Teorias paganas (Desde la escritura de si mismo). - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56593235

Teorias paganas (Desde la escritura de si mismo).

AutorHernández Montecinos, Héctor
CargoTextos

TENGO UN CUERPO EN EL CUERPO

[EXTRACTO DEL ESTUDIO TEORÍAS PAGANAS: DESDE LA ESCRITURA DE Si MISMO]

Héctor Hernández Montecinos

Un remolino mezcla los besos y la ausencia imágenes paganas se desnudaron en sueños VIRUS

SILUETAS DE UNA TEORÍA DE LA SUBJETIVIZACIÓN

Al estudiar el tema de la subjetividad me he encargado de trabajar desde un diagrama productivo con carácter rizomático e incesante en su vectorialidad. Una máquina abstracta que corte la ley continua de la realidad y que se establezca como un simulacro-corte-transgresión mediante el producir creativo y libre de sus mismos procesos. Hablo de un esquema de la subjetividad en el que el sujeto se realiza en sus relaciones de fuerzas interiores y exteriores desde donde posiciona sus condiciones políticas, en las cuales recién allí entran la raza y el género. Hablar de la opresión de las mujeres o de la discriminación de los homosexuales es un tema de subjetividad antes que un estudio de género, pues desde el género no se logran visualizar las coordenadas culturales y políticas de estas acciones, pues se ha establecido como categoría de análisis justamente de la "construcción cultural de la diferencia sexual". En mi estudio el género es un contrato y no una construcción. De esto hablaré después.

En esta instantánea se descubren elementos que funcionan simultáneamente y fuera de cualquier orden jerárquico o lineal como la singularización que incluye al deseo y el miedo como formas de proyección e introyección de intensidades de representación, que es la última o la primera instancia desde donde nace efectivamente el poder; el triple anclaje material en el que circulan cuerpo, discurso y territorio como planos de sustentabilidad y difusión. También sus condiciones existenciales que son espacialización, temporalización, y consciente - inconsciente (uno mismo en el otro - otro en uno mismo). Por último está la identidad que se refiere exclusivamente a la circulación de estas subjetividades y a la proliferación productiva de nuevas subjetividades devenidas, comunitarias y/o colectivas, nunca individuales porque en este contexto sería una contradicción.

Trabajando con este esquema se nos hace intempestiva una herramienta posible y (micro)política [poder constituyente] que es la liberación de estas vectorialidades, las cuales lograrían desmantelar las máquinas de contrasubjetivización y la piramidización geodésica que se encargan respectivamente de inhibir y/o clausurar las instancias de subjetividad, aparte de homogeneizar, codificar/institucionalizar y cortar sus flujos.

Estas posibilidades de dominación en el proyecto moderno latinoamericano han existido bajo diversos polisistemas microhistóricos como la conquista y colonia (intrusión-codificación), la creación del Estado moderno (instalación-institucionalización), la dictadura militar chilena (violación- manipulación de cortes y flujos de poder) y la transición a la democracia y globalización (consenso-homogeneización). Esta teoría que ahora esbozo contiene una serie de reflexiones y críticas en torno al tema de la postmodernidad, el imperio y a las resistencias/rebeldías posibles hoy mediante un proyecto ecosófico. De algún modo ahora cruzaré estas parciales, fallidas y fragmentarias ideas con estudios de género y literatura.

CUERPOS VESTIDOS CON PALABRAS: FRANCISCO CASAS Y CARMEN BERENGUER

Como dije antes el género se ha tratado comúnmente como una construcción, no obstante yo lo veo como uno más de los contratos que el sujeto establece con las condiciones de contingencia en que se realiza. Hablo del contrato de género en el sentido de que por ejemplo los hombres asumen el imaginario material y simbólico masculino pues implica aceptar esta contratación cultural con un fin de adquirir valoraciones estándar y relaciones de poder establecidas. Vestir a las guaguas de celeste, no ponerle aros ni vestido, prohibirle que jueguen con muñecas, incentivar que jueguen a la pelota, que vayan al estadio, al toples, obligarlos a usar el pelo corto, pantalones, ser rudo, competitivo, etc son las claves que se inscriben sobre el cuerpo, los territorios y los discursos del sujeto-hombre para adquirir el contrato masculino. La firma de este contrato masculino vendría a ser justamente el cuerpo-hombre. No hablaría de un patriarcado que sería algo así como una inter-institución global demasiado abstracta y aglutinante, más bien me refiero a estas ofertas culturales de poder, pues es innegable que el sujeto masculino es el que ostenta y reproduce el valor empoderado. Esto se ve en los sujetos hombres mismos, en las mujeres, e incluso en las relaciones homosexuales, siempre el/la activo/a [masculinizado] denota superioridad a quien asume el rol pasivo. De allí que ahora veré algunas notas sobre el libro Sodoma mía de Francisco Casas en el cual estas fijaciones se tornan políticamente opacas y presentan una nueva contingencia.

Tengo una [mala] suerte de reticencias con el concepto de literatura homosexual, pues no existen más que subjetivizaciones de los materiales y soportes literarios, cada uno cruzado con las condiciones de identidad en que circula [o puede circular]. La "literatura homosexual" es un concepto céntrico para validar y generalizar, digamos como una forma inicial de la academización de los...

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