Innovación, redes, recursos patrimoniales y desarrollo territorial * ***. - Vol. 31 Núm. 94, Diciembre 2005 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 56731831

Innovación, redes, recursos patrimoniales y desarrollo territorial * ***.

AutorCaravaca, Inmaculada

Resumen

Las profundas transformaciones ocurridas durante las últimas décadas demandan nuevas respuestas para poder hacer frente a los problemas y retos que ahora se perfilan. En tal sentido, es necesario destacar la influencia ejercida por tres tipos de condicionantes en los procesos de desarrollo territorial: la innovación, la creación de redes y el aprovechamiento racional de los recursos existentes en cada ámbito. Con este marco general de referencia, este artículo pretende insertarse en el contexto de algunos de los principales debates teóricos y operativos presentes en el entorno científico y social, centrando la atención en la consideración de la influencia que ejercen los condicionantes citados en la conformación de los territorios inteligentes, que son aquellos capaces de contribuir a mejorar la calidad de vida de la sociedad que los habita y el desarrollo personal de todos los ciudadanos.

Palabras clave: innovación, redes, recursos patrimoniales, desarrollo territorial, geografía económica. Abstract

Deep transformations occurred during the last decades demand different responses to ride out new problems and challenges. In this way it is necessary to emphasize the role played by three determining factors: innovation, networks and the rational use of resources. In this general context, this paper attempts to take part in social and scientific scene's main theoretical debates, focusing on the influence that these factors exert to create intelligent territories, the ones that are able to support the improvement of citizens' welfare.

Keywords: Innovation, networks, resources, territorial development, economic geography.

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  1. Un nuevo contexto socio-económico y territorial

    Las profundas transformaciones económicas, sociales, laborales, institucionales y territoriales que afectan a nuestras sociedades desde hace ya más de tres décadas están generando nuevos problemas y retos, entre los que destaca la creciente fragmentación e incluso exclusión territorial. Ante tal situación resulta imprescindible participar en la investigación, reflexión y debate para poder avanzar en la búsqueda de modelos de desarrollo más equitativos y cohesionados.

    Como es sabido, las nuevas tecnologías, que han propiciado cambios en las lógicas productivas y permitido el desarrollo de los transportes y las comunicaciones, han provocado una creciente densificación de flujos de productos, personas, capitales, tecnologías y conocimientos entre establecimientos, empresas, sectores y territorios que dan origen a la formación de redes muy complejas en el contexto de una economía cada vez más mundializada (Ohmae, 1985; Michalet, 1985; Castells, 1996). Se genera así un espacio abstracto de redes que, aunque es difícil de percibir, se convierte en la forma espacial dominante de articulación del poder, y que interactúa con el espacio concreto de los lugares, mucho mejor percibido al ser en el que se desarrolla la vida de la gente. Esto supone la emergencia de una relación sistémica entre lo abstracto y lo concreto, lo global y lo local, que es considerada como la principal característica del modelo socio-territorial que ahora se perfila, en el que las desigualdades se manifiestan básicamente por la capacidad de integración de las sociedades y los territorios en el sistema-mundo (Guillespie, 1993; Veltz, 1998 y 2000). Así, una de las múltiples tensiones y contradicciones a que las sociedades actuales deben hacer frente es la pugna entre las crecientes tendencias globalizadoras y la revitalización experimentada por las identidades locales, siendo necesario contemplar estas dos lógicas para comprender la realidad, mientras adquiere especial importancia la forma en que se articulan las sociedades locales al espacio global de los flujos y las redes. El territorio se constituye, a la vez, como receptor de los efectos de la globalización y como emisor de respuestas a sus retos (Brugué, Gomá y Subirats, 2002).

    Para conseguir integrarse con una buena posición en el sistema mundo se produce una creciente competencia inter-territorial que hace necesario -no ya sólo a las empresas, sino también a los distintos ámbitos- aprovechar sus propias ventajas y potencialidades (Porter, 1991). En relación con lo anterior, ciertos aspectos resultan de interés: por una parte, se acepta que la competitividad en la nueva economía-global se ve determinada por la capacidad para desarrollar innovaciones (Aydalot, 1986; Camagni, 1991; Castells, 1996; Méndez, 1998 y 2002; Alter, 2000 y 2002); por otra, hay que tener en cuenta que la emergencia dc determinados ámbitos se basa sobre todo en las interacciones entre los actores y en su capacidad para desarrollar proyectos comunes que aporten soluciones a sus problemas (Aydalot, 1986; Perrin, 1991; Belossi, 1996; Cooke-Morgan, 1993 y 1998). Por último, se revalorizan e identifican recursos alternativos, generalizándose la tesis de que todo proceso de desarrollo requiere la utilización imaginativa, racional, equilibrada y dinámica de todos los bienes patrimoniales, sean estos monetarios, humanos, naturales, sociales, culturales o territoriales (CEPAL, 1991 y 1992; Allende, 1995; Caravaca et al., 1997; Ortega, 1998 y 2004).

    En definitiva, los cambios profundos y rápidos que están experimentando las sociedades y las economías durante las últimas décadas, junto a los no menos intensos que se producen en las lógicas territoriales, demandan nuevas respuestas por parte de investigadores y responsables públicos para poder hacer frente a los problemas y retos que ahora se perfilan, aumentando el interés por aquellas investigaciones que tienen por objeto el análisis de la relación dialéctica entre innovación, redes, recursos y desarrollo.

    En este sentido, cobra especial importancia la búsqueda de un desarrollo territorial integrado, capaz de hacer compatible la competitividad económica (desarrollo económico), el bienestar social (desarrollo social), la sostenibilidad ambiental (desarrollo sostenible) y la reducción de los desequilibrios territoriales (cohesión territorial). En dicha búsqueda, se están realizando propuestas teóricas que prestan una especial atención a la influencia ejercida por tres tipos de factores, cuya presencia o ausencia constituiría la clave explicativa básica de las desigualdades observables a diferentes escalas espaciales:

    --Creciente interés por las dinámicas de aprendizaje asociadas al esfuerzo innovador, no sólo empresarial sino también socio-institucional, que posibilita elevar la capacidad competitiva de empresas y territorios, mejorar la calidad del empleo, maximizar las potencialidades de desarrollo, reducir los riesgos e impactos negativos sobre el medio ambiente, etc.

    --Capacidad de generar dinámicas de interacción no sólo entre empresas sino también entre organismos e instituciones, de tal modo que se promueva la creación de redes de cooperación que permitan trabajar juntos para buscar soluciones a problemas comunes.

    --Aprovechamiento racional de los recursos existentes en cada ámbito, poniéndolos en valor con el objeto de que puedan constituir la base de su capital territorial: patrimonio natural y cultural heredado, recursos humanos cualificados y con iniciativas, cohesión social, identidad cultural, etc.

    En este orden de cosas, este artículo pretende insertarse en el contexto de algunos de los principales debates teóricos y operativos actualmente presentes en el entorno científico y social, centrando la atención en la consideración de la influencia que ejercen los tres condicionantes anteriormente citados (actitud innovadora, integración en redes y utilización racional de los recursos) en la evolución de los territorios que podrían calificarse de inteligentes, considerando como tales a aquellos que, utilizando sus propios recursos de una forma económica, ambiental y socialmente eficiente, consiguen generar verdaderos procesos de desarrollo territorial integrado (Figura 1).

    [FIGURA 1 OMITIR]

    Este planteamiento sirve, además, como posible propuesta metodológica para realizar análisis empíricos, que son realmente los que pueden contribuir al conocimiento de las distintas realidades locales y--en consecuencia--ayudar a reforzar sus potencialidades y a buscar soluciones a sus problemas y disfuncionalidades. En este último sentido, hay que tener en cuenta que aunque en su gran mayoría los estudios teóricos y prácticos realizados hasta ahora sobre estas temáticas se centran sobre todo (aunque no exclusivamente) en ámbitos europeos, es viable adecuar este planteamiento a territorios con menor nivel de desarrollo, aunque ello exige una interpretación matizada de las distintas categorías conceptuales aquí utilizadas.

  2. Las dinámicas de aprendizaje

    Como señala Morgan (1997), en el modelo socio-económico actual el conocimiento es el más importante recurso estratégico, por lo que las dinámicas de aprendizaje a él asociadas se convierten en procesos fundamentales. En tal sentido, y partiendo de la base de que la innovación es aquí entendida en un sentido amplio como la capacidad de generar e incorporar conocimientos, no puede extrañar que sea considerada un factor central de competitividad en la medida en que no sólo permite maximizar las potencialidades productivas, sino que puede contribuir también a una utilización más racional de los recursos.

    La innovación condiciona así la forma de inserción de empresas y territorios en un espacio mundial, desequilibrado y muy cambiante, en el que se contraponen áreas innovadoras, capaces de responder con éxito a los nuevos problemas, a aquéllas otras marginadas o incluso excluidas porque --entre otras razones-- su falta de espíritu innovador les impide reaccionar para adaptarse a los incesantes cambios que caracterizan a las sociedades actuales. La innovación se convierte de este modo en un importante factor que condiciona no sólo el dinamismo económico, sino también el desarrollo territorial.

    No es de extrañar, por consiguiente, que en los últimos...

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