Reforma a las pensiones y la socialización de la cotización previsional - Núm. 1314, Agosto 2017 - Temas Públicos - Libros y Revistas - VLEX 690834021

Reforma a las pensiones y la socialización de la cotización previsional

LIBERTAD Y DESARROLLO
TEMAS PÚBLICOS
www.lyd.org
1.314 - 1
4 de agosto de 2017
ISSN 0717-1528
1
REFORMA A LAS PENSIONES Y LA SOCIALIZACIÓN
DE LA COTIZACIÓN PREVISIONAL
En nuestro sistema previsional los trabajadores cotizan el 10% de su salario a una
administradora privada, escogiendo entre los cinco fondos que cada
administradora maneja. El Estado participa a través del Pilar Solidario, entregando
una Pensión Básica Solidaria a los adultos mayores vulnerables que no hayan
cotizado y un Aporte Previsional Solidario a todo aquel que, perteneciendo al 60%
más pobre, haya aportado al sistema pero que al momento de jubilar tenga una
pensión autofinanciada inferior a $ 310 mil pesos. Este Pilar Solidario profundizó
las antiguas Pensiones Asistenciales o PASIS, que entregaban recursos (financiados
también con rentas generales) a los adultos mayores vulnerables que no habían
contribuido al sistema.
La próxima semana ingresaría al Congreso la anunciada reforma previsional del
gobierno, cuyo elemento principal es un aumento de cinco puntos en la cotización,
que sería gradual en seis años, lo cual implicaría un incremento de 0,83 puntos
porcentuales cada año. El anuncio también compromete un aumento promedio de
20% en las pensiones de vejez del sistema de AFP vigentes (a partir de los 65
años, de acuerdo a lo señalado por Hacienda).
La próxima semana ingresaría al Congreso la reforma previsional del gobierno, cuyo
elemento principal es un aumento de cinco puntos en la cotización gradual en seis años.
Para cumplir la promesa de aumentar en 20% las pensiones de vejez del sistema de AFP,
durante los primeros años nada de la mayor cotización iría a las cuentas individuales de los
trabajadores, sino que se destinaría a financiar pensiones de los actuales jubilados.
Una reforma como la que se ha anunciado tendría al menos dos graves efectos negativos
para nuestro sistema de pensiones y para las finanzas públicas de Chile: el primero, es que
es poco probable que en el largo plazo la cotización para financiar pensiones de otros
desaparezca, como se promete. El segundo, es que este cambio de paradigma en el
financiamiento de las pensiones genera un complejo precedente para el resto de nuestros
beneficios sociales, que se ve acentuado en épocas de estrechez fiscal como la actual.

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