La problematica barroca en el Quijote de 1605: figura y representacion de la mujer. - Núm. 31, Junio 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656753

La problematica barroca en el Quijote de 1605: figura y representacion de la mujer.

AutorBrown, Carolina
CargoTextos

Introducción.

El siglo XVII fue para España un período de grave crisis política, militar, económica y social, que termino por convertir el Imperio Español en una potencia de segundo rango dentro de Europa. España perdió la mayoría de sus posesiones en el continente, de modo que, a principios del siglo XVIII, el Imperio Español estaba totalmente liquidado. Producto de las continuas guerras, la peste y las persecuciones religiosas el país enfrentó una fuerte crisis demográfica. En el plano social, la nación se encontraba escindida, la nobleza y el clero conservaron todos sus privilegios y posesiones, mientras que el pueblo sufrió el rigor de la depresión económica.

Las nociones ideológicas de una época determinada se manifiestan de un modo análogo en las artes. En el período de la decadencia española encontramos en la península un prolífico movimiento artístico y espiritual que trató de lidiar con las contradicciones de su tiempo, intentando, entre otras cosas, sustituir el hedonismo renacentista por valores más serios y espirituales. Esto, íntimamente relacionado con el complejo proceso político --religioso de la Contrarreforma, da pie a los temores metafísicos, el estremecimiento religioso y el misticismo.

El Barroco debe considerarse no como una degeneración en cuanto a los motivos y temas del Renacimiento, sino como una transformación y término de estos aspectos: "El Barroco, pues, se expresa con formas ajenas entablando una lucha con ellas, que es la base de ese gran drama que supone siempre el barroquismo, acabando con el equilibrio, la armonía, la claridad racional del clasicismo, haciéndole decir así a esas formas lo contrario de lo que por sí mismas representaban. [1] ". Esta irrupción se lleva a cabo con un cierto grado de violencia y quiebre en cuanto a las construcciones renacentistas de origen culto.

Los motivos barrocos más importantes comprenden reflexiones sobre la vida, el hombre, el paso del tiempo y la trascendencia. Esto compone el tema fundamental del "todo es nada" [2] . En este mismo sentido, se intenta renunciar a las seducciones mundanas y llevar una vida que nos acerque a Dios. Existe una preocupación permanente por el paso del tiempo: el crecer de la muerte frente a la vida y el carácter pasajero de la existencia.

El concepto tiempo-eternidad que maneja el Barroco es una proyección sicológica del sentimiento del infinito como tiempo en el espacio, esto supone la sensación de infinitud espacial y el hombre que se desenvuelve entre lo infinitamente grande (Dios) y lo infinitamente pequeño (lo material). En relación a esto el movimiento emplea una técnica de contraste denominada claroscuro, que resulta "adecuada a esta época oscura, pero iluminada de fe" [3] Este claroscuro se presenta también en un plano metafísico, en cuanto el hombre es incapaz de conocer la verdadera realidad. Esto desencadena el motivo del mundo como teatro, donde el mundo existiría en calidad de un escenario finito que manifiesta lo infinito. En este contexto "Dios actúa como director de escena y los actores han de representar sus respectivos papeles sin estar muy seguros del éxito final" [4].

Ya que toda representación supone la sorpresa, participan los motivos de intrusión en los secretos e intimidades del otro, y surge el observador como espía que mira a escondidas esta representación que no necesariamente es inocente, principalmente en cuanto a su veracidad. Surge la figura del curioso, argumento central de la novela intercalada en El Quijote, "El Curioso Impertinente". Es justamente la curiosidad de don Felipe motivada por los relatos de Cardenio lo que lo lleva a conocer a la prometida de su amigo, lo que desencadena en última instancia la tragedia que ya conocemos.

Otro motivo, muy relacionado con lo anterior, es el de la metamorfosis y el disfraz, como advierte Hatzfeld donde encontramos la figura típica de la mujer vestida como hombre, que analizaremos más adelante en Dorotea, quien aparece en Sierra Morena disfrazada del sexo opuesto, buscando en esa metamorfosis una cura a sus dolores. Sabemos que en casi la cuarta parte de las obras de Lope aparece el disfraz varonil de la mujer, también fue utilizado por Tirso de Molina, y por supuesto, por Cervantes en sus obras teatrales.

Todo esto se enmarca en la relación problemática del artista, atraído por la realidad, donde juegan importantes papeles los motivos ya referidos. El artista barroco se encuentra escindido entre dos planos que se contraponen: por una parte, y en su verticalidad, un movimiento que se desarrolla en una ascensión hacia lo espiritual y trascendente (místico). Sin embrago, se siente cautivado por otro impulso que corre en dirección horizontal hacia lo terreno, la vida y la naturaleza (tema que de cierta forma el Renacimiento ha tratado de manera superficial). "Esta atracción por lo humano individual, por la naturaleza y por la realidad toda, es lo que nos explica el extraordinario enriquecimiento de la temática artística y literaria del Barroco" [5] . Cobra especial importancia lo sensorial, y en su exacerbación lo sensual [6]. El artista pone el acento no ya en la idealización, sino en la vida misma, en su proximidad con la existencia, que contempla y goza, sin censurar ya la fealdad, lo grotesco, más allá de la belleza formal o las jerarquías sociales.

Esto no significa que el sujeto se quede exclusivamente en la exploración de la realidad próxima e inmediata, sino que por el contrario, el artista busca internarse más profundamente en el plano trascendente de la existencia, pero a través de su entorno próximo. Por esto es que Orozco propone que el término de realismo simplemente, y en sus sentido tradicional, no es suficiente para entender el Barroco, sino que se trata (y especialmente el español) de un realismo particular, ya que al mostrar la realidad, el artista busca traspasar ese umbral, con el objetivo de llegar a lo esencial. Esto lo veremos también más adelante, en Maritornes, a quien postulamos como uno de estos casos, a través de la grotesca descripción física, Cervantes busca en última instancia poner acento en otra realidad del personaje: su belleza esencial

Las preocupaciones metafísicas del barroco--de las que ya hablamos- dan paso a la representación del momento de la muerte (momento morí) el cual se ve como una instancia de revelación y profunda conversión en el individuo, y se encuentra ligado al tema de la sensualidad, básicamente por un intento de mitigar el horror del tema de la muerte a través de una técnica que atrae los motivos decorativos clásicos.

El Barroco concibe el mundo como en constante movimiento y cambio, esto trae consigo la sensación de fragilidad e inestabilidad del mundo, lo que resulta en la deformación, la exageración (como las figuras del El Greco), la paradoja (loco-cuerdo en el Quijote), la contradicción, el perspectivismo, y la ambigüedad (temas que se...

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