Ver, conocer, imaginar: la vision de la fuente y las tres doncellas en el 'Liber divinorum operum' de Hildegard de Bingen. - Núm. 39, Junio 2006 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56845763

Ver, conocer, imaginar: la vision de la fuente y las tres doncellas en el 'Liber divinorum operum' de Hildegard de Bingen.

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Este estudio está escrito en el marco del Proyecto Fondecyt No1030732. "Autoría y tradición profética en el Liber divinorum operum de Hildegard de Bingen (1098-1179)"

La obra de la visionaria alemana Hildegard de Bingen (1098-1179), ampliamente

reconocida por sus contemporáneos y por los lectores de los siglos XlII y XIV, así como por algunos humanistas de fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI, perdió "visibilidad' durante varios siglos hasta la aparición de los estudios de autores románticos alemanes como los de Joseph Görres y Wilhelm Grimm en la primera mitad del siglo XlX. Posteriormente ha sido objeto de un creciente interés de la crítica desde la publicación de su obra completa en uno de los volúmenes de la serie Patrologia Latina, publicada en París por J.-P.Migne en 1855; para la crítica más reciente, han sido fundamentales los trabajos publicados a partir de 1930 por Hans Liebeschütz, Marianna Schrader y Adelgundis Führkötter[1].

Hildegard, fundadora del monasterio de Rupertsberg en Bingen, a orillas del Rhin, compuso tres grandes libros visionarios: el Scivias, el Liber Vitae Meritorum y el Liber divinorum operum,[2]. Escribió, además de numerosas obras breves -hagiografías y tratados doctrinales-, una Physica, un ciclo de canciones al que denominó Symphonia armonie celestium revelationum[3], el drama litúrgico Ordo Virtutum[4], y mantuvo además una abundante correspondencia con el emperador Federico Barbarroja y con varios papas, así como con hombres y mujeres del ámbito seglar y monástico cuyos manuscritos han sido conservados[5]. Se le atribuye asimismo Cause et cure[6], un tratado sobre las enfermedades y sus remedios que es un compendio del saber científico y cosmológico que encontramos, en distintas versiones, en el resto de su obra, y más en particular en el Liber divinorum operum.

En este trabajo quiero mostrar algunos de los temas relacionados con la Visión y los sentidos tomando como ejemplo uno de los textos visionarios de la tercera parte del Liber divinorum operum (LDO, III,3). Los "sentidos' se entienden aquí, en primer lugar, como la visión ('exterior' e 'interior'de acuerdo a la tradición agustiniana) y la audición; en segundo lugar, como la búsqueda de un "sentido', como una actividad orientada hacia el conocimiento; así por ejemplo, la actividad hermenéutica implicada en la lectura y en la interpretación de un texto o de una imagen. En este contexto, proponemos en este trabajo que la escritura y la ilustración iconográfica de sus obras fue comprendida por Hildegard y por sus contemporáneos como un proceso de búsqueda de sentido a través de la visión: ver, conocer, (escribir) e imaginar. Este proceso permite el descubrimiento de un 'sentido' del mundo visible y, en último término, puede conducir a la contemplación de las realidades sobrenaturales mediante la ejercitación de los sentidos 'corporales' y "espirituales'. La Imagen visionaria se convertirá así en el punto de encuentro entre dos mundos, el visible y el invisible.

  1. El texto visionario

I Liber divinorum operum (LDO III,3)

  1. Vi también como en el medio de la mencionada zona austral tres imágenes, es decir, dos que estaban de pie en cierta purísima fuente, habiendo sido circundada y adornada en la parte superior por una piedra redonda y ahuecada, como si estuviesen enraizadas en ella misma, al igual que los árboles parecen crecer a veces en el agua; en efecto, una estaba rodeada por un fulgor purpúreo, y la otra por uno blanco, de manera que no podía verlas del todo. Pero la tercera estaba de pie fuera de esta misma fuente sobre su mencionada piedra vestida con una vestidura blanca; y su rostro brillaba con tanta claridad, que la misma claridad reverberaba en mi rostro. Y ante ellas aparecían las órdenes bienaventuradas de los santos como una nube, a los que miraban amorosamente. (Liber divinorum operum, III, 3)

Al enfrentarnos con esta visión tercera de la tercera parte del Liber divinorum operum y la iconografía que la acompaña en el manuscrito de Lucca (s.XIII), me parece necesario señalar que sólo la última frase del texto visionario orienta claramente nuestra lectura al ámbito religioso: "Y ante ellas [las tres doncellas] aparecían las órdenes beatas de santos como una nube, a los que miraban amorosamente". Si leyéramos este párrafo sin tener mayor conocimiento de su contexto, podríamos pensar que la imagen de la fuente, la piedra y las tres figuras que la iconografía nos muestra como tres hermosas doncellas, podría pertenecer a un texto cortesano contemporáneo a la escritura visionaria de Hildegard: a una novela alegorizante como el Roman de la Rose, a uno de los Lais de María de Francia o quizás a una obra más tardía, como la Ciudad de las Damas, de Christine de Pizan. Los elementos característicos de escenas como la que encontramos en este escrito de Hildegard podrían encontrarse fácilmente en textos como los que mencionamos, si bien el "sentido" o interpretación de la fuente, de los colores blanco y púrpura de las vestiduras, de la posición y actitudes de las doncellas y aún de la relativa "invisibilidad' de dos de ellas estará dado aquí por el texto exegético que sigue a la descripción de la escena visionaria, y no por la acción de 'amor y aventura' característica de las narraciones cortesanas.

De hecho, será el texto de la 'audición' el que nos entregará la 'clave' que para Hildegard es el 'sentido' auténtico de su visión: las doncellas son en verdad tres Virtudes, la Caridad, la Humildad y la Paz. La Fuente, por otra parte, es al mismo tiempo espejo, reflejo y agua viva que se identifica con la misma Caridad, Espíritu de Dios. Es necesario recordar que Hildegard puso reiteradamente 'en escena' a las virtudes en muchos de sus textos: en el Scivias, en el Ordo Virtutum, y, con gran desarrollo, en el Liber vite meritorum; en esta visión que comentamos, sin embargo, la jerarquía de las virtudes que aquí se manifiestan, Caritas en primer lugar, y luego Humilitas y Pax como las doncellas que surgen del pozo o están de pie junto a él, es nueva con respecto a las 'escenas' que encontramos en obras anteriores. Debemos asimismo tener presente que otra escena visionaria, muy diferente a la que comentamos, y que se encuentra en la misma tercera parte del Liber divinorum operum, está exclusivamente dedicada a la celebración del poder y la presencia de la Caridad en el mundo y en toda la obra divina. Podemos pues constatar en esta visión del Liber divinorum operum la presencia de una imagen que surge de un largo proceso de escritura sobre las virtudes y, en la 'audición' correspondiente a este texto, es la principal de entre ellas, la Caridad --y no la voz divina, al menos en la primera de las dos partes de la alegoresis-- quien toma la palabra:

2.1. "Yo, la caridad del Dios viviente, soy la claridad y la Sabiduría ha obrado en mi, y la Humildad que echó sus raíces en mi fuente, es mi ayudante y la Paz está unida a ella. Y a través de mi claridad, la claridad que yo soy, la luz viviente de los ángeles benditos refulge; así como el rayo ilumina a través de la luz, así ilumina esta claridad a los ángeles benditos. Ella no podría existir sin iluminar, así como no hay iluminación sin luz. Yo he marcado con un sello al Hombre, el que estaba enraizado en mi como una Sombra, así como podemos percibir la sombra de todas las cosas en el Agua. Y yo misma soy también la Fuente viva, porque todo lo que fue creado existió en mi como Sombra. Según esta Sombra el Hombre fue creado con Agua y con Fuego, así como yo también soy viva, como el Agua y el Fuego. Por esta razón tiene también el Hombre en su Alma el poder [la capacidad] de ordenado todo".

Pero todo animal tiene una Sombra, y lo que vive en él como sombra en él se apresura de aquí para allá, la Sombra los acompaña dondequiera que vayan. (...)"

"Mi Claridad ha también proyectado su sombra sobre los profetas, los que por la santa inspiración predijeron el futuro, como fueron sombra en Dios todas las cosas que quiso hacer antes de que se hiciesen; pero la racionalidad habla con el Sonido y el Sonido es semejante al Pensamiento y la Palabra son como la Obra [verbum quasi opus]. Pero a partir de esta Sombra surgió también la escritura de 'Scivias' a través de la forma de una mujer que era como la sombra de la fortaleza y de la salud, puesto que estas fuerzas no obraban en ella"[7]

La voz de Caritas explica luego que esta Fuente es también el Espíritu de Dios, y que en su agua se refleja la sombra de todos los seres vivientes, y que también el alma humana es como el agua que fluye y hace fluir el hálito de la vida a...

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