía su concepción poética y comienza, en esos días, a escribir una obra diferente, sino que vislumbra la posibilidad de conseguir una libertad personal, rompiendo, incluso, con su vida hasta entonces, intentando una aventura existencial diferente estimulado por el poder de las imágenes de esta poesía.

Aunque, como se ha señalado, son escasos los poemas que pueden considerarse estrictamente creacionistas dentro de Versión celeste (y esto es ratificado por el propio autor quien afirma en los prólogos de las ediciones de Torino y de Barcelona que sólo "los seis poemas de este conjunto ("Metal de Voz") se escribieron y publicaron en 1919, al aparecer el 'Ultraísmo' en España" y que "los restantes son testimonio de una experiencia total que, tras un arduo período de empozamiento y preparación, que se extendió de 1926 a 1932, y que, sobre todo a partir de esta fecha, derivó hacia otros rumbos no menos poéticos en realidad, aunque sí más objetiva y concretamente culturales") no es difícil encontrar huellas de la corriente huidobreana en los textos que el propio poeta calificaba si no de "ajenos", al menos diferentes a lo que puede calificarse como netamente vanguardista, aunque, tal como afirma Gloria Videla--según confesión de Gerardo Diego--"...El 'creacionismo' sirvió a Larrea para orientarse dentro de la 'no dirección de Ultra. Sin embargo su etapa creacionista se advierte menos por su gran personalidad. Hay en sus poemas más larreísmo que creacionismo" (3), un asunto que analizaré más adelante puesto que constituye una visión particular de la poesía a partir de las premisas del vanguardismo que, transformadas y sumadas a otros elementos--entre ellos una reconsideración de algunos modelos tradicionales-conforman una poética muy singular.

Con respecto a la pertenencia de Larrea al creacionismo y, al cambio ejercido en su poética, David Bary refiere con acierto los límites de esta circunstancia:

"(...) Para Larrea, escribir versos no fue nunca un mero juego o diversión. En su vida la poesía representaba siempre un camino de liberación. Empezó a escribir versos para desahogarse ante las congojas que le producía su encierro en un colegio. El primer texto suyo que conocemos entero, 'Transcarnación' (1917), expresa un cansancio radical para con la vida que le rodeaba y una necesidad de profundos cambios. Su encuentro en 1919 con la poesía de Huidobro no le ofreció, como a ciertos ultraístas, una fórmula a seguir para escribir versos según la última moda de París, mostrándole en cambio la primera esperanza en la posibilidad de transformarse en otro, en su poesía como en Su vida. En el caso de Larrea su época creacionista fue relativamente corta. Representa un momento, aunque decisivo, en un proceso ininterrumpido de búsqueda y de lucha consigo mismo. Entre1919 y 1926 escribió muchos poemas; conocemos pocos de ellos, pero sabemos que para 1926 su poesía había evolucionado mucho. Ya no se parecía tanto a la de Huidobro. Pasaba lo mismo con sus ideas sobre poesía, ya que lo conceptos que emite en 'Presupuesto vital' escrito en 1926 para su revista "Favorables París Poema", se diferencian claramente de las que seguía defendiendo Huidobro en sus Manifiestos (1925)." (4) Sin embargo no es posible dejar de subrayar su cercanía, tanto literaria como humana, a Vicente Huidobro (5), un hecho que marcaría, como se ha visto, gran parte de su existencia y al cual Larrea otorgaba una importancia capital.

Si en 1926, tal como afirma Bary, se produce un distanciamiento en las concepciones poéticas y estéticas frente a Huidobro, este vínculo es especialmente esencial para comprender el período inmediatamente anterior (1919-1925), donde el poeta español escribe la mayor parte de su obra de inspiración creacionista. Una etapa breve y sin un número considerable de poemas, caracterizada por la gran dispersión de sus textos aparecidos en diversas revistas de la época, tanto de signo ultraísta o creacionista o simplemente de carácter general--y que, al igual que en el caso de Gerardo Diego, se distingue por un distanciamiento con las premisas de la joven vanguardia española (donde según palabras del poeta "no encontraba atmósfera ninguna") (6) prefiriendo acercarse más aún a los postulados de Huidobro. Aunque, más tarde, Larrea no desconocía la nueva poesía francesa (7), opta por la postura del poeta chileno ya que le parece la más idónea con los tiempos y la que más posibilidades podía ofrecer como vehículo de expresión. En este punto es necesario detenerse un momento, pues Larrea no persigue solo una renovación de la poesía escrita hasta ese entonces, sino, en el plano personal, trascender los límites de la literatura hacia su necesidad vital de constituir una cosmovisión distinta de la existencia, algo que perseguirá toda su vida y que le llevará a escribir muchos ensayos que se sitúan más en el terreno de la filosofía y de la meditación estética que en el de la literatura. He aquí una de las diferencias más importantes entre el poeta de Versión celeste y los demás poetas vanguardistas, incluido Huidobro, pues éstos apuntan sus ideas al plano más estrictamente literario (rechazo a la mimesis, búsquedas de nuevos formatos, etc.) sin trascender de una forma abierta hacia lo filosófico, como si ocurre en las concepciones de Larrea (muchas de ellas posteriores a su época vanguardista), pero que ya se vislumbraban en ciernes. (8) Prueba de esto es la evolución que es posible evidenciar a través de los poemas posteriores a "Metal de Voz" en Versión celeste, donde es apreciable su proceso y desarrollo desde la estética huidobreana hasta una forma personal de poetizar. Aspecto que muy bien señala el poeta español Luis Felipe Vivanco:

"(...) En la primera parte del libro, la titulada "Metal de voz", Larrea ha incluido seis poemas como muestras de su primera manera de hacer poesía en imágenes sueltas. Llamémosla su manera ultra (...) Sin embargo, ha empezado a escribir como poeta Ultraísta en castellano, sigue escribiendo en castellano Como poeta creacionista, para terminar siendo poeta Surrealista en francés. Mejor dicho, termina, según Confesión propia, no escribiendo más poesía a partir del año 1932(...)" (9) Aunque es compleja la filiación de los alcances creacionistas de Larrea (fundamentalmente por la escasez de poemas que reúne en su libro y por la dispersión de estos en revistas ultraístas como "Cervantes" y "Grecia"), existen, como se ha dicho, claros influjos de Huidobro. De esta forma es posible hablar de un Juan Larrea creacionista entre los años 1919 y 1925 (donde es evidente que se trata de un período de formación y de ruptura...

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