Vallejo y España. - Núm. 30, Marzo 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656760

Vallejo y España.

AutorFari
CargoTextos

"Tenías 44 años, amabas a España, creías en la revolución sobre todas las cosas, y por tu voz de América, triunfando de la Muerte, se expresaba América."

Juan Larrea

Introducción

Qué vínculo excepcional unió al poeta peruano con el aspecto más profundo de la guerra civil española. Por qué no contó a nadie -ni siquiera a su esposa o a Juan Larrea, tan cercano y casi emblemático personaje en su vinculo con España- que junto con sentir la mayor impotencia por no poder estar en el frente iba arraigando su lucidez en la escritura del que sería su libro España, aparta de mi este cáliz [1] , comparado más tarde a los libros proféticos, a un especial Apocalipsis o al sacrificio de un ser que asimila su espíritu al de un pueblo y no vacila en ofrendar su vida desde la palabra, así como el verdadero héroe, el miliciano, da la suya para el advenimiento de un nuevo orden universal.

Desde la analogía --tomaré especialmente la de Juan Larrea-de Vallejo como figura crística, al sentido de "transfiguración" propuesta por Guillermo Sucre, pasando por algunos aspectos señalados por Julio Ortega, y la visión mestiza de Jorge Guzmán, intentaré abordar diferentes aspectos de este vinculo existencial y poético.

Pero antes de iniciar el acercamiento a la obra de Vallejo desde esta perspectiva no quiero dejar de citar, aunque sea someramente, la visión de una parte de la critica actual. Tomaré las palabras de la crítica inglesa Jean Franco en su ensayo "La temática: de Los Heraldos Negros a los poemas póstumos". [2]

Es imposible estudiar la temática de la poesía de Vallejo sin tomar en consideración el lenguaje poético. El lenguaje constituye el núcleo de todos los temas, puesto que la crisis del pensamiento metafísico pone en cuestión no solamente el sentido sino la concatenación de las palabras, la sintaxis, la coherencia y sobre todo la posibilidad de la enunciación. De allí resulta la fragmentación radical de la poesía de Vallejo, la deconstrucción de los términos de la literatura, la filosofía y la ciencia, la parodia del amor ideal, de la identidad, del progreso y del genio como categoría suprema, etc. Esta situación al límite del lenguaje tampoco es captada como una reflexión iniciada por un yo consciente. Más bien se trata de un poema/drama en el cual el hablante poético ensaya una y otra vez de dar coherencia al universo que no responde ni corresponde al sujeto. Es importante hacer hincapié en estas preocupaciones cuya importancia sólo se ha empezado a apreciar en las últimas décadas para contrarrestar la tendencia de leer a Vallejo no solamente referencialmente sino como si se tratara de un personaje patético ... En realidad Vallejo es un poeta sumamente cerebral que en sus poemas demostraba la manera en que se había construido una metafísica basada en oposiciones tales como alma/cuerpo, razón/sentimiento, interior/exterior. Por esta razón, tampoco se debe considerar las "desviaciones" de normas lingüísticas como "experimentos" vanguardistas cuando en realidad evidencian las aporías del pensamiento moderno, atrapado en un lenguaje metafísico que no se articula con la existencia. Un problema similar se transparenta al tratar de recuperar a Vallejo como icono o símbolo de la militancia política, de la crisis de identidad latinoamericana o del mestizaje. De ahí resultan lecturas impuestas que raras veces pueden responder a la ambigüedad y a las contradicciones ... El desafío a la tradición que puede haberse iniciado como una boutade de "un corazón gitano" pronto se convierte en algo más serio. El darwinismo no es una filosofía más; reemplaza la ética basada en el sacrificio y la culpabilidad por la lucha individual y transforma al sujeto en instrumento de la especie. Tampoco el discurso puede originarse en el sujeto aunque el pronombre "yo" puede hacer al individuo pensarse dueño del sentido. Tales preocupaciones que hoy día ya parecen casi banales, que han inspirado la revolución de pensamiento del estructuralismo y el posestructuralismo, son enfrentadas por Vallejo con los escasos recursos del "bohemio de Trujillo" (una antología de la "Nueva poesía francesa"...) y una poética modernista que valorizaba el ritmo, la armonía y la belleza.

A esta visión agregaré la de los poetas y ensayistas argentinos Daniel Freidemberg y Edgardo Russo. [3]

El concepto de "desconstrucción", tal como lo plantea Jacques Derrida, implica el socavamiento de un sistema de pensamiento a partir de las grietas que se encuentran en él. En ese sentido, la poesía de César Vallejo puede considerarse una descomunal operación de descontrucción de la lengua castellana y de su tradición poética. No se trataría de situarse afuera del sistema --lo que en el caso de la lengua, llevaría a la incomunicación absoluta- sino de rechazar la comodidad de quien permanece acríticamente adentro, de instalarse en el conflicto que plantean las zonas de fisura denunciando la falsa completud del sistema. Hacer rendir al idioma con el cuestionamiento del idioma ha sido un propósito de una parte sustancial de las vanguardias poéticas de principios del siglo XX, pero paradójicamente fue en el caso de Vallejo, un poeta radicalmente renuente a toda inscripción en grupos o tendencias, donde esa intención alcanzó una de sus concreciones más acabadas.

Como la preocupación principal de esta reflexión será la naturaleza del vínculo entre el poeta César Vallejo, su poesía y la guerra civil española, sin desatender algunos aspectos del lenguaje presentes en su obra España, aparta de mí este cáliz, intentaré profundizar en aspectos como el dolor, el sacrificio, la plenitud de sentido de la existencia, conceptos ligados en nuestra cultura al cristianismo y que, de acuerdo a la historia de la filosofía occidental, corresponden a aspectos de la metafísica.

Para estudiar España ... no nos es posible establecer sobre la obra de Vallejo una mirada diferenciadora entre lo que son concepciones metafísicas y los intentos del autor --desde el lenguaje y sus carencias- por sobreponerse a estas ataduras, antes que el término desconstrucción se inventara.

Hay claramente en España ... una postura ideológica, aun más, esta obra adhiere a una utopía: el advenimiento de un mundo más justo, pero todo esto desde el poema, construido con palabras, materializado en lenguaje.

En nuestra América, el pensamiento de los pueblos precolombinos no estaba constituido a la manera de binomios de opuestos, en el que siempre un término es inferior al otro. En la mayoría de los sistemas de pensamientos no occidentales, los opuestos no son contradictorios, sino complementarios; aun más, la paradoja es la única forma de aceptar algunos fenómenos. Es por eso que la escritura de Vallejo tiene, especialmente en España, la completud de estar inserta en el acontecimiento político, social y cultural, --la guerra civil española, que alteraría la autoconciencia de esta "moderna y civilizada sociedad occidental" evidenciando sus hipocresías y falencias- y a la vez demostrando, desde sus limitaciones y fisuras, el poder del lenguaje. Me parece que en el caso de Vallejo, si podemos hablar de una cultura mestiza, en el aspecto a la vez más material y esencial que este concepto posee: el lenguaje. Mestiza es una forma de llamar a esta mezcla enriquecedora que en lugar de menoscabar amplia las miradas. Personalmente rescato esta acepción usada desde los primeros momentos de nuestra culturización, si así podemos llamar al instante en que el Inca Gracilaso de la Vega acuñó este término "a mucha honra", pasando por Martí, Mistral, Arguedas. Pero también Juan Larrea, español, pudo universalizar, sin nombrar la palabra, el mestizaje de Vallejo: su "espíritu aventurero" estaba abierto para captar la riqueza de otras culturas y otras formas de pensamiento. Finalmente, creo que el trasfondo cristiano -inevitable o casi inevitable, en nuestras culturas latinoamericanas- siempre está presente en algunos momentos de reflexión y aflora, muchas veces en forma inconsciente, como un arquetipo que va mucho más allá y más atrás que la cultura cristiana.

En resumen, no hay contradicción entre el salto intuitivo que Vallejo proporcionó al pensamiento, -desde su poesía, su lenguaje vehemente- y el arraigo de la misma en una tradición "idealista", presente especialmente en España, aparta de mí este cáliz. Utilizo este término extraído desde la historia de la filosofía, es decir, desde el pensamiento occidental, para referirme a un concepto que, en el caso de la obra de Vallejo, escapa a él. Sin embargo, por más consciente que esté de ello, no tengo otra forma de nombrado, pues en parte, y tal como Vallejo, pertenezco a él y a sus redes.

uno

de los Andes a París

Cómo aparece tan intempestivamente César Vallejo en París, es la pregunta obligada de quienes se acercan primero a la obra y luego a los detalles de la vida de este personaje que para muchos, aun hoy, representa el dolor descarnado de una época.

Intentaré un primer --y largo- acercamiento a través de la visión de Juan Larrea, escritor español y amigo cercano de César Vallejo en París. He escogido esta voz porque su vínculo además de intelectual, es profundamente afectivo e intuitivo, tal como pienso que pudo ser el vínculo de Vallejo con la causa de la República.

La pasión involucrada en la escritura de España, aparta de mi este cáliz, es tan intensa como para hacemos sentir su exacerbado dolor por no poder hacer más por esa causa que el autor consideraba no sólo justa, sino que "salvadora", en el contexto universal.

Es muy difícil leer España sin vincular la pasión de Vallejo a la pasión crística, no sólo por la alusión explicita de su título: la agonía de Cristo en el Monte de los Olivos, sino también porque en nuestro imaginario, Cristo es la figura más vívida de un ser -superior- que se sacrifica hasta dar la vida para la superación (en la doctrina cristiana, la divinización, inmortalidad) de otros. Sin embargo la idea de la inmolación o autoinmolación de un dios o de un ser...

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